Bigelow ya nos mostró la adicción a la guerra en En tierra hostil, las torturas para cazar a Osama Bin Laden en La noche más oscura, y el racismo en Detroit. Ahora va por todo: desnuda el absurdo de tener arsenales nucleares capaces de destruir tres planetas como el nuestro.
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El heredero de "Fail Safe" que nadie esperaba en Netflix
Si viste Fail Safe (1964), la clásica de Sidney Lumet donde un error técnico desata la paranoia nuclear en plena Guerra Fría, Una Casa Llena de Dinamita es su versión para el siglo XXI. Misma angustia claustrofóbica, mismas decisiones imposibles, pero con la tecnología de hoy: videollamadas, sistemas antimisiles, protocolos digitales.
Lumet filmaba en blanco y negro, con planos fijos y teléfonos antiguos. Bigelow te mete en un vértigo visual con cámara temblorosa y múltiples pantallas simultáneas. Pero el corazón es el mismo: mostrar que los seres humanos no estamos preparados para jugar con fuego nuclear.
A diferencia de Fail Safe, que te dejaba destruido con un final demoledor, acá Bigelow elige un cierre ambiguo que te deja con más preguntas que respuestas. Y eso, paradójicamente, te genera más ansiedad.
Elenco de lujo para el fin del mundo
Rebecca Ferguson (Misión Imposible), Idris Elba, Jared Harris (Chernobyl), Greta Lee (Vidas Pasadas), Tracy Letts y Anthony Ramos lideran un reparto coral donde todos están igual de desesperados. La película te muestra la misma cuenta regresiva tres veces, pero desde distintos puntos de vista: la Casa Blanca, el Pentágono y el presidente.
Algunos critican que esa estructura repetitiva le baja un cambio a la tensión. Cada vez que arranca un nuevo capítulo, volvés al minuto cero y perdés el impulso. Pero el truco funciona: conforme avanzás, los personajes tienen más poder de decisión, y están igual de superados. Es un espejo despiadado de cómo funciona (o no funciona) la cadena de mando en una crisis total.
El guionista Noah Oppenheim, que ya había metido mano en Día Cero para Netflix, arma un manual de supervivencia política donde nadie sale bien parado. Ni los militares, ni los asesores, ni el presidente. Todos improvisando sobre la extinción humana.
¿Por qué tenés que verla?
Porque no es una peli más de acción. Es una advertencia. Con el Reloj del Fin del Mundo más cerca que nunca del apocalipsis, este film te recuerda lo frágiles que somos. La banda sonora de Volker Bertelmann (el mismo de Cónclave) te machaca los nervios con notas tensas que no te dejan respirar.
Bigelow no busca entretener: busca incomodar. Por eso la película funciona mejor como thriller psicológico que como espectáculo pirotécnico. No hay escenas memorables tipo Michael Bay, no hay héroes salvando el día. Solo gente común, cagada de miedo, tratando de no cometer el error que mate a millones.
Eso sí: no esperes fuegos artificiales ni un cierre épico. Acá el verdadero terror es darte cuenta de que todo puede estallar en cualquier momento. Y que unas pocas personas, tan humanas y fallidas como vos, tienen que decidir si apretamos el botón rojo o no. Después de verla, vas a mirar las noticias internacionales con otros ojos.
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