El Sector Público Nacional volvió a mostrar números positivos en septiembre. Según el Ministerio de Economía, el mes cerró con un superávit primario de $696.965 millones y un superávit financiero de $309.623 millones, luego de pagar intereses netos por $387.342 millones.
LUZ AMARILLA
El superávit comienza a dar señales de fatiga
El Ministerio de Economía cerró el mes con un superávit primario de $696.965 MM y un superávit financiero de $309.623 MM.
De esta forma, en los primeros nueve meses del año el superávit primario llegó al 1,4% del PBI y el financiero al 0,4% del PBI, consolidando el ancla fiscal como principal sostén del programa económico.
El resultado sigue siendo favorable, aunque algo más débil que el año pasado. Entre enero y septiembre de 2024, el superávit primario había alcanzado el 1,6% del PBI y el financiero el 0,7%, al excluir el efecto del impuesto PAIS.
Ingresos en baja y gasto contenido
Los ingresos totales del Sector Público sumaron $11,6 billones en septiembre, un crecimiento nominal del 29,9% interanual. En términos reales, la variación fue negativa, con una caída del 3% interanual afectada por una base de comparación alta y por los ingresos extraordinarios de 2024 provenientes del blanqueo y del Régimen Especial de Bienes Personales.
Si se eliminan esos efectos, los ingresos habrían crecido 4% real interanual, según el análisis de Facimex Research.
Dentro de la recaudación se destacaron los derechos de importación, con una suba del 105,8% interanual, seguidos por el IVA neto de reintegros que aumentó 33,5%, los débitos y créditos bancarios con un avance del 38,6% y los aportes y contribuciones a la seguridad social, que subieron 37,8%.
El gasto primario alcanzó $10,9 billones, lo que representa un aumento del 31,8% interanual nominal y un nivel prácticamente estable en términos reales. Sin embargo, detrás de ese dato se esconde una fuerte disparidad. El gasto discrecional cayó 7% real interanual, mientras que el indexado creció 9% real, empujado por el aumento de jubilaciones, pensiones y asignaciones que se ajustan por movilidad.
El gasto indexado toma el control
Facimex Research advirtió que, por primera vez en varios años, el gasto indexado ya supera al discrecional. En los últimos doce meses, el primero representó 7,6% del PBI, mientras que el segundo se ubicó en 7,0% del PBI.
El cambio refleja un giro estructural y limita la capacidad del Tesoro para continuar la consolidación fiscal por la vía del recorte administrativo. Las partidas automáticas, como jubilaciones, pensiones y programas sociales, hoy absorben una mayor proporción del gasto total, dejando menos margen para decidir ajustes o reasignaciones.
Las mayores reducciones se concentraron en transferencias a provincias, que bajaron 36% real interanual, y en salarios del sector público, que retrocedieron 11%. Ambos rubros se encuentran en niveles mínimos históricos.
En el extremo opuesto, el gasto de capital mostró un repunte del 17% real interanual, impulsado por la cercanía de las elecciones. También se registraron leves aumentos en los subsidios económicos, con una suba del 3% real, y en las prestaciones sociales, que bajaron apenas 1% real pero con fuerte disparidad interna. Las asignaciones familiares y universales crecieron 20% real, las jubilaciones y pensiones aumentaron 9% real, y los programas sociales cayeron 21% real, lo que evidencia un esquema de gasto cada vez más concentrado en los segmentos indexados.
Facimex calcula que el gasto primario total equivale hoy al 14,6% del PBI, el nivel más bajo desde 2007. En su interior, los subsidios económicos (1% del PBI), el gasto de capital (0,4%) y las transferencias a provincias (0,3%) también se encuentran cerca de mínimos históricos. El informe resalta que el gasto indexado ya domina la estructura presupuestaria, lo que complica cualquier intento de seguir reduciendo el gasto sin afectar las prestaciones básicas.
Superávit con luces amarillas
A pesar de la desaceleración en los ingresos y el avance del gasto indexado, el resultado fiscal acumulado sigue siendo positivo. En los últimos doce meses, el superávit primario fue del 1,6% del PBI y el financiero del 0,4%, lo que mantiene al 2025 encaminado a cerrar con equilibrio fiscal por segundo año consecutivo.
Facimex considera que ese resultado es un logro relevante, pero también advierte señales de fatiga. El margen de recorte sobre el gasto discrecional prácticamente se agotó y la dinámica del gasto indexado se convierte en el nuevo desafío para el Tesoro. La consultora estima que si se repite el patrón de 2024, con un fuerte aporte del primer tramo del año y una leve mejora en el cuarto trimestre, el ejercicio cerraría con un superávit primario cercano al 1,5% del PBI, frente a pagos de intereses que se ubican en torno al 1,2% del PBI.
La mejora en las cuentas públicas es innegable, pero el desafío de fondo pasa por lograr que el ordenamiento fiscal se mantenga sin depender de la licuación de partidas ni del deterioro de los servicios del Estado.
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