Pese al desplome inicial tras el “Día de la Liberación” proclamado por Donald Trump en abril, el mercado norteamericano se recuperó con fuerza. El S&P 500 volvió a máximos históricos y los bonos del Tesoro repuntaron, pero el dólar no logra recomponer su atractivo.
¿QUÉ PASA EN WALL STREET?
El yuan avanza y pone en jaque la hegemonía del dólar
El S&P 500 volvió a máximos históricos y los bonos del Tesoro repuntaron, pero el dólar no logra recomponer su atractivo y el Yuan ocupa ese terreno.
Según el economista Nicholas Sargen, consultor de Fort Washington Investment Advisors, el billete estadounidense acumula una depreciación cercana al 10% en lo que va del año, y los pronósticos apuntan a nuevas caídas a medida que la Reserva Federal (Fed) continúe relajando su política monetaria.
El trasfondo de esta tendencia es que los inversores internacionales compran acciones y bonos de Estados Unidos, pero cubren su exposición cambiaria para evitar pérdidas por una eventual baja del dólar.
A su vez, Deutsche Bank reveló que 8 de cada 10 dólares invertidos en fondos estadounidenses desde el exterior se canalizaron a través de ETFs con cobertura cambiaria, cuando hace apenas seis meses esa cifra era del 20%. En otras palabras, el mundo financiero sigue confiando en la economía norteamericana, pero no en su moneda.
Tasas en baja y una divisa bajo presión
Con una Fed más dovish y los rendimientos de los bonos en retroceso, el diferencial de tasas que sostenía al dólar se achica.
La consecuencia es un nuevo equilibrio en el flujo de capitales internacionales, en donde, el dinero entra a Wall Street, pero sale del dólar. Lo que antes era un sinónimo de refugio, hoy empieza a ser visto como un riesgo adicional.
De los bonos al equity
En los años 80, los grandes fondos japoneses se volcaban a los bonos del Tesoro estadounidense para aprovechar rendimientos superiores a los de su propio mercado. Pero tras la crisis de 2008, ese patrón cambió radicalmente.
Las tenencias extranjeras de acciones norteamericanas se multiplicaron por cinco, hasta alcanzar US$17 billones, mientras que los bonos de largo plazo suman US$12,7 billones.
El avance de sectores ligados a la inteligencia artificial (IA) reforzó la tendencia. Pero incluso en ese contexto de fortaleza, el dólar se volvió incómodo. “Está caro en términos históricos, y su futuro dependerá de hasta qué punto la Fed logre mantener su independencia frente a las presiones políticas”, advierte Sargen.
Trump, la Fed y los fantasmas de los 70
El presidente Trump, en campaña permanente, volvió a presionar al banco central para que acelere los recortes de tasas, a pesar de que la inflación todavía se ubica cerca de un punto por encima del objetivo del 2%.
La interferencia política sobre la Fed genera ruido entre los inversores.
Por ahora, el mercado mantiene la calma. Una depreciación controlada podría incluso resultar favorable si empuja hacia abajo los rendimientos de los bonos y sostiene el rally accionario. Pero una pérdida de confianza generalizada, como la vivida durante el “Día de la Liberación”, encendería las alarmas.
Mientras tanto, el yuan avanza con paso firme
En paralelo, China avanza sin estridencias pero con constancia en la internacionalización del yuan. Esta semana, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) anunció que incluirá la moneda china entre las divisas de liquidación del sistema internacional de pagos de aerolíneas, que procesa US$63.800 millones anuales.
Se trata de uno de los sectores más globalizados del planeta, lo que convierte a la decisión en una señal inequívoca del creciente reconocimiento del yuan a escala internacional.
Según datos del Banco Popular de China, las liquidaciones transfronterizas en yuanes alcanzaron 64,1 billones de yuanes (unos US$9 billones) en 2024, un aumento interanual del 22,6%. En el primer semestre de 2025, la cifra trepó a 34,9 billones de yuanes, un 14% más que el año previo.
El avance chino va mucho más allá del comercio exterior. El yuan ya figura como la tercera divisa más utilizada en pagos internacionales, solo detrás del dólar y el euro, y ocupa el tercer lugar en la canasta de Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI.
El proceso se apoya en un crecimiento económico sostenido, una infraestructura financiera cada vez más abierta y mecanismos como el Stock Connect y el Bond Connect, que permiten a los inversores internacionales acceder directamente a los mercados chinos.
La inclusión de los bonos chinos en los principales índices globales terminó de validar su rol como activo de inversión, no solo como moneda de intercambio comercial.
La Franja, la Ruta y el nuevo mapa monetario
El yuan también se fortalece gracias a la expansión de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que fomenta el comercio entre China y los mercados emergentes. Cada vez más países optan por realizar sus transacciones en yuanes, reduciendo la exposición al dólar y simplificando sus procesos de pago.
En un contexto global marcado por la volatilidad y la desconfianza hacia el sistema financiero tradicional, el yuan se posiciona como una alternativa de estabilidad y diversificación.
Pekín no busca un reemplazo inmediato del dólar, sino equilibrar el sistema monetario internacional, limitando la dependencia de una sola moneda y fortaleciendo su influencia regional y global.
Pérdida de hegemonía
Mientras Washington debate su política monetaria y enfrenta presiones internas, China avanza de manera metódica, con disciplina y sin estridencias. El contraste no podría ser más evidente.
El dólar sigue siendo la moneda dominante, pero su liderazgo ya no es incuestionable. Entre coberturas cambiarias, tensiones políticas y nuevas rutas comerciales, el yuan se consolida como el principal contrapeso del sistema financiero global.
En esta guerra silenciosa de divisas, la hegemonía del dólar ya no se da por sentada.
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