Paso en falso para el Partido Popular y para Isabel Díaz Ayuso. Estalló un escándalo en el sistema de salud madrileño tras la publicación de El País, que reveló las conversaciones del CEO de Ribera Salud, Pablo Gallart Gaspar. En los audios, el ejecutivo planteaba rechazar pacientes y reducir intervenciones con el objetivo de mejorar los resultados económicos del Hospital Universitario de Torrejón.
PP EN JAQUE
El País filtró audios del Hospital de Torrejón: Su CEO buscaba retrasar turnos para ganar millones
Las grabaciones difundidas por El País sitúan al CEO Pablo Gallart en el centro del debate sobre el modelo sanitario del Partido Popular en Madrid.
El modelo de gestión externalizada de hospitales, implementado en comunidades gobernadas por el partido conservador, quedó en entredicho este miércoles 3 de diciembre, luego de que el periodista Pablo Linde difundiera los detalles de la reunión interna celebrada el 25 de septiembre. “Hacemos actividad que nos perjudica”, afirmó el directivo durante el encuentro, según las grabaciones.
El hospital de Torrejón de Ardoz es un centro público con administración privada. Pertenece al Sistema Nacional de Salud y la atención es gratuita, pero el Gobierno de la Comunidad de Madrid paga un canon fijo a la empresa responsable independientemente del número de pacientes atendidos. Allí es donde el directivo vio margen para mejorar beneficios: cada intervención que no se realiza, cada gasto que se retrasa, representa ahorro directo para la compañía. En los audios, Gallart incluso insta a su equipo a “alcanzar un EBITDA de cuatro o cinco millones”, una métrica que mide la rentabilidad antes de impuestos, intereses, depreciaciones y amortizaciones. Según su planteo, ajustando la actividad del hospital y limitando procedimientos menos rentables, podrían acercarse a esa cifra.
Ribera Salud pidió evitar intervenciones que no resultaran rentables para un hospital que cubre a más de 150.000 habitantes. Incluso llegó a plantear priorizar la atención únicamente a los vecinos de Torrejón, pese a que desde 2009 rige en Madrid el mecanismo de libre elección sanitaria, que permite a cualquier ciudadano acudir al centro que prefiera.
Tras la reunión, las cifras empezaron a mostrar un comportamiento llamativo. En agosto, el hospital registró 3.599 pacientes en lista de espera quirúrgica; en septiembre, tras el encuentro revelado, la cifra ascendió a 3.622. Y para la semana del 14 de noviembre se contabilizaron 3.911 pacientes en cola. Las demoras descendieron levemente, pero el número total de personas esperando aumentó de manera sostenida.
El esquema es simple: al frenar intervenciones o espaciar turnos, el hospital atiende a menos gente en el mismo período, pero sigue cobrando el canon anual completo. Esa lógica de prolongar las esperas para reducir actividad, generó indignación en redes sociales y reacciones inmediatas desde sectores afines al Gobierno de Pedro Sánchez, llevando el tema al tope de las tendencias en X durante la mañana del miércoles.
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