A los 19 meses, Helen Keller, nacida en Alabama el 27 de junio de 1880, enfermó de meningitis, momento bisagra que la dejaría sorda, ciega y muda. Aquella beba dejó de ver y escuchar para siempre, o por lo menos, no pudo hacerlo nunca más a través de los sentidos de la vista, el oído y el habla, pero sí imaginó el mundo y aprendió de él a través de sus manos, graduándose en la universidad y convirtiéndose en la primera escritora sordociega.
HISTORIA DE SUPERACIÓN
Helen Keller, sorda, muda y ciega: El mundo en sus manos
Hellen Keller, la mujer que nunca vio el mundo, pero lo imaginó. Ciega, sorda y muda, pese a todo pronóstico, se convirtió en escritora y activista por los derechos de las personas con discapacidad.
La niña, con capacidades diferentes, durante muchos años no pudo controlar su temperamento, debido a que no había aprendido a regularse a través del contacto con los otros y con el ambiente.
A sus 7 años, su madre, Kate Adams, de una familia acomodada, y su padre, Arthur H. Keller, un respetado capitán del ejército confederado durante la Guerra Civil y editor de un periódico local, empezaron a buscar a alguien que pudiera auxiliarlos en la crianza de esta niña, mientras se ocupaban de sus otros dos hermanos, por lo que se acercaron al Instituto Perkins para Ciegos: ahí encontraron la ayuda de Anne Sullivan, quien marcaría un antes y después en la vida de Helen.
“Salí de Egipto y me hallé en el Sinaí, y una fuerza divina tocó mi espíritu, y le dio la vista para que contemplase tantas maravillas. Y desde la montaña sagrada escuché una voz que decía: el saber es amor, luz, visión”, así definió Helen la llegada de Anne Sullivan a su vida.
Anne Sullivan, la mentora de Keller, quien le mostró todo
Johanna Mansfield Sullivan, más conocida como Anne Sullivan, fue la maestra, guía, amiga y compañera de vida de Helen Keller hasta 1936, quien le enseñó cómo comunicarse con el mundo exterior y le ayudó a entender el lenguaje a través del braille y el tacto, lo que luego le permitió formarse académicamente y expresarse.
Anne, al igual que Helen, tenía una discapacidad, era ciega. Había perdido gran parte de la vista a causa de una infección (tracoma) cuando era niña, y vivió en orfanatos tras la muerte de su madre y el abandono de su padre. A pesar de ello, fue admitida en el Instituto Perkins para Ciegos, donde recibió educación formal y tratamiento para su vista.
A sus 20 años, Anne Sullivan fue enviada a Alabama por el Instituto Perkins para trabajar con la pequeña Helen Keller, quien tenía 7 años, era sorda, ciega y medio salvaje porque aún no tenía herramientas ni había desarrollado lenguaje que le permitiera interpretar ni relacionarse con el mundo, al menos, a través del braille y tacto.
Anne, fue la primera en enseñarle el lenguaje para sordomudos, a través de signos que le hacía a Helen en la palma de la mano. Poco a poco Helen fue comprendiendo que aquellos garabatos que le hacía en la mano tenían un sentido y un nombre, que representaban las cosas.
Hellen Keller, feminista, socialista y sordociega
Helen Keller (27 de junio de 1880 a 1 de junio de 1968) fue una prolífica escritora, conferencista y activista, que promovió los derechos de los discapacitados, la equidad de género, el socialismo, la justicia social y reunió recursos para la Fundación Americana para Ciegos.
Primero, Helen dominó el alfabeto dactilológico, luego aprendió el sistema braille y a escribir con una pauta especial, y, finalmente, a leer los labios tocándolos con sus dedos y a hablar balbuceando, aunque no se escuchara.
Su maestra, Anne Sullivan, quien se convertiría en su amiga hasta el final de sus días, consiguió un tablero especialmente diseñado, acanalado de modo que un lápiz podía formar las letras, y así Helen aprendió el alfabeto dactilológico, Más adelante, cuando le enseñó el sistema braille, Helen empezó a usar máquinas de escribir, con las que luego escribiría sus memorias y sus reflexiones de lucha social por las personas con discapacidad.
"(Anne) me tomaba la mano, que pasaba ligeramente sobre su rostro, haciéndome palpar las posiciones de su lengua y de sus labios, mientras que ella profería un sonido simple articulado", escribió Kellen en The Story of My Life ( La Historia de Mi Vida).
Helen continuó estudiando en distintas escuelas de educación especial, hasta llegar al Radcliffe College, en 1900, donde se graduó con honores, convirtiéndose en la primera persona sordociega que obtuvo un grado universitario.
A lo largo de su vida, Helen Keller escribió 14 libros y más de 475 ensayos, lo que demostró que venció el destino de mal augurio que le vaticinaban los médicos, desafiando todos los pronósticos y convirtiéndose en un símbolo de superación.
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