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SIGNO DE MEJORA

Celulosa Argentina muestra señales de vida

La reactivación de la planta de Zárate devuelve a Celulosa Argentina a la operación plena tras meses de parálisis, pedidos de quiebra y tensión financiera.

La reanudación de la producción en la planta de Zárate marca un punto de inflexión para Celulosa Argentina, una empresa que en los últimos meses quedó atrapada en una tormenta financiera que combinó paralización industrial, pedidos de quiebra y un proceso de cambio de control que aún genera interrogantes.

El hecho relevante presentado ante la Comisión Nacional de Valores confirma que la planta volvió a operar este 18 de noviembre y que todas las unidades productivas de la empresa están nuevamente en marcha. El anuncio aparece como el primer indicio concreto de estabilización interna después de un año crítico.

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Un regreso clave tras pedido de quiebra

El comunicado remitido desde Capitán Bermúdez detalla que la compañía logró reanudar la producción de papel en su planta industrial de Zárate, una de sus líneas operativas más relevantes.

La firma informó que el nuevo controlante continúa ejecutando el proceso de recuperación prometido, con el objetivo de asegurar la sustentabilidad del negocio en el mediano y largo plazo.

El retorno de la actividad en Zárate no sólo habilita la generación de ingresos nuevamente: también reduce la tensión operativa que se acumuló desde septiembre, cuando la empresa se vio obligada a suspender operaciones tanto allí como en Capitán Bermúdez por falta de capital de trabajo.

En aquel momento, la compañía llegó a enfrentar incluso un pedido de quiebra por parte de proveedores, un hecho que encendió todas las alarmas. En aquel momento, la compañía llegó a enfrentar incluso un pedido de quiebra por parte de proveedores, un hecho que encendió todas las alarmas.

Una empresa histórica

Celulosa Argentina es una de las firmas más tradicionales del sector forestal y papelero del país, con operaciones desde 1929 y presencia en toda la cadena productiva: celulosa, impresión, escritura, tissue, embalajes y distribución.

A lo largo del tiempo mantuvo plantas estratégicas en Zárate y en Capitán Bermúdez, dos polos industriales emblemáticos para la actividad. A lo largo del tiempo mantuvo plantas estratégicas en Zárate y en Capitán Bermúdez, dos polos industriales emblemáticos para la actividad.

Pero en los últimos años la empresa quedó atrapada en un proceso de deterioro financiero profundo. Los problemas de liquidez, la caída del capital de trabajo y los cambios permanentes en el entorno macroeconómico la empujaron hacia una situación límite.

A comienzos de noviembre, fuentes del propio sector industrial calificaban a Celulosa como una empresa “al borde del colapso”, con pérdidas significativas y bajo una presión creciente de proveedores y acreedores.

En paralelo, se produjo la llegada de un nuevo controlante, figura que hoy aparece en el centro de la estrategia de salvataje. Según el comunicado, este accionista habría comprometido recursos para normalizar la operación, recomponer inventarios, asegurar insumos y garantizar el flujo mínimo de caja necesario para reactivar las plantas.

Qué significa que todas las unidades estén operativas

Si bien el comunicado es breve, el mensaje económico es contundente: la empresa vuelve a la línea de producción completa, un paso indispensable para cualquier intento serio de recuperación. Tener todas las unidades funcionando permite:

  • Incrementar volumen y recuperar participación en el mercado.
  • Diluir costos fijos que habían escalado durante el período de paralización.
  • Mejorar la capacidad de responder a la demanda local y de exportación.
  • Mostrar señales de cumplimiento operativo al mercado financiero, acreedores y reguladores.

Para una empresa intensiva en capital como Celulosa, detener las máquinas implica una pérdida acelerada. Volver a ponerlas en marcha requiere financiamiento, negociación con proveedores, recomposición de inventarios y mejoras en la cadena logística.

Por eso, el hecho de que Zárate esté nuevamente funcionando es una señal operativa imprescindible, aunque todavía no garantiza un giro completo en su situación económica. Por eso, el hecho de que Zárate esté nuevamente funcionando es una señal operativa imprescindible, aunque todavía no garantiza un giro completo en su situación económica.

El desafío que sigue

Los analistas del sector remarcan que la puesta en marcha es una condición necesaria, pero no suficiente. Para que la empresa logre salir de la zona crítica deberá:

  • Consolidar capital de trabajo que le permita sostener el ritmo productivo.
  • Recuperar volúmenes de ventas en un mercado donde la demanda se había enfriado.
  • Enfrentar la competencia de productos importados y la volatilidad cambiaria.
  • Definir un plan de inversión que modernice las plantas, que vienen de años de subinversión.
  • Reestructurar pasivos pendientes y reordenar su relación con proveedores.

En otras palabras, producir es el primer paso, pero Celulosa deberá demostrar que puede mantener esa operación, financiarla y transformarla en utilidades.

El rol del nuevo controlante será clave, así como el acceso a financiamiento en un mercado local que sigue siendo restrictivo. El rol del nuevo controlante será clave, así como el acceso a financiamiento en un mercado local que sigue siendo restrictivo.

Un alivio parcial

La reactivación de Zárate llega en un momento en el que la compañía necesitaba enviar señales claras de capacidad de gestión. La empresa pasó meses en el centro de la escena por sus conflictos financieros, y el mercado miraba con cautela la evolución de los acontecimientos.

Con este paso, Celulosa busca recomponer credibilidad, mostrar cumplimiento ante la CNV y marcar que su plan de recuperación avanza.

Sin embargo, el alivio sigue siendo parcial, dado que la situación financiera no está del todo resuelta, los pasivos siguen pesando y la empresa necesita un volumen de producción sostenido para mejorar su flujo de fondos.

La industria del papel no atraviesa su mejor momento en Argentina, y la combinación de costos crecientes, tarifas energéticas altas y demanda irregular sigue siendo un desafío importante. La industria del papel no atraviesa su mejor momento en Argentina, y la combinación de costos crecientes, tarifas energéticas altas y demanda irregular sigue siendo un desafío importante.

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