La tasa de caución bajó del 120% al 70% anual, pero sigue marcando un nivel crítico que refleja la desconfianza del mercado. De los $4,6 billones que tenía para licitar el Tesoro argentino, ayer, miércoles 15/10, solo pudo colocar $1,75 billones y recibió ofertas por $2,6 billones, de los casi $4 billones que tenía para colocar.
Si se suman las operaciones que no fueron absorbidas por el sistema, el excedente de pesos que circuló supera los $2 billones, un monto que rápidamente se volcó a tasas cortas, bonos CER y dólar.
La licitación que desató el movimiento
El fracaso parcial del Tesoro activó una reacción inmediata en la City. Las mesas observaron que gran parte de los fondos no adjudicados se movieron hacia el dólar MEP y el contado con liquidación, empujando las cotizaciones financieras. En cuestión de horas el MEP subió a $1.453, el CCL trepó a $1.477 y el blue escaló a $1.460, con alzas de hasta 1,1% respecto del cierre anterior.
La otra porción del excedente encontró refugio en el mercado de bonos ajustables por inflación, donde títulos como el TX25 y el TZX05 registraron subas de hasta 2,1 %. Los rendimientos reales de estos papeles se ubican entre 30% y 45%, una muestra de que los inversores no quieren perder cobertura ante el riesgo devaluatorio.
El resto del dinero se estacionó en cauciones de muy corto plazo, que se pactan entre 67% y 73% nominal anual, todavía en una zona incompatible con la normalidad económica.
Del 120% al 70%
La baja de la tasa no obedece a un cambio estructural, sino a un reacomodamiento técnico. Durante la primera semana de octubre las cauciones llegaron al 120 % nominal anual, un nivel de emergencia que mostraba un sistema seco de pesos.
La tasa cayó, aunque el costo del dinero sigue más del doble de la inflación esperada, y la liquidez permanece atrapada en operaciones de un solo día. En la City explican que “bajó la fiebre, pero el paciente sigue en terapia”.
Un mercado que se dolariza
El salto en los dólares financieros no fue casual. Cada peso que no encontró espacio en letras del Tesoro se transformó en demanda de cobertura. Los fondos comunes, las tesorerías corporativas y los inversores individuales eligieron salirse del riesgo en pesos, impulsando las cotizaciones paralelas.
El blue se mantiene firme en $1.460, el cripto en $1.462 y el oficial en $1.408, lo que deja una brecha del 7 % entre el tipo de cambio regulado y los financieros. Las intervenciones del Tesoro y del Banco Central en bonos y futuros logran contener parte de la presión, pero no el trasfondo: la confianza se está erosionando.
Bonos y CER, los ganadores del desarme
Mientras los pesos sobrantes buscaron refugio, los bonos ajustados por inflación volvieron a ganar protagonismo. El TZX05 rinde 46,4 %, el TX25 se ubica en 32,7 %, y el TZXM6 en 25,8 %, todos con precios en alza y paridades superiores al 90 %.
En cambio, las LECAP y BONCAP quedaron prácticamente desiertas. Los rendimientos nominales entre 50 % y 64 % no alcanzaron para tentar a los inversores, que priorizan instrumentos que protejan del tipo de cambio o de la inflación.
La calma tensa
La baja de la tasa de caución desde el 120% al 70% es apenas un síntoma de ajuste, no una señal de normalización. El sistema financiero sigue operando en modo defensivo, con operaciones de un día y sin demanda genuina de crédito.
El mercado se dolariza por inercia, los bonos CER absorben parte del excedente y las tasas cortas siguen en niveles tóxicos. El dinero se mueve rápido, pero sin destino productivo.
En la City nadie habla de estabilidad.
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