En un suburbio industrial de Shanghái, tanques de acero inoxidable del tamaño de edificios comienzan a llenarse con cultivos celulares que pronto se convertirán en terapias avanzadas. Este paisaje, impensado hace apenas un lustro, es hoy la expresión más visible del dinámico ascenso de China como potencia en la industria farmacéutica.
CHINA SE EXPANDE
China quiere liderar la industria farmacéutica global a fuerza de inversiones y flexibilización
La biofarmacia china avanza a velocidad récord y pone en jaque a la industria farmacéutica de Estados Unidos y Europa.
Esta foto genera un creciente temor en la industria global establecida de que el país asiático esté a punto de tomar la delantera en innovación farmacéutica.
La empresa responsable de esta nueva megaplanta es BiBo Pharma, una startup china que avanza con velocidad récord: inició construcción hace pocos meses y ya supera los plazos previstos, impulsada por aprobaciones exprés y un ecosistema de apoyo estatal que ofrece subsidios, alquileres bajos y asesoría permanente.
El caso de BiBo ilustra el motor fundamental detrás del auge chino: velocidad, escala y una fuerza laboral altamente especializada.
El crecimiento de la industria en China
Durante años, China fue vista como un actor secundario, dependiente de tecnología extranjera e incapaz de desarrollar productos innovadores. Incluso fue objeto de críticas durante la pandemia por la limitada eficacia de sus vacunas.
Sin embargo, la situación cambió radicalmente. Hoy, ejecutivos de farmacéuticas occidentales reconocen en privado que China avanza dos o tres veces más rápido en etapas clave del desarrollo de fármacos, desde la identificación de moléculas hasta los ensayos clínicos iniciales, según publicó Financial Times.
Esta eficiencia se debe a varios factores: una masa abundante de científicos e ingenieros, una infraestructura industrial robusta y un sistema de salud donde los pacientes —con necesidades médicas insatisfechas y gran disponibilidad para participar en estudios— pueden ser reclutados para ensayos clínicos en tiempos muy inferiores a los occidentales.
A ello se suma un empuje estatal sostenido. Desde mediados de la década de 2010, China reformó regulaciones, flexibilizó requisitos para ensayos y fomentó la inversión en biotecnología. Hong Kong abrió su mercado bursátil a empresas sin ingresos, lo que permitió una oleada de salidas a bolsa y el financiamiento de proyectos de alto riesgo.
El resultado es un ecosistema vibrante que va desde startups experimentales hasta gigantes de subcontratación como WuXi AppTec, hoy socios indispensables para compañías europeas y estadounidenses.
El crecimiento no se limita a la velocidad. China también se ha convertido en un polo estratégico para terapias sofisticadas como los ADC —fármacos conjugados que atacan tumores con precisión milimétrica— y anticuerpos multiespecíficos. En estas áreas, empresas chinas concentran cerca de la mitad de los proyectos globales en fases clínicas tempranas.
Sin embargo, el ascenso no está exento de desafíos. Aunque China domina la I+D inicial, aún enfrenta dificultades en etapas avanzadas: regulación internacional, ensayos fuera del país, comercialización y construcción de redes de distribución global. Ninguna farmacéutica china figura todavía entre las 20 mayores del mundo, y las tensiones geopolíticas con Estados Unidos amenazan con frenar colaboraciones estratégicas.
Pese a ello, el flujo de acuerdos con multinacionales sigue creciendo, y cada vez más startups chinas firman licencias internacionales para expandir sus terapias hacia mercados de alto valor. Para muchas de ellas, asociarse con gigantes como Bristol-Myers Squibb es la vía para aprender “desde dentro” cómo escalar globalmente.
Más noticias en Urgente24:
AFA sacude al fútbol argentino tras la medida que definió con TyC Sports
Ajustes en Cuenta DNI: Qué pasará con la aplicación
Los aviones F-16 de Argentina a la espera: Cuándo cruzan el Atlántico
Telefe empieza a cortar cabezas: Qué famosa conductora se queda sin sueldo
Finlandia y USA logran el sueño de Tesla: trasmitir electricidad sin cables