Gustavo Petro fue electo el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia, al ganarle a su rival Rodolfo Hernández con el 50,4% de los votos a pesar de las encuestas, que anunciaban a Hernández como el ganador. Colombia se vuelve el último gran país latinoamericano es dar su “giro a la izquierda”.
GIRO HISTÓRICO
Gustavo Petro: Qué depara a Colombia (y a Latinoamérica)
Colombia eligió por primera vez en su historia a un presidente de izquierda. Latinoamérica (y USA) en vilo.
Con su Vicepresidente, Francia Márquez, la primera mujer de raza afroamericana en ese cargo, Gustavo Petro se enfrenta a liderar un país históricamente conservador y persecutor de lo movimientos de izquierda, que además vivió turbulentas épocas con las milicias guerrilleras y los grupos narcotraficantes dirigiendo el país de facto.
La tercera es la vencida
Fue su tercer intento de llegar al poder. Había sido candidato en 2010 y 2018. Ahora, con 11.281.013 votos, una cifra histórica no solo para un candidato presidencial, sino también para la izquierda en el país, Gustavo Petro llega al poder en Colombia.
Los candidatos de Pacto Histórico lograron sobrevivir una muy turbulenta campaña: con amenazas de muerte para Petro y Hernández, sospechas de suspensión de las elecciones por parte del oficialismo de Duque, sin campañas tradicionales, y hasta con obligaciones de la justicia para realizar un debate, (que no se cumplió).
Aunque haya salido victorioso, Gustavo Petro tendrá que enfrentar a un país con un 47,3% de oposición y un “antipetrismo” grande que el nuevo presidente de Colombia colectó durante sus años como legislador.
Recordemos que Gustavo Petro combatió durante años como legislador a el narcotráfico, los movimiento de derecha, e inclusive filas dentro de las Fuerzas Armadas colombianas. Pesos pesados por donde se vea.
Pero las grandes diferencias sociales, la pobreza, la corrupción y el rechazo a la casta política colombiana se reflejaron en sus 11.281.013 millones de votos. Gustavo Petro se comprometió a combatir la desigualdad con educación universitaria gratuita, reformas de pensiones y altos impuestos sobre tierras improductivas en Colombia, donde casi la mitad de la población vive en la pobreza.
Gimena Sánchez-Garzoli, directora para los Andes del centro de estudios Washington Office on Latin America, dijo:
La primera reacción de Gustavo Petro tras el veredicto de las urnas, a través de Twitter, fue:
Su idea, ha dicho, es la de gobernar con una visión “progresista”, fundamentada en el cambio del modelo económico del país, a partir de un nuevo marco fiscal y tributario en el que los más pudientes sean los que más aporten, y apuntando a dar los primeros pasos para pasar del extractivisimo a la producción agrícola. Sin embargo, estas reformas requieren un gran salto a la realidad a la que se enfrenta.
¿Qué futuro para Colombia?
Gustavo Petro asumirá el cargo en un momento en que Colombia está luchando con bajas calificaciones crediticias, un gran déficit comercial y una deuda nacional que se prevé termine el año en el 56,5% del PIB.
Sus propuestas, especialmente la prohibición de nuevos proyectos petroleros por motivos medioambientales, sorprendieron a algunos inversores, aunque ha prometido respetar los contratos actuales.
Pero Gustavo Petro, al ser un ex líder guerrillero del M-19, anticipa un cambio radical en Colombia que los inversionistas no ven con buenos ojos, más que nada teniendo en cuenta el ejemplo venezolano y el miedo a las expropiaciones y las nacionalizaciones de importantes empresas multinacionales.
En respuesta, Petro “se burló” de las comparaciones con los líderes venezolanos y se ha esforzado por disipar los temores entre la comunidad empresarial. También prometió préstamos de bajo costo para pequeñas empresas y una redistribución de las pensiones para garantizar que los trabajadores ocasionales reciban un pago mínimo.
Ademas, Petro ha dicho que cambiará la relación de Colombia con su principal aliado, USA, refiriéndose a su política antinarcóticos y hacia la lucha contra el cambio climático.
Sin embargo, la gran incertidumbre de lo colombianos es la manera en la que Gustavo Petro tratara de manejarse con los grupos guerrilleros, y como intenta renovar el “Acuerdo de Paz” con las FARC, que puso fin al papel de ese grupo en el conflicto interno de casi 60 años y que vencerá durante su mandato.
Petro se comprometió a implementar completamente el acuerdo, que los detractores acusan de no apoyar adecuadamente al actual presidente Iván Duque, y a buscar conversaciones con los rebeldes aún activos del Ejército de Liberación Nacional.
