El dólar es la estrella de la escena en Venezuela, la moneda símbolo del American way of life es quien manda en las calles, el encendido verbo antiyanki se apaga a la hora de hablar de cuentas, todo se compra y paga en dólares, los Bolívares son invisibles.
El eje fundamental del discurso oficial sobre las causas de la guerra económica, es que la influencia negativa del dólar depreciaba la moneda local y esto desencadenaba hiperinflación, para el gobierno el incremento de la masa monetaria en 42.000% emitida por el Banco Central de Venezuela (BCV) en los últimos años no tuvo nada que ver, el dólar era la punta de lanza del ataque imperial.
Si miramos la cifra acumulada de la hiperinflación en sus cuatro años de extensión (diciembre 2017 a diciembre de 2021) alcanza la estremecedora cifra de 3.033.422.459,28 %. Para entender esto no podemos olvidar que en Venezuela se han quitado 14 ceros a denominación de la moneda (3 ceros en 2008, 5 ceros en 2018 y 6 ceros en 2021).
La destrucción de la economía venezolana ha atravesado diversas circunstancias críticas hasta el punto de optar por una apertura liberal sin precedentes en el país.
Manuel Sutherland, economista venezolano, la resume de esta manera: “hubo tres sucesos que empujaron a Maduro a esta apertura. El primero es la radical hecatombe de la economía. En sus manos, el PIB cayó 50% entre 2013 y 2018, y más grave aún fue la caída interanual reflejada en el primer trimestre de 2019: -26 %. En segundo lugar, el apagón de marzo de 2019 dejó a millones de personas sin poder comprar, ya que el dinero en efectivo (bolívares) es extremadamente escaso, y sin electricidad era imposible comprar en comercios habilitados con puntos de venta electrónicos. En tercer lugar, el gobierno sufrió los fuertes embates de las sanciones económicas y la insurrección continua del ala más radical de la oposición.”
Estos hechos fueron el precedente del mas salvaje ajuste económico, sin créditos del Fondo Monetario Internacional ni obligaciones con el Banco Mundial. Nicolás Maduro solito se convirtió en un liberal mas extremo que Javier Milei pero con un discurso a lo Fidel Castro.
Maduro en diciembre del 2020 para disimular la aceptación del fracaso de sus políticas económicas y tener que asumir que el camino liberal era el elegido llegó a afirmar que «Yo no lo veo mal, no lo veo mal (...). Me declaro pecador (...) es autorregulación necesaria de una economía que se niega a rendirse. (...) Hay que evaluar cómo ese proceso de lo que llaman 'dolarización' puede servir para la recuperación y el despliegue de las fuerzas productivas del país y el funcionamiento de la economía. Es una válvula de escape» luego de más de 15 años de controles de cambio y un oscuro entramado de la administración de las divisas, el gobierno, en su desesperación encuentra en esta dolarización informal y salvaje una bendición del mercado autorregulado.
El “dólar criminal” ha pasado a ser la tabla de salvación del fracaso histórico, el enemigo pasó a ser un amante.
¿Pero que ha sucedido detrás de esa dolarización?
La economía real se ha transformado por violentos saltos y no a través de procesos o por ciclos, en materia económica la progresividad de los cambios es importante para que la estabilidad sea el sustento sobre el cual se construya la confianza y eso permita que las inversiones y los negocios prosperen.
En Venezuela no hay ninguna progresividad, simplemente el Estado desapareció, desregularizó toda actividad, se olvidó de los derechos laborales, la actividad crediticia se redujo a cero, los salarios se pulverizaron, los ahorros desaparecieron, el poder adquisitivo perdió toda capacidad de compra, la moneda local fue sepultada y una dolarización anárquica creando una asimetría gigantesca entre la economía nominal y la real.
Para Sutherland lo que sucede es algo que no tiene precedente: “Un lumpencapitalismo se erige así entre la mar de ilegalidades, evasiones y bandas armadas extractivistas que se han hecho «empresarias» a fuerza de crímenes de todo tipo. El Estado se ausenta y se retrae. Los controles absurdos se abandonan de facto, pero con ellos las regulaciones necesarias también desaparecen. Reina el descontrol y se profundiza la desigualdad del ingreso en niveles nunca antes conocidos.”
La caída de la economía se desaceleró para mediados del 2022 y trajo consigo un “alivio” de la mano de la dolarización de facto, pero el estado en el cual ha quedado el aparato productivo nacional y la actividad económica refleja indicadores alarmantes para el común de la gente.
Por ejemplo, se estima que al 3 de febrero circulan en Venezuela aproximadamente 6 mil millones de dólares como parte de esa economía subterránea, la mayoría en efectivo, representando unos 168 dólares per capita, esa masa monetaria equivale a 5 veces la cantidad de bolívares circulantes en la economía, ahora bien si sumamos la totalidad de dólares y bolívares en Venezuela hay 7 veces menos liquidez que la disponible en Bolivia y unas 12 veces menos que en Uruguay, teniendo ambos 10 veces menos población.
El Bolívar, ya no posee la grandeza del Libertador, no es independiente ni soberano ni fuerte, muy por el contrario, es la mas devaluada y empobrecida moneda del mundo, se encuentra en una prolongada agonía.
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