CÓRDOBA. La elección de medio término del domingo en Córdoba reconfiguró el mapa con el ingreso de Natalia de la Sota como jugadora protagonista y el descenso definitivo de la UCR al piso más bajo de su historia. Se trata de una novedad positiva para el peronismo y una noticia devastadora para el partido centenario, con fuerte tradición en la provincia mediterránea.
SALDOS
Inicio y final: Natalia de la Sota fue novedad y la UCR tocó fondo
En Córdoba, la elección dejó un nuevo mapa con Natalia de la Sota jugando fuerte. Además, la UCR tuvo la peor elección de su historia.
Respecto al primer caso, la performance de De la Sota fue una de las pocas predicciones que las encuestadoras acertaron en general. Ocupando el tercer puesto y con más del 8% de los votos, la diputada logró por sí sola renovar su banca y demostró la vigencia de un núcleo peronista por fuera del armado del Gobierno provincial y el kirchnerismo.
Su apuesta, considerada exitosa por su entorno, socavó la canasta de votos que su ex jefe político, Juan Schiaretti, tuvo que sacar para mantener al Gobierno provincial con representación en el Congreso. Con profundas diferencias por la “desperonización” del proyecto de Provincias Unidas, De la Sota se encaminó en un proyecto que no ocultó la crítica hacia el cordobesismo moderno, bastante distanciado del proyecto diseñado por su padre José Manuel de la Sota.
Sin volcarse a la propuesta de Fuerza Patria, que tuvo un nuevo fracaso de la mano de Pablo Carro (5%), De la Sota se proyectó como una integrante más del ecosistema peronista con capacidad de apalancarse como opositora sin necesidad de ocultar su crítica a la administración de La Libertad Avanza.
Derrumbe en la UCR
Una realidad diametralmente opuesta fue la de la UCR cordobesa, filial que tuvo la peor performance de su historia en la provincia. La candidatura de Ramón Mestre quedó incluso por detrás del kirchnerismo y dejó por primera vez en casi 100 años a la Cámara baja desprovista de radicales cordobeses.
Cabe recordar que la candidatura del ex intendente cordobés fue resultado de una feroz interna que nunca se llevó adelante. Todo ello al calor de las especulaciones de sus integrantes respecto a la necesidad o no de una alianza con el oficialismo nacional.
Quien encabezaba las mejores posibilidades para el radicalismo era Rodrigo de Loredo. El diputado, cuya banca no será renovada, quedó atrapado en las negociaciones con Karina Milei y decidió abandonar la lucha interna radical, que quedó despoblada por las maniobras judiciales de Mestre.
Al igual que en 2019, las irresolutas diferencias internas postergaron al radicalismo cordobés al ostracismo electoral, que en este caso condujeron a una auténtica catástrofe en materia de votos (62.847 votos).
De cara al futuro, el panorama radical en Córdoba luce complicado. Con tan solo un dirigente con proyección y una polarización indiscutible, la proyección de cara al 2027 no sería alentadora.
Polarizados
Para el resto de las fuerzas en Córdoba, la polarización resultó un factor ineludible que condicionó sus resultados. Tan solo entre las primeras dos fuerzas se concentraron más de 1.3 millones de votos en una elección con una participación del 66%.
Cabe recordar que la provincia puso en juego nueve bancas en la Cámara baja. De ellas, cinco se fueron para La Libertad Avanza, tres para Provincias Unidas y una para Defendamos Córdoba.
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