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RESUMEN DEL AÑO

El carry trade fue ganador en 2025 y dejó una ganancia del 10%

El carry trade volvió a ser una estrategia ganadora y dejó una ganancia cercana al 10% medida en dólar CCL

El carry trade volvió a ser una estrategia ganadora y dejó una ganancia cercana al 10% medida en dólares CCL, aun en un contexto dominado por shocks externos, reordenamientos geopolíticos y una fuerte inestabilidad financiera doméstica.

No fue un año lineal ni complaciente, pero sí dejó conclusiones claras sobre qué activos lograron navegar la volatilidad y cuáles quedaron expuestos.

Un 2025 más volátil de lo normal para Argentina

En el plano local, el 2025 fue cualquier cosa menos estable. El cambio de régimen económico, el desarme de las LEFIs y un calendario electoral cargado generaron episodios de fuerte estrés financiero. Las tasas reales llegaron a tocar el 40% anual, mientras los bonos en pesos sufrían correcciones abruptas.

En el ranking anual tal como señalan desde GMA Capital, los bonos Dollar Linked lideraron con un retorno del 24,6% medido al CCL, seguidos por los Globales (16,6%) y los bonos CER (15,3%), favorecidos por la compresión del riesgo país. En el extremo opuesto, el S&P Merval cerró con una caída del 3,5% en dólares, ubicándose en el último lugar.

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Sin embargo, la foto de cierre es engañosa. Durante el año, el equity argentino llegó a mostrar pérdidas cercanas al 50% tras la elección en la Provincia de Buenos Aires, mientras que bonos como el AL30 estuvieron 20% abajo antes de recuperar terreno. Algo similar ocurrió con los bonos largos en pesos: el TO26 pasó de rendir 30% TNA a tocar 65%, con una pérdida cercana al 30% en moneda dura en el proceso.

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El carry trade

En medio de ese ruido, no todos los activos en pesos corrieron la misma suerte. La diferencia estuvo en la selectividad y en el plazo. Mientras los bonos largos quedaron expuestos a la volatilidad de tasas, los instrumentos de devengamiento corto lograron capitalizar el shock.

Entre agosto y octubre, los plazos fijos y estrategias de tasa corta mostraron una resiliencia que los bonos no tuvieron. Hasta el desenlace electoral, el mercado llegó a convalidar tasas reales cercanas al 40% anual, un nivel difícil de ignorar para posiciones tácticas.

El resultado fue contundente. El carry trade con tasas cortas dejó en 2025 un retorno total del 10,3% en dólares CCL. No fue la renta excepcional del 2024, cuando la normalización macro permitió ganancias cercanas al 40%, pero sí tuvo un valor simbólico relevante: la estrategia no encadenaba dos años positivos consecutivos desde el bienio 2016-2017.

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Del lado de los activos en dólares, los Globales replicaron una dinámica conocida en años electorales. Desde los máximos, las paridades llegaron a corregir hasta 27%, una caída que solo se frenó tras el respaldo explícito de Estados Unidos y una mayor contención cambiaria, con el dólar operando en el techo de la banda.

La magnitud del ajuste fue mayor a la observada en otras correcciones del actual gobierno, en parte porque las paridades ya se ubicaban por encima del 70%, dejando margen para una baja más profunda. Mirando hacia adelante, con un riesgo país en torno a los 570 puntos, el potencial alcista luce más acotado que al inicio del año.

Aun así, los números siguen siendo relevantes. Si un bono como el GD35 comprimiera su rendimiento hasta el 8% en dólar MEP, la ganancia de capital rondaría el 8,5%. En paralelo, el carry trade, medido en series largas, rindió en promedio hasta 16% anual en dólares en los últimos 20 años cuando se inicia desde niveles similares de tipo de cambio real.

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Desde el plano internacional

A nivel internacional, el telón de fondo estuvo marcado por la ofensiva comercial de Estados Unidos, impulsada por Donald Trump durante el denominado Liberation Day, y por la creciente competencia tecnológica con China. El clima de incertidumbre fue persistente, aunque insuficiente para frenar la suba de los principales mercados accionarios. El S&P 500 avanzó 17,3% en dólares, con el sector tecnológico como principal motor y la Inteligencia Artificial concentrando flujos, inversión y utilidades.

El Nasdaq se destacó con una suba del 21,1%, superando al Dow Jones, que cerró el año con un avance del 14,2%. El rally tecnológico se apoyó en balances sólidos y en un salto significativo del gasto en capital, aunque también dejó expuestas tensiones por la elevada concentración de retornos y el riesgo sistémico implícito en un puñado de grandes compañías.

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Más allá del protagonismo estadounidense, el 2025 fue especialmente favorable para los mercados emergentes y Europa. El equity emergente acumuló una suba del 30,3% en dólares, con Brasil liderando el ranking con un salto del 40%. En paralelo, la renta fija emergente avanzó 8,1%, en un escenario de mayor apetito por riesgo y compresión de spreads.

Europa también sorprendió al alza. El Euro Stoxx 600 escaló 32,2%, mientras que Asia acompañó con un desempeño sólido: el Nikkei japonés ganó 24,7% en el año. El reordenamiento del comercio global, las políticas industriales y el cambio en los flujos de inversión devolvieron protagonismo a regiones que habían quedado relegadas en ciclos anteriores.

El balance del año en commodities fue dispar, el petróleo terminó como el gran perdedor, con una caída del 17%, presionado por una expansión de la oferta y una demanda debilitada por la desaceleración global. Los granos mostraron mayor estabilidad: la soja cerró 10% por encima de diciembre de 2024, mientras que el trigo retrocedió 3%.

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La contracara estuvo en los metales preciosos. La plata duplicó su valor en 2025, impulsada tanto por su rol defensivo como por una demanda industrial creciente, asociada a la transición energética y al desarrollo tecnológico. El oro avanzó 52% en doce meses, consolidándose como refugio en un contexto de tensiones comerciales, dudas sobre la sostenibilidad del rally de la IA y un cambio de tono en la política monetaria de la Reserva Federal.

Desde septiembre, la Fed inició un sendero de recortes graduales y cerró el año con la tasa de referencia en el rango 3,5%-3,75%, aunque mantuvo un discurso prudente ante una inflación que continúa cediendo, pero aún lejos del objetivo del 2%.

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