La promesa de ganar dinero desde casa con apenas unos clics resulta irresistible para muchos, pero detrás de esa aparente simplicidad se oculta una estafa que ya dejó miles de víctimas en España y amenaza con expandirse hacia territorio argentino. Los ciberdelincuentes han perfeccionado sus métodos, convirtiendo nuestra actividad diaria en redes sociales en la puerta de entrada hacia nuestros ahorros.
Siendo completamente honestos, ¿Quién no ha fantaseado alguna vez con cobrar por cada "me gusta" que otorga durante sus horas de ocio? Este sueño universal se transformó en el anzuelo perfecto para una modalidad delictiva que explota nuestros deseos más básicos de obtener ingresos fáciles.
Para poner en contexto, los ciberdelincuentes inician contacto a través de plataformas de uso cotidiano como WhatsApp o Telegram, presentándose como representantes de empresas reconocidas mundialmente. Su primera jugada consiste en ofrecer remuneraciones modestas, por ejecutar acciones que cualquier usuario realiza naturalmente: interactuar con contenido, otorgar "likes" o seguir perfiles específicos.
Pero lo verdaderamente criminal emerge durante la segunda fase, cuando una vez conquistada la confianza invitan a sus víctimas hacia grupos "premium" donde las tareas aparentemente inocentes mutan hacia actividades más complejas: realizar compras ficticias, gestionar devoluciones inexistentes o participar en supuestas inversiones empresariales.
Víctimas alertan sobre estafa
El desenlace resulta predecible: cuando el monto acumulado alcanza cifras significativas, los supuestos reclutadores se desvanecen completamente, llevándose consigo todos los fondos depositados. Las víctimas quedan no solamente sin el dinero prometido, sino también habiendo perdido sus propios ahorros invertidos en el esquema fraudulento.
El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) recientemente documentó un caso emblemático que ilustra perfectamente esta metodología. Un usuario había sido contactado por un presunto reclutador de YouTube, quien lo incorporó posteriormente a un grupo de Telegram donde le ofrecieron pagos sustanciosos a cambio de realizar una "inversión" inicial. Aunque la primera transacción resultó positiva, los términos cambiaron y le pidieron contribuciones mucho más altas.
Afortunadamente, esta víctima desarrolló sospechas oportunas y consultó con INCIBE antes de sufrir pérdidas devastadoras. Las autoridades proporcionaron un protocolo específico de actuación que incluye reportar inmediatamente los contactos fraudulentos en las plataformas correspondientes, notificar al banco sobre las transacciones sospechosas, recolectar meticulosamente toda la evidencia posible, radicar una denuncia formal ante la Policía o Guardia Civil y, cuando corresponda, asistir a la Agencia Española de Protección de Datos para requerir la supresión de datos personales en riesgo.
Este fenómeno delictivo representa una evolución preocupante de las estafas digitales tradicionales, aprovechando nuestra familiaridad con las redes sociales para generar una falsa sensación de legitimidad. Los criminales comprendieron que la monetización de actividades cotidianas online resulta conceptualmente atractiva para amplios sectores de la población, especialmente durante períodos de incertidumbre económica.
------------------------------
Más contenido en Urgente24
Adrián Suar provocó y Luis Ventura aprovechó el golpe: "Cuándo traían la cuenta, él no..."
Tiene 6 capítulos y es la miniserie que todos quieren maratonear
El regreso de Marcelo Tinelli que nadie pidió: Qué canal asumirá el riesgo
Paraguay y Mercado Pago: El cambio que beneficia a los compradores