SANTO SANADOR
Padre Pío, celebración del 23 de septiembre: Dones extraordinarios y milagros inexplicables
Día del Padre Pío de Pietrelcina: un santo milagroso al que se le atribuyen sanaciones, levitaciones, el don de la clarivirencia y la capacidad de estar en dos lugares el mismo tiempo.
Nacido bajo el nombre de Francesco Forgione, en Pietrelcina, provincia de Benevento, Italia, el 25 de mayo de 1887, es ampliamente conocido en el mundo cristiano por haber recibido los estigmas de Cristo en su cuerpo, por tener la capacidad de leer el corazón de las personas y la de estar en dos lugares al mismo tiempo (bilocación), así como de sanar a los enfermos gracias a su fe en Jesús.
Desde niño, Francesco, a quien más tarde llamarían Pío, fue muy devoto a la Virgen y un fiel cristiano, y tuvo su primera aparición del Sagrado Corazón de Jesús a la edad de cinco años en la parroquia de su barrio, la Iglesia Santa María de los Ángeles, donde recibió el bautismo y tomó los sacramentos de la Primera Comunión y Confirmación.
Durante toda su infancia y adolescencia, comenzó a tener apariciones de la Virgen María, lo que lo acompañaría toda su vida, incluso hasta el lecho de su muerte. El 23 de septiembre de 1968, el Padre Pío falleció después de murmurar “¡Jesús, María!”, y cuando trascendió a otro plano, sus estigmas, aquellos que lo habían acompañado, desaparecieron.
Fue canonizado en 2002 por el Papa Juan Pablo II, luego de que la Iglesia cotejara la veracidad de una serie de milagros, tanto en vida como post mortem.
Cuáles fueron los milagros del Padre Pío
Francesco Forgione, quien más adelante sería conocido como el Padre Pío, ingresó en el enero de 1903 a la Orden de los Frailes Menores Capuchinos en Morcone, como seminarista. Un día antes de ordenarse, experimentó una visión de Jesús junto a María.
Fue ordenado como sacerdote el 10 de agosto de 1910 en la Catedral de Beneveto, pero debido a fiebres y problemas pulmonares, fue enviado de vuelta a su pueblo natal, Pietrelcina, para que se recuperara.
Ocho años después de ser ordenado, el 20 de septiembre de 1918, el Padre Pío recibió los estigmas de Jesucristo, en sus manos, pies y costado izquierdo, justo en los mismos lugares que Jesús tras ser crucificado.
Pasó casi toda su vida en San Giovanni Rotondo, el convento de los capuchinos, oficiando las misas, curando a los enfermos, haciendo milagros, fundando un hospital en la zona y adquiriendo notoriedad por sus visibles estigmas que lo acompañaron durante 50 años.
En su habitación de dicha Iglesia, el Padre Pío afirmaba que el demonio lo golpeaba brutalmente, lo dejaba herido, lo tiraba de la cama y lo hacía sangrar. A veces los frailes escuchaban ruidos de lucha, gritos, golpes y muebles moviéndose, sin que nadie más estuviera allí.
Los estigmas del Padre Pío serían cotejados por religiosos y médicos de la época, quienes aseguraron que se trataba de algo sobrenatural, incapaz de explicarse por la ciencia.
- Testimonio del Dr. Giuseppe Bignami (médico que examinó al Padre Pío): “Las heridas estigmaticas permanecen abiertas, sangrando y dolorosas, sin signos de infección ni inflamación típica. No hay explicación médica para estos fenómenos, que desafían las leyes conocidas de la anatomía y la fisiología.” (Fuente: Informes médicos recogidos durante la vida del Padre Pío)
- Testimonio de la enfermera Flora Di Mario: “Pude ver con mis propios ojos las heridas abiertas en las manos y pies del Padre Pío. Las cambiaba con cuidado y estaban siempre sangrando, pero nunca vi que sangraran de manera excesiva. Su dolor era real, él sufría profundamente.” (Fuente: Testimonios recogidos en San Giovanni Rotondo)
- Testimonio del Padre Agustín Gemelli, sacerdote y médico que entrevistó al Padre Pío: “No encontramos explicación para las heridas que el Padre Pío presenta, que parecen estar vivas y que sangran sin causa aparente. No son fabricadas ni simuladas. Es un fenómeno que trasciende lo médico.” (Fuente: Entrevista de 1919)
Del mismo modo, varios testigos de la época aseguraron haber visto al Padre Pío en dos lugares al mismo tiempo, lo que se conoce como bilocación. Por ejemplo, se dice que apareció en cielos para proteger pueblos o para ayudar a personas en peligro, mientras físicamente estaba en su convento.
Asimismo, poseía el don de la clarividencia y veía dentro del alma de las personas, es decir, era capaz de conocer los pecados ocultos de las personas antes de que los confesara, ayudándolas a arrepentirse y sanar espiritualmente.
También se le atribuyen numerosas sanaciones de enfermos, como la recuperación de ciegos, paralíticos y enfermos graves tras recibir su bendición o intercesión, como el caso de la niña Gemma di Giorgi que recuperó la vista después de una bendición de padre.
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