El anuncio del Palacio de Hacienda no pasó desapercibido en la City. La Secretaría de Finanzas de Argentina convocará el 10 de diciembre a una licitación para colocar un Bono del Tesoro Nacional en dólares, cupón 6,5%, pagos semestrales y amortización bullet en noviembre de 2029. La operación se realizará íntegramente en moneda dura y bajo ley argentina, un diseño que busca mantener el control normativo sin resignar atractivo para el mercado.
6,5% EN DÓLARES
Argentina vuelve al mercado de capitales
Argentina convocará el 10 de diciembre a una licitación para colocar un Bono del Tesoro Nacional en dólares, cupón 6,5%.
La decisión llega en un contexto donde los bonos hard dollar registran una compresión notable de rendimientos, impulsada por la combinación de resultado electoral y continuidad del programa económico. Ese fenómeno permitió que el soberano se financie en niveles significativamente más bajos que un año atrás y, según fuentes oficiales, ya dentro de umbrales que Finanzas considera sostenibles.
Con la carga de vencimientos en dólares que se aproxima en el arranque de 2026, el Gobierno inicia una etapa de refinanciación activa destinada a evitar el uso de reservas del BCRA. El propio Ministerio anticipó que el resultado de esta licitación se usará para cancelar parcialmente capital de los bonos AL29 y AL30, que concentran un fuerte pago en enero.
El dato duro que marca el calendario
El analista Salvador Vitelli lo sintetizó con precisión al señalar que vencen unos US$1.200 millones entre AL29 y AL30, principalmente por la amortización de este último. Ese dato explica el tiempo político de la jugada y pone en contexto la urgencia por asegurar divisas genuinas que permitan cubrir el frente cambiario sin tensar la hoja de balance del Banco Central.
El Gobierno sostiene que el financiamiento en dólares no comprometerá el proceso de recomposición de reservas iniciado meses atrás.
La señal política financiera también cuenta. Durante una entrevista televisiva, Luis Caputo afirmó que Argentina vuelve al mercado de deuda, subrayando que el Tesoro comienza a recuperar un canal en dólares que estuvo virtualmente clausurado desde la crisis de 2018. Aunque la operación se canaliza bajo legislación local, el mensaje apunta a instalar que la compresión de spreads y la mejora fiscal abren una ventana para reconstruir confianza internacional.
Cómo será la licitación y qué debe mirar el inversor local
La licitación se llevará a cabo mediante indicaciones de precio, sin piso ni techo. Habrá dos tramos, competitivo y no competitivo, replicando el esquema habitual para bonos en dólares.
En el tramo no competitivo, la suscripción máxima será de VNO US$50.000 por inversor, destinado a participantes que no operan habitualmente instrumentos de este tipo. El objetivo es habilitar un cupo minorista sin distorsionar la formación de precios.
El tramo competitivo, en cambio, no tendrá límites y admitirá órdenes desde US$1.000 en adelante. Allí se definirá el precio efectivo de colocación y, por ende, el rendimiento real del bono.
Esta estructura indica que el Tesoro buscará un precio que no rompa la curva actual de bonos hard dollar, hoy con tasas que, según operadores, rondan niveles mínimos de todo el año.
El trasfondo de la vuelta al mercado de capitales
La apuesta del Gobierno ocurre mientras el BCRA mantiene su proceso de fortalecimiento del balance, apoyado en compras netas en el mercado y en una política de tasas que acompaña la desinflación. Con esa hoja de ruta, Economía intenta reposicionar al Tesoro como un tomador de financiamiento en condiciones razonables.
El movimiento se produce además tras un año donde los bonos en dólares locales acumulan rendimientos significativos en términos de precio. La curva soberana ha comprimido spreads que, según bancos internacionales, muestran una prima de riesgo más asociada a la incertidumbre política que a los fundamentos fiscales o externos.
En ese marco, la decisión de licitar un bono bullet a cuatro años y medio permite testear hasta dónde el mercado acompaña la idea de un sendero fiscal estable y un tipo de cambio administrado pero sin atrasos significativos respecto de la inflación.
Qué se juega el Tesoro con este bono
Hay tres capas estratégicas detrás de esta colocación.
- Primera, despejar vencimientos inmediatos en dólares sin tocar reservas, algo clave para evitar tensiones cambiarias estacionales.
- Segunda, reconstruir gradualmente la curva en moneda dura bajo ley local, que hoy carece de un instrumento de referencia suficiente para anclar expectativas.
- Tercera, fortalecer la narrativa de retorno al financiamiento en dólares, algo que Caputo viene intentando instalar para consolidar la confianza del mercado.
Cada una de estas dimensiones es relevante por sí misma, pero juntas plantean un viraje relevante en la estrategia macro. El Tesoro deja de depender exclusivamente de financiamiento en pesos y reabre un canal que estuvo bloqueado por la historia reciente.
Qué puede pasar en la licitación
La demanda será observada con lupa. Un resultado holgado fortalecería la tesis del Gobierno de que Argentina puede volver al financiamiento voluntario en moneda dura. Una adhesión más moderada, en cambio, obligaría a recalibrar expectativas y reconocer que la compresión de rendimientos todavía convive con dudas estructurales.
La tasa de referencia, 6,5%, se ubica por debajo de lo que el país convalidaba hace dos años para títulos comparables. Si el mercado valida un rendimiento efectivo cercano a ese nivel, la señal será potente. Si exige castigo, volverán las preguntas sobre la profundidad real del apetito por riesgo argentino.
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