Patricia Bullrich, aún ministra de Seguridad y senadora nacional electa (LLA / CABA), visitó la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la HCD haciendo gala de su habitual falta de conocimiento sobre temas en los que se empecina en hablar. Su referencia al derrumbe de la Marina Mercante argentina provoca vergüenza (ajena).
SCANNERS Y YACARÉS
Patricia Bullrich: De los scanners en yacarés a los marinos paraguayos camuflados
Patricia Bullrich prometió en Diputados: “Iremos a Corrientes con scanners para revisar la panza de cada yacaré”. Ignorancia en estado puro.
De Bullrich se recuerdan frases memorables:
- “Iremos a Corrientes con scanners para revisar la panza de cada yacaré”, sostuvo inmutable la ministra durante la búsqueda del aún desaparecido Loan Peña.
- “Es un barrabrava de reconocido prontuario al que le aplicamos derecho de admisión”, manifestó la funcionaria afecta a portar sin derecho uniformes policiales (preferentemente de combate) de las fuerzas federales a su cargo. Ella se refería al manifestante Alejandro Todaro, quién además de marchar en las habituales protestas frente al Congreso Nacional es un reconocido psiquiatra que jamás pisó una cancha de futbol.
El afán de protagonismo junto a la inventiva de la Dra. Bullrich -o “La Dama de la Mar”, tal como se la conoce en el ambiente marítimo a partir de un reconocimiento internacional inmerecido pero gestionado por sus adláteres de su anterior paso por el ministerio de Seguridad- es más fuerte que su voluntad y la conduce al ridículo cuando resultaría mejor informarse antes de hablar.
La memoria sobre Patricia Bullrich recordará
- la naturalidad y desenfado con los que a lo largo de su carrera mutó de principios, valores y convicciones morales y políticas conforme a la rotación de los vientos del poder; y
- la cantidad de dislates, locuras y mentiras con las que a diario enfrenta sin sonrojarse a los distintos interlocutores que se cruzan en su camino.
Analfabeta naval
Hace pocas horas, en plena sesión de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, la senadora nacional electa incursionó en cuestiones marítimas y fluviales con aires de sabiduría que sólo resultaron una catarata de desconocimientos navales.
Por ejemplo:
“Todos los trabajadores de las flotas en este momento son de nacionalidad paraguaya. Hace 10 años el 90% eran de nacionalidad argentina. Los sindicatos destruyeron el trabajo argentino en los barcos, construyeron todo tipo de mecanismos para que el comercio argentino sea más caro y solo consiguieron que todos los barcos se vayan a Paraguay con bandera y tripulación paraguayas".
Es moneda corriente, en una Argentina de mediocridad cultural llamativa y donde citando a economistas que nadie leyó y jamás gestionaron una nación se puede llegar muy lejos..., que brutalidades dichas con convicción sean coronadas con el aplauso entusiasta por alguna gente que cree que así demuestra su propio conocimiento... o son obsecuentes crónicos.
En esta ocasión, sin embargo, las voces de repudio fueron afortunadamente mayores en número e intensidad que las palmas batientes.
Ojalá hubiera ocurrido algo parecido en el pasado cuando alguno cita fuera de contexto a Murray Newton Rothbard, por ejemplo.
Vamos por partes, Jack
Si bien no lo aclara (podemos inferir que ni lo sabe), la futura referente de los porteños en el Senado habla de flotas en general, pero deberíamos inferir -hay que darle una chance a Bullrich- que se refiere al transporte fluvial realizado en la Hidrovía Paraná Paraguay (también llamada Vía Navegable Troncal).
De lo contrario, la ministra estaría olvidándose de miles de marinos argentinos que tripulan buques petroleros, 'quimiqueros', de carga general, de apoyo a plataformas petroleras, de pasajeros, areneros y remolcadores de puertos, quienes, a pesar de los denodados esfuerzos de su compañero de gabinete, Federico Sturzenegger, navegan en buques que por ahora siguen siendo conducidos por connacionales.
La asimétrica Hidrovía
Acotando el infortunio ministerial, asumamos pues que hablamos exclusivamente del tráfico fluvial de transporte de cargas mediante el uso de trenes de barcazas impulsadas por los llamados “remolcadores de empuje”.
Emulemos, entonces, a la ministra yendo más allá de sus dichos y expresando que en el presente, Paraguay ostenta un envidiable 3er. puesto a nivel mundial en cuanto a su desarrollo en materia de transporte fluvial (solo superado por China y USA).
Reforcemos sus “contundentes” afirmaciones sosteniendo, además, que casi la mitad de los 3.400Km del corredor fluvial están bajo jurisdicción nacional pero apenas 3% de todo el tráfico comercial de la vía hídrica es realizado por naves de pabellón nacional.
El dato es contundente: ¿No es muy ramplón acusar de esta situación a sindicalistas?
