El Banco Central (BCRA) volvió a endurecer el cepo cambiario. A través de las Comunicaciones A 8361 y A 8360, la autoridad monetaria impuso restricciones más duras tanto para los clientes que buscan acceder al dólar oficial como para los bancos que manejan bonos en moneda extranjera.
Las resoluciones refuerzan el control sobre los flujos de dólares y apuntan a limitar maniobras con títulos financieros que permiten eludir restricciones previas.
El acceso al dólar oficial
La Comunicación A 8361 obliga a que cada persona que quiera comprar dólares en el mercado oficial firme una declaración jurada comprometiéndose a no comprar bonos con liquidación en moneda extranjera por 90 días antes y 90 días después del acceso al MULC.
Se trata de un ajuste directo al cepo financiero. El BCRA cierra una de las pocas brechas que quedaban para combinar dólar oficial con operaciones tipo MEP o contado con liquidación.
Las excepciones son mínimas y responden exclusivamente a intereses del Tesoro:
- Las compras en suscripciones primarias de deuda en dólares quedan liberadas si se mantienen al menos 15 días hábiles.
- También se permite la reinversión de capital o intereses de bonos nacionales o del propio BCRA dentro de los 15 días hábiles posteriores al cobro.
Fuera de estos casos, el mercado queda completamente bloqueado. El endurecimiento es evidente y llega en un momento donde la presión por estabilizar las brechas cambiarias crece semana a semana.
Los bancos también quedan atrapados
La Comunicación A 8360 avanza sobre otro frente sensible: la Posición Global Neta de Moneda Extranjera (PGNME). Allí se computan todos los activos, pasivos y operaciones vinculadas al dólar dentro del sistema financiero. Modificar esta norma es, en los hechos, ponerle un corsé al manejo del riesgo cambiario de bancos y entidades financieras.
El cambio obliga a las entidades a ajustar sus posiciones con mucha más frecuencia, limita maniobras de cobertura de largo plazo y aumenta la exposición regulatoria del sistema.
Es, de nuevo, un cepo más firme sobre cómo se administra el balance en dólares.
Obligación de “congelar” bonos del Tesoro durante 3 meses
Otro punto clave, cuando un banco compra títulos del Tesoro en moneda extranjera por suscripción primaria desde el 10 de diciembre de 2025, no podrá venderlos en el mercado secundario sin afectar su PGNME hasta que transcurran 90 días corridos desde la compra.
Este tipo de restricción tensiona la gestión de portafolios bancarios, reduce la capacidad de rotación de activos y empuja a las entidades a soportar mayor riesgo de precio y de tipo de cambio.
El objetivo no es difícil de leer: evitar que los bancos usen la deuda en dólares como instrumento de liquidez o especulación, y al mismo tiempo garantizar que el Tesoro encuentre compradores estables que no revendan de inmediato.
Una radiografía del nuevo cepo
Las dos comunicaciones se complementan y refuerzan mutuamente. El resultado es una estructura más cerrada, con menos resquicios y claras señales de mayor intervención sobre el mercado de cambios y sobre la operatoria en moneda dura.
Los puntos que definen este nuevo escenario son:
- La compra de dólar oficial queda atada a un aislamiento forzoso del mercado financiero en dólares por seis meses.
- Los bancos pierden flexibilidad para administrar su riesgo cambiario y deben cumplir plazos más rígidos.
- La deuda del Tesoro en dólares queda semi inmovilizada en manos de los bancos por 90 días.
- Las exclusiones del cálculo de la PGNME se mantienen estrictas, dejando afuera instrumentos como letras internas intransferibles, títulos duales y ciertos activos ajustables por tipo de cambio.
Todo esto figura detallado en el texto y la tabla normativa del Anexo del documento oficial.
Un mercado cada vez más intervenido
La foto final es la de un mercado financiero más blindado, más vigilado y con maniobra reducida. El BCRA apuesta a reforzar el cerrojo cambiario mientras sostiene el financiamiento del Tesoro y busca contener la volatilidad que se traslada a dólares financieros como el MEP y el contado con liquidación.
Estas medidas, aunque técnicas, tienen un impacto directo en la vida económica diaria:
- Menos opciones para dolarizarse de manera legal.
- Más restricciones para operar libremente con bonos en dólares.
- Bancos con menor autonomía para gestionar sus balances.
- Un sistema financiero más condicionado por la regulación que por las señales del mercado.
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