La guerra moderna atraviesa un cambio. El Láser de Alta Energía (DEW), antes solo una fantasía de ciencia ficción, es hoy la obsesión del Pentágono y la pesadilla de los arsenales. El auge global de los drones baratos obligó a las grandes potencias a buscar una solución que sea, sobre todo, económica. ¿Chau, misiles?
PARECE DE PELÍCULA
El fin de los misiles: El mundo se encamina a las armas láser de alta energía
El sistema IIK montado en el vehículo ALKA-KAPLAN marca un antes y después en la defensa contra drones. La tecnología láser le dirá adiós a los misiles.
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El escándalo del precio y el adiós a los misiles
El factor más impactante es el costo. Los misiles anti-aéreos cuestan millones; los drones a derribar, unos pocos miles. La cuenta no cierra. Por eso, sistemas como el "Apollo" (ya adoptado por la OTAN) causan un furor total: prometen derribar múltiples objetivos con un coste por disparo de menos de diez céntimos de dólar. ¡Una locura!
Este abismo económico obliga a todos a reaccionar. Estados Unidos acelera la instalación de Láseres de alta potencia en sus flotas navales y vehículos terrestres. En Europa, el Reino Unido planea el despliegue de su DragonFire para 2027. La urgencia es tal que los sistemas ya probados se convierten en primicia: Israel está poniendo en servicio su sistema terrestre Iron Beam, un escudo de Láser que protege contra cohetes y morteros, complementando la defensa tradicional.
La rivalidad global: Del Pacífico a Eurasia
En Asia, China exhibió el Ly1, un sistema que se promociona como el Láser antiaéreo más potente del mundo, enfocado en blindar el espacio aéreo contra misiles y drones. Rusia no se queda atrás: su sistema Peresvet estaría ya operativo, con capacidad reportada para cegar sensores y posiblemente satélites enemigos, un movimiento que escandaliza a la comunidad de inteligencia.
Por otro lado, Turquía se posiciona como líder en sistemas móviles. Su vehículo ALKA-KAPLAN es el ejemplo perfecto de cómo se integra el Láser con otras tecnologías como la Interferencia Electromagnética y la Inteligencia Artificial (IA).
La IA es el cerebro que permite a estos sistemas rastrear blancos a la velocidad de la luz y gestionar la energía con precisión milimétrica. La guerra ya se libra con pulsos de luz.
La muerte del error y la velocidad de la luz
Como ya se ha mencionado, el Láser está por cambiar todo el tablero táctico, y no solo por su precio. Un misil es lento, un proyectil guiado que tiene una trayectoria y una demora. Un misil impacta; el Láser, en cambio, quema.
Un disparo Láser viaja a la velocidad de la luz, es decir, ¡es instantáneo! No hay tiempo de reacción para la amenaza. El Láser no impacta con fuerza explosiva, sino que concentra una energía demoledora en un punto minúsculo del objetivo, derritiendo o desintegrando sensores, electrónica y estructuras. Esto significa que los vehículos y aeronaves deben diseñarse desde cero para resistir el calor.
El futuro de la defensa ya no se mide en blindaje, sino en la capacidad de generar y resistir la energía. Se termina el margen de error, y eso, para la guerra, es delirante.
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