Los médicos han informado problemas cardiovasculares relacionados con COVID-19 durante toda la pandemia, pero las preocupaciones aumentaron tras un estudio publicado a principio de año que encontró que el riesgo de afecciones del corazón se disparó al menos 20 veces luego de una infección por SARS-coV-2 en comparación con no infectados.
PANDEMIAS
El corazón sigue en riesgo meses después de tener COVID
Tras el terremoto ocasionado por el coronavirus, los científicos se preguntan si será seguido por una réplica de enfermedad cardiovascular.
El efecto podría estar relacionado con la proteína clave que usa el virus para ingresar a las células, que se une a la proteína ACE2 encontrada en la superficie de docenas de tipos de células humanas.
Según el autor de aquella importante investigación denominada VA, el epidemiólogo Ziyad Al-Aly, esto le da al coronavirus “acceso y permiso para entrar en casi cualquier célula del cuerpo”.
Probablemente, el problema cardiovascular comienza cuando el virus ingresa a las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos, explicó a Nature el cardiólogo y genetista Eric Topol.
Luego, los coágulos de sangre que se forman naturalmente para curar el daño causado mientras el cuerpo elimina la infección pueden obstruir los vasos sanguíneos y provocar daños tan leves como un dolor en las piernas o tan graves como un ataque al corazón.
Réplica en el corazón
Son varios los estudios que apuntan a un mayor riesgo cardiovascular tras el COVID-19.
Los datos del sistema de atención médica de Inglaterra, por ejemplo, muestran que las personas que habían sido hospitalizadas por el virus tenían aproximadamente tres veces más probabilidades que las no infectadas de enfrentar un problema cardiovascular importante dentro de los ocho meses posteriores a su hospitalización.
Un segundo estudio encontró que, en los 4 meses posteriores a la infección, las personas que habían tenido COVID-19 tenían un riesgo aproximadamente 2,5 veces mayor de insuficiencia cardíaca congestiva en comparación con las personas que no habían sido infectadas.
Con los datos de Al-Aly, la científica Sarah Wulf Hanson del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington estimó cuántos ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares se ha asociado COVID-19.
Su trabajo inédito sugirió que, en 2020, las complicaciones posteriores al COVID-19 causaron 12.000 ACV y 44.000 ataques cardíacos adicionales en los Estados Unidos, números que aumentaron a 18.000 ACV y 66.000 ataques cardíacos en 2021.
Esto significa que el coronavirus podría haber aumentado las tasas de infarto de miocardio en aproximadamente un 8% y de ACV en aproximadamente un 2%.
A pesar de tener una imagen incompleta de los efectos del virus pandémico en el corazón, los médicos recomiendan precaución. El Colegio Estadounidense de Cardiología recomienda evaluar a quienes hayan tenido COVID-19 y sean población de riesgo.
Las vacunas, las reinfecciones y la variante Ómicron plantean nuevas preguntas. De momento, se cree que la vacunación reduce, pero no elimina, el riesgo de desarrollar estos problemas a largo plazo.
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