Pero para lograr renovar el acuerdo y mantener la paz en Colombia, Petro debe mantener buenas relaciones y entendimientos entre las FFAA, grupo nada contento con su victoria, los grupos paramilitares y los grupos guerrilleros. La protección de los civiles dependerá en gran medida del acuerdo que Petro logre entre estos grupos.
Sobre todo teniendo en cuenta que los miembros de las FFAA de Colombia están preocupados de que enfrentarán cambios significativos bajo Petro, incluida una reestructuración completa de la fuerza policial. La delicadeza con la que se haga esta reforma será primordial.
"La elección de Petro puede haber salvado el proceso de paz", dijo Oliver Kaplan, profesor asociado de la Escuela de Estudios Internacionales Josef Korbel de la Universidad de Denver.
El domingo por la noche, mientras celebraba su victoria, Gustavo Petro dijo a sus seguidores:
El problema de la gobernabilidad
Sin dudas, el problema inmediato de Gustavo Petro será ganar gobernabilidad en el Congreso colombiano: Aunque los partidos de izquierda ganaron unos 50 escaños en el Congreso en las elecciones legislativas de marzo, es probable que Petro no pueda aprobar reformas sin el apoyo de los partidos de centro.
"Petro va a tener una oposición muy fuerte desde el primer día, vamos a tener un congreso que de repente se desvincula del poder ejecutivo", dijo Sergio Guzmán, fundador de Colombia Risk Analysis. El nuevo presidente de Colombia deberá negociar con el Partido liberal, la otra bancada numerosa, y el Partido Conservador.
Especialmente si no quiere repetir la historia: cuando Gustavo Petro fue gobernador de Bogota no tuvo una buena relación con los concejales de la capital, los que trabaron muchas de sus propuestas, lo que generó buena parte de las críticas sobre la baja ejecución de obras y otras grandes iniciativas que prometió en campaña que, si quiere que no se repitan, tendrá que acudir de forma inevitable a negociar con ciertos sectores.
En otras palabras, su gobernabilidad dependerá de su capacidad de generar consensos, establecer alianzas y dar buenas negociaciones para adelantar los proyectos que dependen del Legislativo.
Los líderes empresariales y el mercado estaban a la espera de los nombramientos ministeriales, especialmente para puestos clave como el de Ministro de Hacienda. Mientras, Gustavo Petro ya anunció que se reunirá con los líderes de todos los partidos de derecha, incluido Alvaro Uribe, para pensar un país "de unidad nacional".
Aunque Petro ya haya presentado a algunos moderados como posibles ministros de Hacienda, incluido Alejandro Gaviria, un economista centrista y exministro de Salud, así como a exministros como Rudolf Hommes y José Antonio Ocampo, expertos pronosticaron volatilidad en el peso colombiano y en los bonos apenas se abra la negociación el martes.
¿Y para Latinoamérica?
Esta campaña fue la tercera candidatura presidencial de Petro y su victoria suma a la nación andina a una lista de países latinoamericanos que han elegido a la izquierda en los últimos años.
Con Alberto Fernández en Argentina, Gabriel Boric en Chile, López obrador en México, y con Lula da Silva con todas las de ganar en Brasil, la liga de los presidentes de izquierda se asienta fuerte en Latinoamérica.
"Me llena de alegría el triunfo obtenido por Gustavo Petro y Francia Marquez Mina con el que culmina el proceso electoral en Colombia", escribió Alberto Fernández en su cuenta de Twitter.
Pero no tiremos cohetes: en la época de los 2000 un frente "unido" de izquierda latinoamericano se quedo sin nafta y varios de sus proyectos, como el UNSAUR y el ALCA fracasaron estrepitosamente. Y junto a la crisis de 2008, muchos no sobrevivieron con sus regímenes populistas de izquierda y dieron paso a regímenes de extrema derecha, como el de Jair Bolsonaro en Brasil. Las líneas ideológicas no siempre significan que todos patean al mismo lado.
Pero, ¿Qué significa esto? Teniendo en cuenta de que USA con Joe Biden se encuentra sumamente debilitada en el continente latinoamericano, sobre todo después de la gran pérdida de legitimidad que se vio en la Cumbre de las Américas hace 2 semanas, USA pierde cada vez más el rastro a la región.
En cambio, en la vereda de enfrente está China, país que ya es el principal socio comercial de una gran mayoría de los países latinos, que encima se intensificó su influencia desde que Joe Biden llegó a la presidencia, China se consolidara con más firmeza en los próximos años
Sobre todo en un contexto internacional donde la guerra en Ucrania y las miles de sanciones impuestas por occidente a Rusia está generando una enorme crisis energética en Europa y alimenticia en todo el mundo. Latinoamérica, el granero del mundo, es la opción b ideal para el gigante asiatico.
En especial Colombia, país el cual el petróleo representa casi la mitad de las exportaciones y cerca del 10% del ingreso nacional.
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