La marca tantas veces vestida por Ricardo Fort, que la compraba en sus viajes a Miami y la convirtió en parte de su imagen pública; celebrada también por Timothée Chalamet, quien la llevó en primera fila en el Madison Square Garden con outfits customizados; y usada por Kim Kardashian en la Met Gala 2025 con un recordado vestido de cocodrilo negro, ahora apuesta por expandir su propio linaje y prepara un lujoso hotel. Chrome Hearts acaba de adquirir el Surfrider Hotel de Malibú por USD 37,5 millones, una de las operaciones más caras de la Costa Oeste en los últimos años.
LUJO
Chrome Hearts apuesta al negocio hotelero y compra el Surfrider, una de las operaciones más caras de Malibú
La marca hollywoodense compró el hotel por USD 37,5 millones. Para la familia Stark, la hospitalidad se convierte en el próximo capítulo de su expansión.
La compra confirma el giro estratégico de la familia Stark hacia el negocio de la hospitalidad y consolida la transición de la marca, nacida como taller de joyería y cuero en Los Ángeles, hacia un universo completo de lifestyle donde moda, gastronomía y experiencia se integran bajo una misma estética.
De los talleres a las pasarelas
Chrome Hearts nació en 1988 de la mano de Richard Stark, quien comenzó diseñando chaquetas de cuero personalizadas para motociclistas y terminó convirtiendo esa estética rockera, gótica y cargada de cruces y simbolismos metálicos en un universo reconocible. Un ADN visual que fue rápidamente adoptado por figuras como Cher, Billy Idol, Slash, Karl Lagerfeld, Lenny Kravitz, Madonna y muchos otros entre finales de los noventa y comienzos de los 2000. Ese lenguaje visual revivió con fuerza en la moda actual gracias al retorno del archivo, el auge de lo retro y la relectura contemporánea del estilo rockero.
Hoy, famosos como Drake, Bella Hadid, A$AP Rocky, Rihanna, Jacob Elordi e incluso Paco Amoroso la llevan públicamente. Su exclusividad, un principio originario de la marca, parece quedar atrás frente al consumo masivo de sus joyas, camisetas, gorras, jeans, mobiliario, accesorios y piezas revendidas en boutiques de moda de todo el mundo, una masividad que no parece preocuparle a la familia Stark, que mantiene sus tiendas con acceso controlado (solo con cita previa) y opera de manera casi artesanal en su expansión.
Un nuevo rumbo
El movimiento más reciente lo reveló Highsnobiety: Chrome Hearts pagó más de USD 1,8 millones por habitación para hacerse con el Surfrider, un hotel boutique de apenas veinte cuartos ubicado sobre la Pacific Coast Highway y conocido por su identidad relajada, casi de casa de playa, con una clientela que incluyó a figuras como David Beckham y Margot Robbie. De allí surge la pregunta que recorre el sector: ¿la familia Stark mantendrá ese espíritu surfer o buscará introducir la impronta rockera que la distingue?
Laurie Lynn Stark adelantó que la intención es 'sumar personalidad sin borrar las raíces', una frase que sintetiza la tensión entre la herencia costera del hotel y la identidad visual de Chrome Hearts. En paralelo, la familia está en conversaciones con el chef Jean-Georges Vongerichten, figura clave del circuito Michelin, para dirigir el restaurante del Surfrider, lo que marcaría la primera alianza gastronómica fuerte de la marca.
La apuesta por la hospitalidad no termina en Malibú. La familia Stark también adquirió de manera discreta un hogar en West Village, Nueva York, por USD 14,5 millones. La propiedad, con cinco dormitorios, un jardín en planta baja y una terraza con wet bar, podría funcionar como residencia, base operativa o incluso como extensión del universo Chrome Hearts en la costa Este. Por ahora, no hay confirmación sobre su destino final.
Así, la operación en Malibú marca un punto de inflexión para Chrome Hearts. La firma deja de ser únicamente un símbolo del lujo alternativo y pasa a disputar un lugar en la arquitectura del lifestyle global, donde su experiencia en diseño (desde mobiliario y objetos para el hogar hasta piezas de interiorismo) podría convertirse en un nuevo estándar estético. Si la incursión funciona, analistas del sector ya anticipan nuevas aperturas en destinos donde la marca pueda desplegar su universo sin restricciones.
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