El proyecto aprobado en Uruguay propone que personas con enfermedades terminales, incurables e irreversibles puedan optar por una muerte asistida, o "muerte digna" como la llaman, siempre que medie su consentimiento expreso y reiterado. La iniciativa volvió a la carga a comienzos de este año tras el impulso del Frente Amplio (FA) y el Partido Colorado (PC).
TRAS 8 AÑOS DE DEBATE
Eutanasia: Uruguay es el primer país de la región en aprobar la ley de "muerte digna"
Con 20 votos a favor, de un total de 31, y con apoyo del oficialismo, Uruguay se convirtió en el primer país de la región en aprobar la ley de eutanasia.
Así, el Senado logró su aprobación con 20 votos en total con el apoyo del oficialismo y el de la senadora nacionalista, Graciela Bianchi, y los colorados Ope Pasquet —quien ocupó la banca de Robert Silva y logró votar el proyecto que él mismo impulsó— y Heber Duque, suplente de Andrés Ojeda.
El debate a favor de la eutanasia en el Parlamento
Desde el FA, el senador Daniel Borbonet pidió a sus pares "que confíen en quienes vivimos esa experiencia" y sostuvo que el proyecto " no obliga a nadie" a la eutanasia, sino que "ofrece una alternativa que hoy no hay".
"Con la ley no aumentarán los deseos de la muerte. Con la ley, aliviarán la angustia de todos quienes viven experiencias similares y volverá más digna esa parte de su vida, más libre al ser humano y más democrático al Estado uruguayo", expresó Borbonet.
Por su parte, el exdiputado colorado, Ope Pasquet, a quien Robert Silva le cedió su lugar para que exponga su defensa del proyecto, calificó la ley de "bienhechora, liberal y humanista", y cuestionó:
"El que crea en la legitimidad moral de la eutanasia y se encuentra en la triste situación de necesitarla, podrá pedirla. Quien la considere incompatible con sus creencias y convicciones, no la pedirá y nadie se la aplicará contra su voluntad. ¡Es libertad para elegir: eso es lo que reclamamos! ¡Que cada cual siga los dictados de su conciencia! El que quiere eutanasia, que la pida, y el que no la quiere, que la rechace", insistió.
Uruguay, el primero de la región y unos de los pocos en el mundo
A partir de ahora, Uruguay se unirá a un reducido grupo de países que permiten este procedimiento en el que figuran Canadá, Países Bajos y España.
Uruguay se convirtió así en el primero de América Latina en contar con la muerte asistida no solo legalizada, sino regularizada a través de un proyecto de ley aprobado en el Parlamento. En efecto, en los casos de la región, el derecho y su práctica están regulados, pero a través de sentencias judiciales.
De esta manera, y si bien Colombia es el primero en legalizar la muerte asistida en Latinoamérica a través de la decisión de la Corte Constitucional en 1997 y su posterior incorporación a la normativa general a través de resoluciones del Ministerio de Salud, el Parlamento uruguayo sería el primero en votar una ley al respecto tras años desde el primer impulso en el recinto y el intento fallido de 2022.
Los que estuvieron en contra
En contra de su aprobación, estuvo el legislador del PC, Pedro Bordaberry, quien consideró que la iniciativa se va a aprobar "hoy de apuro" y cuestionó que es "una ley sin cambios, cuando todos sabemos que tiene problemas muy grandes de redacción".
Para Bordaberry, la norma está escrita "desde el punto de vista exclusivamente de los médicos", considerando que resta consultar a abogados para evitar "errores jurídicos" y lamentó que la intención de "arreglar en la reglamentación" estas cuestiones, suponen que "hay un sistema bicameral por el que se pasa por encima".
También el senador del Partido Nacional (PN), Martín Lema, destacó "la calma" de los dirigentes más allá del debate de posturas y consideró que la votación de este miércoles ocurre en un momento "inoportuno"; al señalar que días atrás se reglamentó la ley de cuidados paliativos. "No es casualidad, si se hizo es porque tiene todo que ver con esta iniciativa", acusó y consideró que "lo natural sería esperar el despliegue" de esa norma.
"Si queremos agotar todas las instancias en los cuidados o si el eje lo ponemos en el atajo. A mí juicio, ese cambio en las prioridades, no es la política pública que yo comparto. Los más pobres y los más vulnerables hoy no se ven alcanzados por los cuidados paliativos", cuestionó.
"Mi posición es enfáticamente en contra. Y no es por cuestiones partidarias ni religiosas, tampoco por dudar de las buenas iniciativas de quienes promueven. Mi posición filosófica es porque cuando se habla tanto de libertad y de derechos tienen que estar asociados a la vida", sentenció.
La iglesia Católica también mostró "tristeza" ante la votación afirmativa en Diputados y la resistencia al proyecto traspasó los ámbitos religiosos. Más de una decena de organizaciones rechazaron la redacción del proyecto por "deficiente y peligrosa".
Sin embargo, los defensores del proyecto respondieron que su redacción brinda garantías y representa la historia de un país acostumbrado a aprobar leyes progresistas como la regulación del mercado de cannabis, el matrimonio igualitario y el aborto.
Más de un 60% de los uruguayos está a favor de legalizar la eutanasia y apenas un 24% la rechaza, según una encuesta presentada en mayo por la Consultora Cifra.
Qué dice la ley uruguaya
Por un lado, hay requisitos como ser mayor de edad, ciudadano o residente y estar psíquicamente apto en etapa terminal de una patología incurable o que provoque sufrimientos insoportables, con grave deterioro de la calidad de vida. El paciente también deberá pasar por instancias previas antes de dejar su voluntad por escrito.
El texto, en su primer artículo, establece como objetivo "regular y garantizar el derecho de las personas a transcurrir dignamente el proceso de morir". Según el segundo, éste podrá ser solicitado por "toda persona mayor de edad, psíquicamente apta, que curse la etapa terminal de una patología incurable e irreversible, o que como consecuencia de patologías o condiciones de salud incurables e irreversibles padezca sufrimientos que le resulten insoportables, en todos los casos con grave y progresivo deterioro de su calidad de vida".
Dicha solicitud deberá ser presentada por escrito a un médico, que, en un plazo de tres días, tendrá que verificar que se dan las condiciones requeridas, razonará su posición e informará al paciente de los tratamientos disponibles, también los paliativos, a fin de "verificar que la voluntad que él expresa sea libre, seria y firme".
Tras ello, un segundo médico estudiaría el caso y entrevistaría al paciente en un período máximo de cinco días. A su fin y de confirmar la opinión del primero, "el procedimiento seguirá su curso", que sería completado por la comunicación del paciente ante dos testigos de su deseo de continuar en un acto en el que se concertaría la fecha de la eutanasia.
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