ANÁLISIS Milei > libertad > autoritarismo

PANORAMA

Para Milei, la libertad empieza a convertirse en algo a combatir

El Presidente amenaza con perseguir a los disidentes políticos mientras estigmatiza la diversidad sexual.

Javier Milei dio en los últimos días nuevos pasos en la construcción de un perfil autoritario que ya se había evidenciado y que genera inquietudes sobre la deriva que pueda adquirir y su efecto en el ejercicio del poder. El Presidente ha incrementado la agresividad para referirse a la disidencia política al mismo tiempo en que ha revelado preocupantes niveles de intolerancia hacia determinadas minorías sociales. En Davos, el foro económico que reúne a la élite mundial, Milei dio poca espacio a los avances en la macroeconomía argentina, que pueden ser un factor de atracción para los inversores que asisten a ese evento, y dedicó el mayor énfasis de su alocución a advertir sobre “el cáncer Woke” que, según su mirada, penetra en los Estados y en los organismos internacionales impidiendo el desarrollo de las naciones. Como lo hizo en su participación del año pasado, cuando alertó a Occidente sobre el avance del “socialismo”, Milei volvió a utilizar el escenario de Davos para pelearse contra quijotescos molinos de viento.

El movimiento Woke resultó un instrumento para combatir inequidades en materia de raza y género, con epicentro en USA. Es cierto también que en nombre de esa causa se han cometido excesos. La denominada cultura de la cancelación está ampliamente asociada al movimiento Woke. Pero Milei, a todas luces, no se quedó en la denuncia de las injusticias sino que abundó en prejuicios, rayanos con los discursos de odio. Se valió para ello de casos aislados que procuró convertir en regla. Incluso relató sucesos que nunca ocurrieron. Dijo que desde los foros como Davos quieren "imponernos que las mujeres son hombres y los hombres son mujeres sólo si así se autoperciben" pero "nada dicen de cuando un hombre se disfraza de mujer y mata a su rival en un ring de boxeo". No hay registro de un episodio como ese. Aún así, la mención alerta sobre la caracterización que el Presidente de una república democrática hace de una mujer trans: es un hombre disfrazado.

También tomó como una cuestión generalizada el caso del hombre que tras ser detenido por ejercer violencia contra su pareja cambió de género y ya en una cárcel de mujeres de Córdoba abusó de otra reclusa. Milei hizo el mismo ejercicio de extensión al determinar que las parejas de homosexuales son pedófilas en base a un único ejemplo: el del aberrante caso en USA de William Zulock y Zachary Zulock, condenados a 100 años de prisión por someter a sus 2 hijos adoptivos aabusos sexuales y generar con ello pornografía infantil. La prédica homofóbica -que Milei niega- se extendió al Gobierno cuando el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, mandó a que cualquier manifestación que implique relaciones de pareja entre personas del mismo sexo se haga “puertas adentro de su casa”.

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La desmesura presidencial no habría cosechado mayores adhesiones entre quienes lo escuchaban en Davos. “Los comentarios a veces de mal gusto de Milei el jueves reprobarían las políticas de recursos humanos de muchas multinacionales, lo que puede explicar el aplauso glacial que recibió de una audiencia generalmente energizada por su espíritu económico”, relató Juan Pablo Spinetto, editor de temas de Latinoamérica de la agencia Bloomberg. En la Argentina, el repudio abarcó a casi todo el arco político. “Casi” porque fue bastante sonoro el silencio mayoritario de las figuras representativas del PRO, otrora defensor de las libertades individuales. Hubo quienes preguntaban por Silvia Lospennato, referente feminista e impulsora de la ley de aborto legal dentro del espacio amarillo. Milei atacó en Davos esas 2 banderas, pero la diputada, quien a veces defiende al oficialismo con más vehemencia que los propios integrantes de LLA, no ha emitido opinión sobre los comentarios presidenciales. En tanto que el también diputado Damián Arabia, una espada de Patricia Bullrich dentro del PRO, prefirió fingir demencia y desconocer los prejuicios que esgrimió el jefe de Estado en su alocución. Su jefa política, por su parte, celebró el discurso de Davos, exultante y sin matices.

Del lado de las excepciones quedó el larretismo, con el propio Horacio Rodríguez Larreta y la senadora Guadalupe Tagliaferri repudiando los dichos del Presidente. Cabe mencionar además a Silvana Giudici, que si bien reporta al bullrichismo, dejó trascender sus reservas sobre presuntos proyectos que van en línea con el discurso ‘anti-woke’ de Milei, como la eliminación de la figura del femicidio o de los cupos destinados a promover la diversidad de género en el Estado. La diputada le dijo al diario La Nación que ella, una de las autoras de la ley de identidad de género que otorgó estatus legal a la autopercepción, sigue defendiendo esa bandera.

La posición ultraconservadora que Milei exhibió en Davos sería reflejo de la influencia que tienen en el Presidente 2 de sus referentes intelectuales: Agustín Laje y Nicolás Marquez. Laje fue designado por Milei como capitán de la “batalla cultural” desde el centro de formación FARO. Márquez, por su parte, es conocido como el biógrafo oficial del Presidente. En ambos casos se trata de odiadores seriales. El último episodio resonante que involucró a Márquez fue una agresión gratuita y sin ningún sentido contra el exsenador Esteban Bullrich por la que se tuvo que retractar. Por otro lado, hay quienes creen que la orientación del discurso de Davos tuvo como fin generar una mayor simpatía de Donald Trump, otro abanderado en contra del movimiento Woke. Milei, quien fue uno de los pocos jefes de Estado invitado a la asunción del republicano, fantasea con una ‘internacional derechista’ liderada por Trump y que lo tenga a él como referente junto con la italiana Georgia Meloni, el húngaro Victor Orban y el israelí Benjamín Netanyahu.

En esa liga Milei también incluye al magnate Elon Musk, quien fue motivo de otro virulento arranque del Presidente. Recorrió el mundo la imagen de un saludo del dueño de la red social X que podía remitir al nazismo. Con fidelidad canina, Milei salió en resguardo de su amigo Musk y calificó a sus detractores como “zurdos hijos de puta”, a los que además amenazó con “ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la libertad”. La declaración le valió una denuncia penal por la presunta comisión de distintos delitos. No convenció la descolorida explicación de Guillermo Francos de que la del Presidente, en realidad, se trataba de una invitación al debate de ideas.

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Persecución ideológica y por orientación sexual. Contrario a su discurso, para Milei, la libertad empieza a dejar de ser un valor para convertirse en algo a combatir.

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