La economía informal no se resuelve aumentando la presión tributaria ni sustituyéndola sino reduciéndola. La elevada presión tributaria provoca evasión. La economía argentina precisa consolidar la baja del gasto aplicando una reforma tributaria: esto es parte de las reformas estructurales pendientes. Inevitable recordarlo ante la propuesta de Emmanuel Álvarez Agis, siempre respadado por Axel Kicillof, que retomó una propuesta de Lucas Llach, ex funcionario de Mauricio Macri.
FRUSTRACIÓN DEL CONTRIBUYENTE
Álvarez Agis, Lucas Llach y la falsa solución al reemplazo (¡Vamos las criptos!)
Lucas Llach en 2021 y Emmanuel Álvarez Agis en 2025 proponen el impuesto al efectivo. Las criptomonedas es la salida ante el abuso del Fisco.
El impuesto al dinero en efectivo es una propuesta de Lucas Llach en 2021, retomada por Álvarez Agis en 2025. En ambos casos la idea ha recibido una cantidad formidable de rechazos. Imposible que prospere en el Legislativo.
El argumento de Álvarez Agis es que hay que eliminar el Impuesto a los Débitos Bancarios o Impuesto al Cheque, que era una emergencia de 2001 que ha quedado en forma (injusta) permanente. Él propone el reemplazo por un impuesto al efectivo que, según él, obligaría a formalizar las operaciones comerciales hoy 'en negro'.
Es cierto que el Impuesto al Cheque debe ser eliminado cuanto antes pero también la presión tributaria debe bajar. O sea que el debate no puede pasar por sustituirlo sino empujar a Javier Milei a la decisión política de cumplir sus promesas tributarias.
La bancarización resulta una perversión en tanto y en cuanto obliga a afrontar elevados costos impuestos por el sistema bancario y por el Estado. No puede culparse al tenedor de dinero en efectivo por intentar eludir, en defensa propia, el abuso del Estado y de los costos del sistema bancario.
Las criptomonedas resultan la respuesta apropiada, entonces, si el Fisco no quiere retirar su abuso sobre el contribuyente.
Álvarez Agis podría haber sorprendido con alguna forma de aliviar al contribuyente fiscalizado. Él dice que gravando el efectivo lo socorre pero es imposible que el contribuyente regular se siente representado por lo de Álvarez Agis que demuestra una decisión por no aliviar la presión tributaria.
Él perdió una gran oportunidad y sentó un antecedente incómodo porque tendrá que seguir explicándolo cada vez que aparezca en público. Y le permitió un innecesario desgaste a manos de Javier Milei.
Apuntes para una Reforma Tributaria
Ya que estamos con el tema, un recorte interesante de IDESA:
"(…) Un problema más grave es la mala calidad de los impuestos. El sistema tributario contempla tributos muy rudimentarios con impactos muy negativos sobre la competitividad. El ejemplo más sintomático es la superposición de los impuestos a las ventas, donde al IVA nacional se superponen Ingresos Brutos y las tasas municipales que operan como un impuesto a los ingresos brutos a escala local. El otro grave problema es la muy baja calidad de la gestión pública que genera una enorme brecha entre los esfuerzos que hacen los contribuyentes pagando impuestos y los servicios que reciben del Estado.
Uno de los factores que explican la baja calidad de la gestión pública es la falta de correspondencia fiscal entre niveles de gobierno. En este sentido, según datos del Ministerio de Economía para el 2024 se observa que:
- La Nación recauda el 83% de la presión tributaria total, mientras que las provincias recaudan el 17% restante.
- La Nación ejecuta el 52% del gasto público.
- Las provincias ejecutan el 48% restante del gasto público.
Estos datos muestran que hay una muy baja correspondencia fiscal. Las provincias ejecutan prácticamente la mitad del gasto público total, pero solo recaudan un sexto de la presión tributaria. La diferencia la financian con la coparticipación y las transferencias discrecionales de la Nación. Esto genera una estructura de incentivos que no estimula la buena gestión pública. Al contrario, las provincias son inducidas a gastar de más y mal, mendigar transferencias discrecionales nacionales y eludir responsabilidades argumentando que la culpa por los malos resultados es de la Nación.
Dado estos antecedentes, la reforma fiscal debería estar orientada a que los buenos impuestos absorban los malos impuestos e incorporar una mayor correspondencia fiscal. Un eslabón clave en materia tributaria es que el IVA absorba Ingresos Brutos y las tasas a las ventas municipales. Una mayor recaudación con el “Super-IVA” permitirá compensar las pérdidas de recaudación que genere la eliminación de Ingresos Brutos y tasa municipales.
Si el 100% del “Súper IVA” se asigna a las provincias y el impuesto a las ganancias a la Nación se podría eliminar la coparticipación. Esto llevaría a una plena correspondencia fiscal, es decir, quien gasta recauda. Para las provincias del norte hay que prever un fondo de nivelación que garantice los ingresos que hoy tienen con la coparticipación. (…)".
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