A pocos kilómetros de Barcelona y a las puertas de la Costa Brava, Girona se convirtió en un destino inesperado para los fans de Game of Thrones. Su casco medieval intacto, elegido como escenario de la serie, hoy atrae a viajeros que buscan historia, ficción y una ciudad caminable, lejos de las multitudes.
UNA CIUDAD DE SERIE
Salida de Game of Thrones: Girona, la ciudad medieval opacada por Barcelona
Escaleras medievales, murallas y una catedral que fue escenario de Game of Thrones. Girona mezcla historia y ficción en una escapada ideal cerca de Barcelona.
Girona no necesita presentación grandilocuente. Basta con cruzar uno de sus puentes sobre el río Onyar y adentrarse en el Barri Vell para entender por qué esta ciudad medieval, durante años opacada por la cercanía de Barcelona, se convirtió en un imán para viajeros que buscan algo más que los circuitos habituales. Aquí, el ritmo es otro: se camina, se observa y se deja que la piedra cuente su propia historia.
Esa atmósfera intacta fue la que llevó a productores de Game of Thrones a elegir Girona como uno de los escenarios más reconocibles de la serie. Escaleras, murallas y plazas reales se transformaron en ficción sin perder autenticidad, integrándose de forma natural a una ciudad que ya parecía detenida en el tiempo mucho antes de las cámaras.
Pero reducir Girona a su paso por la televisión sería quedarse corto. Su atractivo también está en la escala: lo suficientemente compacta como para recorrerse a pie, lo bastante cercana a Barcelona para una escapada corta y estratégicamente ubicada como puerta de entrada a la Costa Brava. Un equilibrio poco común entre historia, cultura y paisaje que hoy empieza a ganar protagonismo propio.
Girona, una ciudad medieval intacta
Caminar por el Barri Vell (literalmente, barrio viejo en catalán) de Girona es recorrer siglos de historia sin intermediarios. Callejones estrechos, piedra gastada, pendientes marcadas y fachadas medievales se encadenan en un casco antiguo que se mantiene sorprendentemente intacto. A diferencia de otros centros históricos más intervenidos, aquí la ciudad no fue ‘entregada’ para el turismo: simplemente siguió siendo ella misma.
Esa autenticidad se percibe en rincones concretos. El Arc i escales de Sant Domènec, con su pendiente pronunciada y la puerta que cierra visualmente la escalinata, es una de las postales más reconocibles del casco antiguo y un paso natural entre distintos niveles de la ciudad. A pocos metros, el Carrer d’Aburadors refuerza esa sensación de Girona vertical y medieval: una calle angosta, de piedra envejecida, donde los arcos que sostienen las fachadas acompañan el recorrido sin perder su carácter cotidiano.
Uno de los grandes atractivos de la ciudad es que buena parte de esta experiencia es gratuita. Pasear por las murallas, perderse entre plazas o atravesar el casco antiguo no requiere entradas ni horarios, algo cada vez menos habitual en ciudades patrimoniales de Europa. Incluso los espacios más emblemáticos conservan precios accesibles: el ingreso a la Catedral de Girona, por ejemplo, ronda los 7 euros con audioguía e incluye la visita a la nave, el Tesoro y el claustro. Además, suele contemplar el acceso a la Basílica de Sant Feliu, y en ocasiones se ofrecen opciones combinadas con el Museu d’Art de Girona por valores cercanos a los 10 euros.
Esa accesibilidad refuerza la sensación de ciudad vivible. No hay colas interminables ni circuitos obligatorios: se entra, se sale y se vuelve sobre los propios pasos. Girona se descubre caminando, con tiempo, y sin la presión de estar “consumiendo” cada rincón, una lógica que explica por qué muchos viajeros la eligen como alternativa más relajada frente a otros destinos históricos saturados.
Los escenarios de Game of Thrones en Girona
La elección de Girona como escenario de Game of Thrones respondió a la potencia visual de su casco antiguo tal como es. La Catedral de Girona y su monumental escalinata fueron utilizadas para recrear el Gran Septo de Baelor en Desembarco del Rey, integrando la ficción a un entorno histórico real sin alterar su estructura.
A pocos metros, el entramado de calles del Barri Vell aportó otros escenarios fundamentales. El entorno del Carrer de Bisbe Josep Cartañà y vías cercanas sirvió para ambientar las callejuelas de Braavos durante el recorrido de Arya Stark, mientras que la Plaça dels Jurats se transformó en una plaza de mercado. Los Banys Àrabs, con su arquitectura románica, aportaron interiores sobrios y atemporales para distintas escenas.
El recorrido se completa en el entorno del monasterio de Sant Pere de Galligants, utilizado para representar Oldtown, la ciudad del saber a la que llega Samwell Tarly. Hoy, todos estos espacios siguen siendo parte de la vida cotidiana de Girona y se recorren a pie, sin vallados ni circuitos artificiales, manteniendo intacta la continuidad entre patrimonio y ciudad viva.
Cuándo viajar a Girona y cuánto cuesta hacerlo
Elegir bien la época del viaje puede marcar una diferencia importante en el presupuesto. Según el precio promedio mensual de alojamiento en Airbnb en la provincia de Girona, los meses más económicos para visitar la ciudad son febrero (99 USD) y enero (101 USD), con temperaturas frías pero manejables, en torno a los 8 °C, y una ciudad mucho más tranquila, ideal para recorrer el casco antiguo sin multitudes.
La primavera aparece como uno de los momentos más equilibrados para viajar. Marzo y abril combinan temperaturas más templadas (11 a 13 °C) con precios que todavía se mantienen relativamente moderados, mientras que mayo ofrece un clima ya primaveral (17 °C) con valores apenas superiores, aunque aún lejos del pico turístico del verano.
El período más caro coincide con la temporada alta. Entre julio y agosto, cuando las temperaturas alcanzan los 24 °C y la cercanía con la Costa Brava incrementa la demanda, los precios promedio de Airbnb suben hasta los 128 y 134 USD, los más altos del año. Septiembre mantiene valores elevados, aunque con un clima más agradable y menor afluencia que en pleno verano.
En octubre, Girona vuelve a mostrarse como una opción atractiva: el precio promedio desciende a 114 USD, con temperaturas cercanas a los 17 °C, un contexto ideal para caminar la ciudad y combinar cultura urbana con escapadas costeras. Noviembre y diciembre, por su parte, recuperan valores más accesibles y un clima fresco, cerrando el año como alternativas interesantes para quienes priorizan presupuesto y calma.
Al tratarse de una ciudad relativamente pequeña, la oferta hotelera es más acotada que en grandes capitales, por lo que Airbnb suele ser la opción más cómoda y flexible para alojarse, especialmente dentro o cerca del casco histórico. Los hoteles, en cambio, parten de tarifas que rondan los 60 dolares por noche en las opciones más económicas y se extienden desde allí según categoría y temporada.
En cuanto a la gastronomía, Girona mantiene precios razonables para un destino turístico. Una cerveza cuesta desde 2,5 a 3 euros, dependiendo del bar y la zona. Una comida sencilla arranca en torno a los 15 euros, mientras que en el casco antiguo (la zona más cara de la ciudad) los valores habituales se mueven desde los 20 euros por persona, especialmente en restaurantes orientados al turismo.
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