Allí se concentra el grueso de los desembolsos, la mayor complejidad del esquema de deuda y, sobre todo, el termómetro más nítido del stress que todavía atraviesa el holding.
Durante diciembre, GEMSA informó el pago de intereses de cinco clases distintas de ON, con estructuras en dólares, dólar linked y ajustadas por UVA. No se trata de un hecho aislado ni menor. Es una agenda financiera cargada, con salidas de caja relevantes y recurrentes, que el mercado lee como cumplimiento forzado más que como señal de fortaleza.
Solo en la ON Clase XVI, GEMSA afrontará un cupón de US$819.011, que al tipo de cambio oficial implica un desembolso superior a $1.186 millones. A eso se suma el pago de intereses en la Clase XIX por US$580.504, en la Clase XVII por US$65.243, y en la Clase XV por más de 43.000 UVA, además de intereses y amortización de capital en la Clase XVIII, que combinan ajuste inflacionario con salida efectiva de fondos.
Cumplir, pero bajo presión
Desde el punto de vista formal, no hay incumplimientos. GEMSA paga. El grupo cumple. Pero en la City la lectura es más cruda: se paga porque no hay margen para fallar. El volumen, la frecuencia y la fragmentación de los compromisos muestran una estructura financiera exigida, donde la caja se administra con precisión quirúrgica.
No hay señales de holgura. No hay margen para expansión. Cada peso disponible tiene destino financiero. Los pagos sostienen la negociación de fondo y evitan un deterioro mayor en expectativas, pero no cambian el diagnóstico central: la deuda sigue siendo el eje absoluto de la estrategia del grupo.
Dependencia cambiaria y fragilidad estructural
El uso del tipo de cambio oficial para liquidar intereses en pesos permite aliviar la salida de dólares, pero introduce un riesgo que el mercado no ignora. El esquema depende de reglas cambiarias y regulatorias que pueden modificarse, y esa fragilidad está plenamente incorporada en los precios de los bonos.
La coexistencia de ON en dólares, dólar linked y UVA obliga a una ingeniería financiera permanente. Cualquier movimiento en inflación, tipo de cambio o regulaciones impacta de forma directa sobre la liquidez. El stress no desaparece: se administra.
Albanesi Energía reduce deuda, GEMSA sostiene el frente operativo
En paralelo, Albanesi Energía informó la cancelación parcial de ONs co-emitidas, reduciendo el capital en circulación de las Clases XV, XVI y XVII por más de US$11 millones. El movimiento aporta una señal adicional de disciplina financiera y ayuda a achicar stock de deuda.
Sin embargo, en el mercado hay una distinción clara. El alivio viene de Albanesi Energía, pero la presión estructural está en GEMSA. Es allí donde se concentran los pagos recurrentes, la exposición regulatoria y el riesgo financiero operativo. Por eso, cualquier análisis serio del grupo pasa inevitablemente por Generación Mediterránea.
Los hechos relevantes informados en diciembre no configuran una señal de salida definitiva del problema. Son movimientos defensivos, orientados a ganar tiempo, sostener la negociación y evitar que el stress escale a un escenario más disruptivo.
La extensión de plazos, la posibilidad de capitalizar intereses y la necesidad de usar caja para pagar confirman que la estructura financiera llegó al límite y necesita tiempo para recomponerse.
La lectura de la City
El grupo hoy cumple, pero camina por una cornisa. Mientras no aparezcan señales claras de mayor generación de caja libre o acceso a financiamiento en condiciones más normales, la deuda seguirá dominando toda la agenda financiera de Albanesi.
La evolución de los precios en el mercado secundario y la adhesión al esquema de reordenamiento marcarán si estos pagos logran estabilizar expectativas o si, por el contrario, confirman que el holding sigue atrapado en una lógica de supervivencia financiera, donde cumplir es condición necesaria, pero nunca suficiente.
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