Uno de cada ocho adultos que se infectaron con SARS-CoV-2 experimenta síntomas de COVID persistente a largo plazo, de acuerdo a una nueva investigación neerlandesa publicada en la revista científica The Lancet.
GRAN ESTUDIO
Según The Lancet, 1 de cada 8 personas padece COVID persistente
El estudio "más confiable" sobre COVID persistente hasta la fecha encontró que el 12,7% de los infectados con SARS-CoV-2 experimenta síntomas a largo plazo.
El 21,4% de los infectados experimentó al menos un síntoma nuevo de tres a cinco meses después al diagnóstico, en comparación con el 8,7% de las personas que no se enfermaron.
“La condición posterior a COVID-19, también conocida como COVID prolongado, es un problema urgente con un número creciente de víctimas humanas. Comprender los síntomas centrales y la prevalencia en la población general representa un gran paso adelante para nuestra capacidad de diseñar estudios que, en última instancia, puedan dar respuestas de atención médica exitosas”, dijo la primera autora del estudio, Aranka Ballering.
Lo destacable de los hallazgos es que proporciona una de las primeras comparaciones de síntomas de COVID persistente con síntomas en una población no infectada. Esto permitió a los autores un análisis más preciso y una mejor identificación de los síntomas centrales del síndrome.
En efecto, "pudimos explicar los síntomas que pueden haber sido el resultado de aspectos de salud de enfermedades no infecciosas de la pandemia, como el estrés causado por las restricciones y la incertidumbre”, aclaró Ballering.
Los autores analizaron datos de 4.231 individuos que contrajeron el virus y 8.462 que no lo hicieron, tomados de Lifelines, un gran estudio poblacional realizado en Países Bajos que sirve como recurso para múltiples investigaciones internacionales.
Los participantes completaron un cuestionario 24 veces entre marzo de 2020 y agosto de 2021, lo que significa que los participantes que tuvieron COVID-19 durante este tiempo se infectaron con la variante Alfa u otras anteriores. La mayoría de los datos se recopilaron antes de las vacunas.
Los principales síntomas registrados de COVID persistente fueron:
- Dolor torácico
- Dificultad y dolor para respirar
- Dolor muscular
- Pérdida del gusto y/o del olfato
- Hormigueo en manos/pies
- Nudo en la garganta
- Sensación alterna de calor y frío
- Pesadez en brazos y/o piernas
- Cansancio.
La severidad de estos síntomas se estabilizó a los tres meses después de la infección y no disminuyó más. Otros malestares que no aumentaron significativamente de tres a cinco meses después del diagnóstico incluyeron: dolor de cabeza, picazón en los ojos, mareos, dolor de espalda y náuseas.
El método utilizado “nos permite tener en cuenta los síntomas preexistentes y los síntomas en personas no infectadas para ofrecer una definición de trabajo mejorada para COVID persistente y proporcionar una estimación confiable de la probabilidad de que COVID-19 dure en la población general”, aseguró la coautora Judith Rosmalen.
Los autores reconocen que no se incluyeron infecciones con Delta u Ómicron, que hoy en día causan la mayoría de las infecciones. Además, puede estar subestimados los casos asintomáticos y no se incluyeron otros síntomas como la niebla mental, relevantes para una definición de COVID persistente.
No obstante, Rosmalen concluyó que “esperamos que las investigaciones futuras puedan brindar información sobre los mecanismos involucrados”.
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