En Japón, las casas donde alguien murió dejaron de ser intocables. Las llaman jiko bukken (propiedades estigmatizadas) y durante años fueron el peor miedo de cualquiera: viviendas donde ocurrieron suicidios, hechos horribles, o muertos encontrados tiempo después. Pero hoy, en plena crisis habitacional, estas "casas malditas" son una oportunidad.
JIKO BUKKEN
Locura en Japón por las 'casas malditas': Las viviendas con muertos adentro se volvieron un negocio millonario
Japón es otro mundo. El millonario negocio nipon de las casas donde murieron personas que duplica la ganancia inmobiliaria tradicional.
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El descuento en Japón que vence al miedo
El fenómeno tiene un nombre escalofriante: kodokushi, o "muerte en soledad". Con un tercio de la población mayor de 65 años, cada vez más japoneses mueren solos en sus hogares. Los cuerpos aparecen días o meses después, y la vivienda queda marcada para siempre. Solo en Tokio hay entre 100.000 y 500.000 propiedades clasificadas así.
La clave es brutal: un apartamento convencional de 70 metros cuadrados en Tokio supera los 100 millones de yenes (678.100 dólares). Según Bloomberg, las jiko bukken ofrecen descuentos de entre 10% y 30%. Para muchos jóvenes, es la única puerta de entrada al mercado inmobiliario. Incluso un negocio millonario.
Pero el verdadero negocio lo hacen los inversores: estas propiedades rinden un promedio de 8,4% anual, más del doble que los departamentos comunes en el centro de Tokio. "Antes era imposible conseguir inquilinos. Ahora, con los precios disparados, la gente las considera una opción real", explica el consultor inmobiliario Kazutoshi Kodama a Reuters.
Certificados anti-fantasmas y trucos legales
El mercado paranormal también explotó. Expertos como Kodama usan cámaras térmicas y medidores electromagnéticos para emitir certificados que declaran propiedades "libres de fantasmas". Es el argumento de venta perfecto para inquilinos escépticos pero cautelosos.
Y hay un vacío legal que los propietarios aprovechan: aunque deben revelar el historial trágico, la obligación caduca tres años después del suceso o tras alquilar a un primer inquilino. Muchos ofrecen descuentos extremos a ese primer arrendatario para "purificar" la casa y luego reingresarla al mercado a precio normal, sin revelar nada.
Existe incluso Oshimaland, un mapa colaborativo donde los usuarios marcan ubicaciones de jiko bukken conocidas. En Japón, el miedo al costo de vida superó al miedo a los muertos.
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