La Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (Cilfa) está en alerta por los aranceles especiales del presidente de USA, Donald Trump, a los medicamentos. Advirtió por el impacto global de los elevados niveles arancelarios, y las implicancias de la política de American First del gobierno estadounidense.
LOS TEMORES PERSISTEN
Alerta en la industria farmacéutica argentina por los aranceles de Trump y la guerra de patentes
La industria farmacéutica argentina salió a alertar por los aranceles de Donald Trump, que impactarían en los precios de los medicamentos, y por la guerra de patentes.
Es que las consecuencias para industria farmacéutica argentina no pasarían por las exportaciones, sino porque se encarecerían suministros esenciales que provienen del exterior. Además de que se producirían demoras en las entregas de los mismos.
"La industria farmacéutica continúa siendo afectada por el impacto global de los elevados niveles arancelarios. Y también por las implicancias de la política de American First del gobierno estadounidense", señaló la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (Cilfa).
Si bien Donald Trump se retractó del acuerdo del arancel farmacéutico del 250% a la Unión Europea: el reciente acuerdo comercial firmado entre Estados Unidos y la Unión Europea establece un arancel máximo de 15% para diversos bienes europeos, incluyendo productos farmacéuticos, las tensiones que se habían generado en la industria local por el previsible encarecimiento de los suministros esenciales y un período de transición hasta la normalización de las entregas persisten pero por la guerra de las patentes farmacéuticas.
Tensión por la guerra de patentes
"Puede haber corte de algunos suministros en términos de la guerra de patentes. Puede llegar a cortarse la llegada de algunos insumos básicos que no se puedan suplantar. Pero acá la discusión de fondo son las patentes. El gobierno estadounidense está pidiendo a la Argentina una mayor protección para la propiedad intelectual en el sector farmacéutico", dijo Héctor Daer, secretario general de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad de Argentina y de la Confederación General del Trabajo (CGT), al sitio espcializado 'Mundo Gremial'.
A comienzos de este año, USA endureció su reclamo sobre las patentes farmacéuticas argentinas. En un informe que hace todos los años, volvió a incluir al país en la lista de socios comerciales que ofrecen mayores barreras para la propiedad intelectual. Y agregó una queja que omitió en 2024: que en la Argentina hay limitaciones para registrar medicamentos.
La Oficina de Comercio de USA remarcó que "una deficiencia clave en el marco legal siguen siendo las limitaciones excesivamente amplias sobre la materia elegible para patentes. Incluyendo directrices de examen de patentes que rechazan automáticamente las solicitudes para categorías de invenciones farmacéuticas que son elegibles para patentabilidad en otras jurisdicciones".
Un dilema que no es exclusivo
El problema de fondo es que una mayor protección de patentes podría beneficiar a las grandes multinacionales, pero al mismo tiempo encarecer los costos para los sistemas de salud locales. Los laboratorios nacionales suelen producir versiones genéricas de medicamentos esenciales, lo que permite abaratar precios y garantizar acceso. Si las reglas del juego cambian y se restringe la posibilidad de producir genéricos, los pacientes podrían ver limitado su acceso a tratamientos por un aumento significativo de los precios.
Por otro lado, si las tensiones comerciales y de propiedad intelectual derivan en cortes de suministros, la producción local también podría resentirse. Insumos como principios activos, excipientes o tecnología de laboratorio son importados y no siempre pueden reemplazarse fácilmente con producción nacional. Esto deja a la industria argentina en una situación de dependencia frente a las decisiones que se toman fuera de sus fronteras.
Claramente, la política de America First no solo afecta a rubros industriales tradicionales como el acero o el aluminio, sino también a la industria farmacéutica, con repercusiones directas en la salud de millones de personas.
Mientras tanto, el gobierno argentino se enfrenta a la difícil tarea de equilibrar las exigencias internacionales con las necesidades locales. Ceder a las presiones sobre patentes podría comprometer la accesibilidad de los medicamentos, pero desatender el reclamo podría generar sanciones o mayores trabas comerciales...
Un dilema que no es exclusivo de Argentina...
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