En un campo entre General Alvear y San Rafael, hace tres semanas se encontró una vaca mutilada, con cortes precisos en distintas partes del cuerpo, por lo que descartaron que se tratara del ataque de un puma o de un caso de cuatrerismo. El animal descuartizado avivó la leyenda del Chupacabras, la bestia mítica a la que en el folclore latinoamericano acusan de desmembrar al ganado, tal como al Hombre Lobo (Lobizón) en el Norte argentino, el cual se convierte cuando hay luna llena.
SARNOSOS DEPREDADORES
El Chupacabras, el Hombre Lobo y el padrinazgo presidencial del 7mo hijo
Cuando en el campo se encuentra ganado descuartizado se culpabiliza al "Chupacabras", y un séptimo hijo varón podría convertirse en Hombre Lobo. Aunque existe una explicación, el presidente apadrina.
Pero el mito del Chupacabras comenzó a arraigarse en la cultura campestre tras un macabro hallazgo en Puerto Rico en 1995, cuando se avistaron varias muertes de ovinos, cuyos cuerpos presentaban tres heridas punzantes en el pecho, las que parecían infligidas por garras gigantes, y que habían muerto desangrados.
Pronto la leyenda de la bestia que chupaba la sangre se extendió por toda Hispanoamérica, luego de épocas en que se encontraban ganado con mutilaciones extrañas, aunque las mismas podrían ser atribuidas a especies más mundanas como zorros, ratones hocicudos o felinos.
En abril de 2022, en zonas rurales de Argentina, comenzó a circular el mito del chupacabras cuando se registraron más de 500 casos de ganado mutilado en las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe y Río Negro, donde a las vacas le habían sacado la lengua, los músculos faciales, los genitales y tenían cortes limpios.
Los años siguientes, caseros de los campos reportaron haber visto a un animal con la piel grisácea, sin pelo y bípedo. Sin embargo, desde SENASA y veterinarios a lo largo del continente señalan que podrían haber visto a especímenes con sarna y no seres míticos. También indican que muchas de esas mutilaciones pudieron haber sido provocadas por zorros, pumas o ratones hocicudos.
"El motivo por el cual estos animales fueron identificados como chupacabras fue porque perdieron el pelo. Tenían sarna sarcóptica causada por ácaros, lo cual es muy común", comenta Benjamin Radford, del Comité para la Investigación Escéptica, de Estados Unidos, quien se refiere a la primera persona que vio el chupacabras, Madeylen Tolentino, de Canóvanas, este de Puerto Rico, en 1995.
Asimismo, muchos veterinarios aseguran que la muerte del ganado por hemorragia, con cortes en el cuello y descuartizados, corresponde a una forma de caza de los zorros y otros depredadores. "Las especies que succionan sangre la obtienen de la superficie de la piel de sus víctimas, no la buscan en la vena yugular", asevera Bill Schutt, del Museo de Historia Natural en Nueva York, a BCC de Londres.
La leyenda del Lobizón, el Hombre Lobo Argentino: Mito o realidad
En el norte argentino existe una creencia popular de que el séptimo hijo varón de una familia está condenado a convertirse en Lobizón, el mítico Hombre Lobo, y se transforma el resto de su vida todos los viernes por la noche o las noches de luna llena.
Por eso, existe la Ley 20.843, la cual se sancionó en 1974, bajo la presidencia de Isabel Martínez de Perón y que garantiza el padrinazgo presidencial del séptimo hijo varón y le garantiza becas de estudio, en pos de proteger y velar por el futuro de dicho infante.
No obstante, la tradición del padrinazgo presidencial data de principios del siglo XX, cuando Enrique Brost y Apolonia Holmann, una pareja de inmigrantes rusos, le escribieron al presidente José Figueroa Alcorta en 1907 para apadrinar al niño, ante el temor de que se convirta en el Hombre Lobo.
En el 2024, Javier Milei anunció que sería el padrino de Noah Portillo, un septimo hijo varón de una familia, quien nació en el Hospital Regional de Río Gallegos.
Es que el Lobizón, criatura mítica del folclore argentino, se dice que ataca a personas y animales, especialmente cuando se siente invadido. Se describe como una bestia a mitad entre el lobo y el hombre, con cuerpo peludo, orejas puntiagudas, pezuñas y ojos rojos brillantes. La gente del campo cree que son los séptimos hijos varones que se transforman durante la luna llena.
Con respecto a los avistamientos, se han reportado en norte y el litoral de Argentina, como las provincias de Chaco, Misiones, Corrientes, Córdoba, y Buenos Aires, en zonas rurales, cercanas al río Paraná y en las noches de luna llena.
En ese sentido, se han reportado casos en los años 1930 y 1960, en Buenos Aires y Córdoba, donde testigos describieron a una criatura similar al Lobizón. También hay menciones recientes de supuestos avistamientos en lugares como Berazategui, aunque muchos los atribuyen a animales salvajes con sarna como el aguará guazú o a exageraciones populares.
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