Expliquemos a la señora ministra que ella no tendría éxito si mañana mismo propusiera a los armadores pseudo paraguayos (en su mayoría argentinos) que vuelvan con sus buques a la bandera nacional, prometiéndoles un régimen laboral con costo 0.
¿Por qué motivo? Ahora vamos a eso.
Es la política...
Desde el nacimiento mismo del Tratado que regula la navegación en el corredor multinacional fluvial, Paraguay -tal como también Brasil, Bolivia y Uruguay- entendieron la importancia del tema.
Paraguay, en particular, pergeñó una serie de medidas políticas, impositivas y laborales para garantizar un funcionamiento fluido de su comercio de exportación e importación por vía fluvial.
Como contrapartida, distintas administraciones gubernamentales de la Argentina se esmeraron para cimentar una progresiva pérdida de competitividad para los empresarios navieros que apostaran al pabellón celeste y blanco.
Paraguay consagró su ya famoso 10 + 10 + 10 impositivo, que no es otra cosa que la presentación resumida del concepto que sostiene: 10% de ganancias, 10% de IVA y 10% de cargas laborales.
Ahora, imagine el lector a 2 buques amarrados en el puerto de la Ciudad de Buenos Aires que se disponen a remontar el Paraná con destino a Asunción del Paraguay.
Ambos deben cargar combustible en el mismo “surtidor”, uno tiene bandera argentina y el otro es paraguayo.
Sin embargo, aunque usted no lo crea, el paraguayo solo pagará por el valor neto del combustible mientras que el argentino sumará a la factura el 21% de IVA y todos los demás impuestos internos como cualquier automovilista que llena su tanque. ¿A qué sindicato marítimo o fluvial le debemos reclamar por esto?
Imagine también el lector que tripulantes de una y otra embarcación a igualdad de cargo a bordo llevan a sus bolsillos una suma de dinero similar con la única diferencia que por cada peso que cobra el paraguayo su empleador tributa 0,10 de carga fiscal mientras que el empleador argentino paga 0,53.
¿Quién es el corrupto sindicalista que exige al empresario argentino tributar el 35% de Ganancias, el 21% de IVA sobre la facturación, el 3% de ingresos brutos convenio multilateral mas impuestos internos varios mientras que el colega paraguayo paga solo 10% de ganancias y 10% de IVA?
Para no pecar de excesivamente materialistas, podemos también contarle a la ministra que, si bien ella se esfuerza cada día en transformar a la otrora prestigiosa Prefectura Naval Argentina en una institución cuyo principal objetivo institucional parecería ser apalear a gente mayor o discapacitada, en su carácter de Autoridad Marítima Nacional, la PNA dicta normas y ejerce un control férreo y estricto sobre las condiciones técnicas de mantenimiento y equipamiento de las embarcaciones nacionales como así también en las cualidades y capacidades del personal embarcado. Y está muy bien que así sea.
Sigamos:
- El alto nivel de acaecimientos de la navegación (siniestros) protagonizados en aguas argentinas por embarcaciones de Paraguay permiten inferir que las exigencias del pabellón guaraní no son tan severas.
- Las asimetrías en materia de construcción naval (en especial barcazas) no se quedan atrás, mientras que de este lado del rio las dificultades no son solo burocráticas sino también impositivas y técnicas, construir en Paraguay es mucho más sencillo.
¿Quiere más motivos para que Paraguay nos pase por encima ministra? Puedo recomendarle una charla con media docena de gremios marítimos que le ampliaran el concepto.
El hábito no hace al monje
Al igual que su ex compañero de fórmula Luis Petri, Bullrich es más afecta a los uniformes que a los libros. Ellos parecen suponer que “hurtar” un uniforme, operar un 'handy' y dar órdenes de “avanzar” a la tropa durante un ejercicio, los convierte en 'expertos'.
Habrá que reconocerles que su audacia los ha llevado al gobierno y, probablemente, al poder. Sin embargo, no habría que abusar del azar.
Importante: las medidas recientes adoptadas por la exmilitante revolucionaria en los años '70 son demasiado peligrosas para los marinos.
Seguramente, sin asesoramiento de la propia PNA (Prefectura Naval Argentina), ella modificó en forma temeraria el Reginave (Régimen de la Navegación), comprometiendo la seguridad náutica en forma grave porque eliminó los sistemas de control presencial a bordo de buques extranjeros, facilitando la eventual comisión de ilícitos y abriendo la puerta a una mayor presencia de personal paraguayo cumpliendo funciones profesionales en aguas argentinas.
La Ciudad de Buenos Aires denomina a sus habitantes "porteños" en concordancia con carácter portuario: del latín 'portus' -puerto- y el sufijo "-eño", que indica procedencia. Pero la senadora nacional por CABA no debe tener ni idea.
Si uno lo piensa bien, es casi una broma... de muy mal gusto, por cierto.
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