La diputada británica Alicia Kearns reveló una fuerte preocupación en Reino Unido por la posible intervención de China en vehículos eléctricos fabricados en ese país. Según la parlamentaria, sería altamente probable que el país asiático ejecute actos de espionaje y control remoto en autobuses usados por las fuerzas británicas.
COMPONENTES
Reino Unido sospecha espionaje y control remoto de China en vehículos intervenidos
Una diputada del Parlamento del Reino Unido planteó preocupación por posible intervención de China en territorio británico. Autobuses “pinchados”.
Según Kearns, algunos de los vehículos colectivos empleados por el Ministerio de Defensa contendrían chips y otros elementos que los harían permeables a escuchas o incluso actos de desvío a voluntad de las fuerzas chinas. Para justificar la sospecha, la parlamentaria citó casos registrados en Noruega y Dinamarca, donde se reportaron autobuses que se apagaron por sí solos sin razones aparentes.
Según el sitio especializado UK Defence Journal, el pedido de Kearns al Gobierno británico corrió por cuenta de un detalle pormenorizado de los componentes que forman parte de los vehículos señalados. Al mismo tiempo, apuntó contra “una lista cada vez mayor de acciones del Partido Comunista Chino, que interfieren en nuestros asuntos soberanos e intentan socavar nuestra democracia y nuestro país”.
Además, la parlamentaria cuestionó el accionar de la administración británica, a la que señaló por ser demasiado “intransigente” con respecto a los avances que China ha hecho sobre la soberanía local.
Autobuses de China en Reino Unido.
China y el espionaje en Reino Unido
Los señalamientos de Kearns llegaron en un momento sensible para la inteligencia británica luego de conocerse un programa que China sostenía para introducir agentes infiltrados en el Parlamento. Según el MI5, esta maniobra se vio frustrada y puso en tensión las relaciones diplomáticas con el país asiático, que además intenta reinstalar su embajada en Londres.
Además, la inteligencia británica reveló que las universidades de ese país también serían blanco de espionaje para China, con el intento de influir en diversas investigaciones independientes que pueden comprometer al país asiático.
Más allá de las advertencias de inteligencia, el Gobierno británico no ha podido recuperar, al menos públicamente, pruebas de las amenazas señaladas. Esto puso en otro grado de tensión al sector político británico, en el que los opositores acusan a la administración de tener una política muy blanda respecto a las acciones chinas.
En la otra vereda, el Gobierno de Keir Starmer debe mantener abierta la posibilidad de inversión que Pekín pueda introducir en su país, que tras el Brexit nunca pudo tomar un rumbo de crecimiento económico como el que se anotó mientras era parte de la Unión Europea.
Parlamento de Reino Unido.
La presión de Estados Unidos
A las tensiones internas en Reino Unido se suma el contexto global, fuertemente influenciado por la relación entre Estados Unidos y China. Como aliado directo de los británicos, Donald Trump insistió al país europeo en elevar el nivel de seguridad “como nunca antes” advirtiendo una retirada paulatina de la cobertura norteamericana hasta aquí ofrecida.
Fiel a su estilo, el jefe de la Casa Blanca no perdió oportunidad en meterse en la política interna e instaló una fuerte crítica y amenaza de demanda a la BBC, la cadena pública británica, por la edición de un discurso suyo que fue tomado como una agresión “de la izquierda”.