Diciembre llega y con él, ese clima particular donde todo parece acelerarse. Las bocinas no paran de sonar, la gente camina más rápido, los negocios se saturan y cualquier trámite que normalmente toma diez minutos ahora demanda el triple. Es precisamente en medio de esa avalancha de preparativos, compras de último momento y listas interminables que aparece esta estafa, silenciosa y calculada, diseñada para aprovechar que nadie tiene tiempo de detenerse a pensar dos veces antes de hacer un clic.
A comienzos de diciembre, decenas de usuarios empezaron a recibir estos archivos que lucían completamente inofensivos. Y es que la apariencia es engañosamente común. El documento tiene nombre inocente, colores festivos, diseño navideño. Nada hace pensar que detrás de esos píxeles hay un código malicioso esperando para activarse. Y ahí está el verdadero peligro: lo invisible. Porque lo que realmente convierte esa postal digital en una trampa no se ve a simple vista.
Así funciona la estafa que se activa con solo tocar una foto
El engaño se pone en marcha en el instante exacto en que tocás la imagen. No hace falta descargar ningún programa adicional, no aparece ninguna ventana pidiendo permisos especiales. Todo sucede dentro del navegador de tu celular o computadora, de manera casi imperceptible. La foto actúa como un portal: te lleva automáticamente a una página web falsa que está armada con una exactitud implacable para parecer legítima.
Estos sitios fraudulentos reproducen hasta el último detalle: el logo del banco, los colores corporativos de la empresa de servicios, la tipografía oficial, los mensajes de bienvenida. Todo está pensado para generar esa sensación de seguridad que hace que bajes la guardia.
Ahí es donde entrás en terreno peligroso. El formulario que aparece en pantalla solicita información sensible: usuario, contraseña, documento de identidad y, dependiendo del caso, claves de seguridad adicionales. Una vez que completás esos campos y apretás enviar, la información viaja directamente a los servidores de quienes armaron toda la operación. En tiempo récord, los ciberdelincuentes acceden al homebanking y comienzan a transferir el dinero.
Qué dicen los perjudicados
En base a los testimonios de los afectados, el procedimiento varía. Algunas veces, los estafadores cambian las contraseñas y dejan a la víctima afuera de su propia cuenta. Otras, retiran todo el dinero y se esfuman, dejando un rastro complicadísimo de seguir para recuperar los fondos.
El tema está en que diciembre nos pone en piloto automático. Abrimos mensajes sin leer bien el remitente, hacemos clic sin verificar el enlace, confiamos porque estamos saturados. Y los estafadores lo saben. Por eso esta modalidad se multiplica justo ahora, cuando menos tiempo tenemos para detenernos a analizar si esa imagen que acabamos de recibir es realmente lo que parece.
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