La próxima edición de Gran Hermano mueve fichas fuertes y Santiago del Moro salió a marcar límites que ya dispararon todo tipo de comentarios en redes, justo cuando se acerca la última instancia de casting. Pero detrás del anuncio que hizo el conductor, Telefe prepara una temporada que quiere romper con lo habitual y que todavía esconde decisiones clave.
FUERTE CONSTERNACIÓN
Telefe en tensión por una decisión de Santiago del Moro: "Eso acá no va a pasar"
Telefe queda en vilo tras un movimiento inesperado de Santiago del Moro que reacomoda los planes del canal y despierta dudas sobre lo que se viene.
El casting que Telefe busca barajar y dar de nuevo en Gran Hermano
Santiago Del Moro publicó en Instagram la frase que terminó de ordenar el mapa: "Martes 16 de diciembre, desde las 10 de la mañana en La Paz 950 (Martínez), última oportunidad. Casting abierto: presentación + por qué GH los tiene que elegir". Mensaje que funciona como un síntoma de época, porque tras la convocatoria hay una intención muy clara: ponerle un freno a las versiones, los nombres que aparecen "filtrados" como confirmados y esa sensación de que todo está armado antes de tiempo.
El conductor ya había aclarado en sus historias, y después lo repitió en LAM (América TV), que "¡No es una edición de ‘famosos’ ni VIP! Es ‘Generación Dorada’", marcando la línea conceptual de esta temporada: influencers, deportistas, ex GH, artistas o completamente desconocidos pueden participar, pero sin coronita y bajo el mismo nivel de exposición. Y ahí entra lo que él mismo definió como una diferencia clave: es una edición donde entran todos los que quieran jugar de verdad.
La inscripción online está disponible desde junio en granhermano.mitelefe.com, con un formulario y un video de dos minutos. Pero este casting presencial del 16 tiene otro peso, justamente porque exige sostener la mirada, mostrar energía en vivo y defender por qué deberían estar ahí.
Y es que Telefe quiere un casting más crudo, más honesto, sin negociaciones raras ni contratos temporales, un espíritu que Del Moro reforzó cuando dijo en LAM: "No es que vas a bailar o a cocinar y te volvés a tu casa. Ahí tenés que ir a convivir, a bancártela con gente que no conocés". En otras palabras, el reality necesita gente que se banque el ritmo del juego y no figuras que entren sólo para sumar minutos en pantalla.
Santiago Del Moro rompe el molde: compromiso total o afuera
La parte más picante apareció cuando Del Moro comparó, sin nombrarlo pero siendo muy evidente, lo que pasó en MasterChef Celebrity, donde varias figuras tuvieron contratos acotados, como Valentina Cervantes o Maxi López, que entraban y salían según sus compromisos. Ahí, tiró su frase más resonante: "Lo que no me banco es la gente que va y dice: ‘Yo quiero estar tanto tiempo’ o ‘Arreglo por tantas semanas’. Eso acá no va a pasar".
GH no va a repetir un formato donde el protagonista elige cuándo juega y cuándo no, porque eso le quita la posibilidad a miles que sí quieren vivir la experiencia completa, según Del Moro. Y lo dijo sin filtro, como acostumbra hacerlo cuando se cansa de los rumores: "Toda la gente que vaya, sea famosa o no, tiene que ir con ganas de jugar y quedarse hasta el último día. Porque si no, le sacaría la posibilidad a una persona que tenga ganas de entrar. Hay miles de anotados y no sería justo".
En su mensaje también mete una crítica más grande, casi estructural, cuando agrega: "Digo esto porque hay muchos fantasmas detrás de los realities, que van y arreglan por una, dos, tres semanas. No es lo que buscamos, no es lo que soñamos". Y ahí queda claro que la prioridad es recuperar cierta esencia del formato que se perdió en los últimos años, cuando los realities empezaron a llenarse de "participaciones especiales" que nunca terminaban de encajar.
Mientras tanto, los nombres que circulan siguen sumando expectativa. En Intrusos (América TV), Marcela Tauro reconoció que evalúa entrar, aunque le preocupa el único inodoro, y Del Moro la apuró: "Está a punto de entrar". Si eso se confirma, la edición se vuelve todavía más impredecible.
Lo cierto es que Gran Hermano: Generación Dorada se prepara para ser una temporada con mucha calle, estrategia y convivencia real, sin acuerdos por detrás y con un casting que apunta a dejar afuera a los que no estén dispuestos a jugar en serio. Si el plan sale como Del Moro quiere, esta edición puede ser un quiebre; si no, puede volverse la edición más caótica de todas. Y esa incertidumbre, que se arma en la cabeza de quienes entran, es exactamente lo que mantiene viva la expectativa.
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