La eliminación temporal de retenciones adelantó exportaciones, vació octubre y coincidió con una dolarización histórica de personas humanas, que compraron más de US$22.000 millones en 7 meses y presionaron aún más el balance externo. La cuenta corriente base caja cerró el mes con un déficit de US$2.600 millones, el saldo negativo más profundo en dólares constantes desde mayo de 2018. El deterioro respondió a un factor puntual pero de enorme magnitud.
COMBINACIÓN EXPLOSIVA
Dolarización minorista récord con flujo comercial desplomado
La eliminación temporal de retenciones adelantó exportaciones, vació octubre y se combinó con una dolarización histórica que sumó más de US$22.000 millones.
La eliminación transitoria de las retenciones agrícolas en septiembre adelantó exportaciones y dejó un bache abrupto en el flujo de cobros del mes siguiente.
Los cobros de exportaciones de bienes mostraron una contracción contundente. Frente a octubre del año pasado retrocedieron 14,4%, lo que implica US$900 millones menos. Comparado con septiembre, la caída fue muchísimo más marcada y llegó a 58,1%, equivalente a US$7.500 millones. Como resultado, los cobros representaron apenas 67,8% de las exportaciones devengadas.
Es el tercer registro más bajo de las últimas décadas, solo por encima del 61,4% registrado en octubre de 2022 —tras el desarme del primer Dólar Soja— y del 66,6% de octubre de 2023 —en plena tensión electoral y con el dólar blend 75-25 para el agro—.
En materia de importaciones, los pagos a valor CIF alcanzaron 87,8% de lo devengado. Sin embargo, la deuda comercial no aumentó porque se realizaron pagos por US$600 millones mediante dólar financiero y/o Bopreal. Ese movimiento permitió evitar un salto mayor en el descalce comercial.
Dolarización récord
El gráfico elaborado por Facimex muestra un salto fenomenal en la demanda minorista de dólares. Entre abril y octubre, las compras brutas de dólares billete por personas humanas alcanzaron US$22.300 millones en dólares constantes, el nivel más alto de las últimas décadas. La magnitud impacta tanto por el contexto electoral como por un componente muchas veces subestimado.
Solo en octubre, esos consumos sumaron US$1.092 millones, y según datos del BCRA el 70% se canceló con fondos propios. De ese total, US$831 millones correspondieron a gastos vinculados al turismo. Si se toma el período abril–octubre, el acumulado trepa a US$7.800 millones, lo que confirma que una parte significativa de la escalada en la compra de billetes responde a consumos corrientes y no únicamente a búsqueda de cobertura.
El mes de la elección fue particularmente intenso. 1,6 millones de personas compraron billetes por US$4.700 millones, consolidando un fenómeno que incluso supera la dolarización minorista previa al cepo o los picos de incertidumbre entre 2018 y 2019.
El salto en los ingresos de portafolio
Otra pieza fundamental del rompecabezas llegó desde el frente financiero. Los ingresos por inversión de portafolio treparon a US$2.040 millones, el valor más alto desde abril de 2019. La explicación estuvo en los movimientos del Tesoro de Estados Unidos, que aportó un flujo extraordinario.
En su reporte mensual, el Fondo de Estabilización Cambiaria confirmó que se activaron US$2.500 millones del swap, divididos en dos operaciones centrales. Por un lado, la venta de DEG642 millones que Argentina utilizó para cancelar obligaciones con el FMI.
Ese flujo extraordinario se contabilizó como ingresos de inversión de portafolio y permitió aliviar parcialmente el impacto negativo del frente real. Sin ese movimiento puntual, el rojo de la cuenta corriente base caja habría sido considerablemente más profundo.
Un tablero dominado por incentivos cruzados
La fotografía del mes deja varias conclusiones. La caída abrupta en los cobros de exportaciones fue consecuencia directa de un incentivo regulatorio que promovió adelantos en septiembre y vació el pipeline en octubre. Los pagos de importaciones se mantuvieron relativamente altos y sin acumulación adicional de deuda gracias al uso de canales financieros.
El dato más disruptivo sigue siendo la demanda minorista de dólares, que escaló a niveles inéditos tanto para atesoramiento como para cancelar consumos generados en moneda extranjera. Con un total que ya supera ampliamente los máximos de los últimos veinte años, la presión del sector minorista vuelve a ser un factor que domina el humor cambiario.
Mientras tanto, el frente financiero recibió un impulso extraordinario del Tesoro estadounidense, un movimiento que difícilmente se repita con la misma magnitud.
El desafío de fondo sigue siendo estabilizar el flujo comercial real y, en paralelo, administrar una demanda minorista que no da tregua. El gráfico de Facimex deja una señal clara. La dolarización por parte de personas humanas está en su nivel más alto en décadas incluso en un contexto donde el costo de financiamiento es elevado y el tipo de cambio oficial mantiene un ritmo estable.
Más noticias en Urgente24:
Los aviones F-16 de Argentina a la espera: Cuándo cruzan el Atlántico
Empleo descartable: Trabajadores de Caromar denuncian despidos e indemnizaciones a medias