En la antigua Babilonia, la corrupción era consideraba como una traición al Estado o a los dioses. De hecho, las primeras civilizaciones de la Mesopotamia, en el 1750 a.C., poseían un sistema legal, conocido como el Código Hammurabi, que estipulaba cuáles eran los castigos para los delitos de robo, engaño y asesinato.
EN BABILONIA
Castigo a la corrupción en la Antigua Mesopotamia: Código Hammurabi y Ley del Talión
Las primeras civilizaciones de la Mesopotamia consideraban a la corrupción como un crimen grave. El Código Hammurabi y las duras penas para el robo y el engaño.
La pena para estos delitos contemplaba la Ley del Talión (ojo por ojo) cuya filosofía central era la j usticia retributiva, es decir, que la sanción para el infractor debía ser equiparable al daño causado.
Por eso, aunque fuera una muerte accidental causada por negligencia, el victimario debía recibir la pena capital, así lo estipulaba el código.
También había penas del Ojo por Ojo por daños fisícos: "Si un hombre deja tuerto a otro hombre, se le dejará tuerto a él también", decía la ley 196 dentro del código babilónico.
La 1ras civilizaciones de la Mesopotamia, precursoras de la ley y el orden: Penaban a la corrupción
Babilonia, una de las primeras civilizaciones situada entre los ríos Tigris y Éufrates, era un centro de intercambio cultural y de comercio, lo que trajo prosperidad, pero también disputas por los recursos y la proliferación de prácticas deshonestas.
Pronto, los comerciantes deshonestos y el fraude amenazaron la integridad de los intercambios. Por ejemplo, muchos empezaron a utilizar básculas o pesas defectuosas para engañar a los compradores, a vender productos diluidos (como vino o aceite) y a inflar artificialmente los precios durante la escasez, lo que obligó al regente, el rey, a redactar un código para combatir la corrupción.
Se trata del Código de Hammurabi, un conjunto de 282 leyes inscritas en una estela de basalto negra, una piedra volcánica dura, por orden del rey de Babilonia, Hammurabi, gobernante en 1754 a. C., quien estableció uno de los primeros códigos legales de la historia de la humanidad.
Dichas leyes fueron escritas en acadio cuneiforme, pero han sido ampliamente traducidas al español. Las citas a continuación son traducciones comunes y pueden variar ligeramente según la fuente, pero mantienen el sentido original que habla de las penas por accidente, por robo y por adulterio.
- "Si un constructor mata al hijo del propietario, se matará al hijo del constructor", especifica el código, haciendo referencia al principio de lex talionis (vida por vida).
- "Si un hombre golpea a una mujer libre y le hace perder el hijo que lleva en su seno, pagará diez siclos de plata por su fruto", estipula la Ley 211. "Si esa mujer muere, se matará a la hija del agresor", agrega.
- En cuanto a las penas por robo, la ley 6 del Código Hammurabi afirma que "si un hombre roba propiedad del templo o del palacio, ese hombre será condenado a muerte, y el que haya recibido los bienes robados también será condenado a muerte".
- "Si un hombre roba ganado o ovejas, o un asno, o un cerdo, o una cabra —ya sea del templo o del Estado—, pagará treinta veces su valor; si pertenece a un particular, devolverá diez veces; si no puede pagar, será condenado a muerte", dice la ley 8.
- Asimismo, con respecto a las penas por corrupción o abuso de autoridad, la ley 5 del código babilónico precisa que "si un juez dicta una sentencia errónea de manera deliberada, será multado con doce veces la cantidad en disputa, será depuesto de su cargo y no volverá a juzgar".
- Con respecto a las penas por adulterio o relaciones prohibidas, la ley 129 fija la muerte para la mujer adúltera y para su amante:
Al respecto, el investigador Paul Kriwaczek comenta que la ley de justicia retributiva conocida como Lex Talionis, definida por el concepto “ojo por ojo y diente por diente”, era necesaria durante el reinado de Hammurabi, quien redactó el código, porque la población era mucho más diversa de lo que lo había sido en el anterior reinado de Lipit-Ishtar.
"Las leyes de Hammurabi reflejan el shock de un entorno social sin precedentes: el mundo babilónico multiétnico y multitribal. En los tiempos anteriores de sumerios y acadios, todas las comunidades se sentían miembros de la misma familia, todos igualmente siervos a los ojos de los dioses. En tales circunstancias, las disputas se resolvían según un sistema de valores aceptado colectivamente, en el que los vínculos familiares estaban por encima de todos los demás, y una compensación justa era preferible a la venganza. Ahora, sin embargo, que los ciudadanos urbanos se codeaban con nómadas, con una forma de vida completamente distinta, en la que gentes que hablaban diversas lenguas amorreas semíticas occidentales, entre otras, se mezclaban con acadios desconcertados, la confrontación podía convertirse en conflicto con demasiada facilidad. Las revanchas y las reyertas familiares podrían haber amenazado con frecuencia a la cohesión del imperio".
Encontradas en un grabado de Basalto, las leyes babilónicas evidencian que la justicia y la rendición de cuentas por los actos de los hombres eran esenciales, dejando un legado de orden y regulación que se extendería mucho más allá de Mesopotamia.
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