Bring Her Back desembarcó de manera silenciosa en los cines argentinos, pero su impacto es devastador. Los hermanos Danny y Michael Philippou, responsables del fenómeno Talk to Me, vuelven con una propuesta que eleva el listón del terror contemporáneo de forma brutal y consolida al dúo australiano como los nuevos maestros del género en este 2025.
CITA OBLIGATORIA
La joya del cine de terror de la que nadie habla: ¿Por qué tenés que ver Bring Her Back?
Los directores de Talk to Me regresan con Bring Her Back, un terror que supera a su antecesora y que ya se considera la propuesta más aterradora del cine.
Lo que parece un acto de bondad se revela como algo mucho más siniestro. Laura ve en Piper el reemplazo perfecto para su hija muerta y comienza un proceso de sustitución grotesco que incluye rituales ocultistas perturbadores. Andy desconfía desde el primer momento, pero su situación de vulnerabilidad lo deja indefenso ante los designios de su nueva tutora.
El panorama se vuelve aún más inquietante con la presencia de Ollie (John Wren Phillips), el hijo mudo de Laura, cuyo comportamiento violento y perturbador funciona como epicentro del caos que consume a todos los habitantes de la casa.
El cine de terror que golpea donde más duele
La genialidad de los Philippou radica en su capacidad para convertir el hogar —ese supuesto refugio sagrado— en una trampa mortal que funciona como círculo infernal. Siguiendo la tradición del cine de terror que va desde Stephen King en Misery hasta Sam Raimi en Evil Dead, el dúo australiano utiliza el espacio cerrado como vehículo del mal más puro.
Sally Hawkins ofrece una actuación escalofriante que contrasta radicalmente con sus roles anteriores, mostrando una faceta siniestra que eleva la propuesta cinematográfica a niveles superiores. Su Laura no es simplemente una villana: es la encarnación del trauma que se perpetúa, de la obsesión que consume y transforma el amor maternal en algo monstruoso.
La casa donde transcurre la acción se convierte en metáfora visual del círculo vicioso que atrapa a los personajes. Como explicaban los antiguos filósofos, cuanto más lejos del centro, mayor dispersión; cuanto más cerca, mayor unidad. Pero aquí esa unidad es perversa: un simulacro grotesco de familia que encierra a todos en una repetición infinita de desesperación.
Círculos infernales y trauma generacional
Bring Her Back trasciende los límites del género tradicional combinando elementos de brujería, zombis y terror psicológico en un espacio claustrofóbico que funciona como máquina de repetición del dolor. La película desarma por completo la idea del hogar seguro y lo convierte en trampa, en círculo de fuego donde nadie puede escapar.
El cine de terror australiano —desde Picnic at Hanging Rock hasta The Babadook— siempre trabajó con infancias amenazadas, pero aquí esa tradición se renueva con un tono más brutal, menos sugerente y considerablemente más físico.
Bring Her Back no es un relato de miedo: es una advertencia inquietante de que el verdadero horror no siempre está en lo desconocido, sino en la lógica torcida de quienes nos encierran.
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