Día de la Lealtad, 17/10, el momento más peronista del año, aún cuando el panperonismo haya sufrido bastante con los Kirchner, hasta que llegaron los problemas judiciales de Cristina Fernández de Kirchner, que la acercó al PJ pero postergando una vez más la batalla cultural pendiente acerca de qué significa hoy el panperonismo.
A PROPÓSITO DEL DÍA DE LA LEALTAD
La verdadera batalla cultural que debe dar el panperonismo
17/10: La mayor lealtad del panperonismo es modernizar el peronismo de manera tal que pueda ganar la batalla cultural y reconstruir la sociedad.
Cuando el 'movimiento' esperaba que el tiempo provocara el olvido de su mala gestión anterior, Javier Milei ha resultado una decepción para la mayoría, y su fracaso reinstala, en forma prematura, al panperonismo como opción.
Sin embargo el panperonismo cometería un grave error en dar por sentado que la sociedad le concede valor a todas sus dogmas. No hay cheques en blanco ni aprobaciones a libro cerrado, y mucho menos con las nuevas generaciones.
Es más: el panperonismo deberá reconocer su derrota en algunas batallas culturales, identificar sus fragilidades y realizar un control de daños. Javier Milei fue el emergente de varios de esos combates.
La motosierra como ícono político no fue una casualidad. El arribo de Federico Sturzenegger con sus mamotretos inspirados en trabajos de la Universidad San Andrés tuvo alguna inserción en el pasado. El súperDNU famoso logró el apoyo de varias corporaciones de negocios. La Ley Bases tuvo su núcleo de respaldo. No prosperaron sólo por la impericia de Milei. Todo esto debe considerarse en el momento de trazar un rumbo.
Alexandre Pointier en Le Grand Continent:
En la Argentina podría agregarse a "la izquierda" algo así como "el panperonismo".
No hay motivo para que el peronismo no absorba, quizás resignifique, pero en definitiva incorpore conceptos otrora subestimados o desacreditados por sus líderes para la gestión del Estado contemporáneo.
En USA la campaña proselitista de Donald Trump incluyó la promesa de lo que luego se llamó DOGE (Departamento de Eficiencia Gubernamental) y lo lideró Elon Musk, hasta que ocurrió su disputa con el Presidente por el tratamiento impositivo a los vehículos eléctricos, que con los demócratas gozaban de un estímulo fiscal que el republicano se los quitó.
En ese contexto, Pointier difundió un Manifiesto para un DOGE de izquierda.
Sin duda que el panperonismo, o bien la izquierda -considerando el modelo vigente en la Provincia de Santa Fe, donde hay una ambiciosa alianza peronista / progresista que puede expandirse-, sorprenderían a la sociedad no peronista ni de izquierda con alguna propuesta de modernización de su ideario, y de reconocimiento de que el tiempo no pasa en vano.
La reinvención del Estado
Por ejemplo, una reinvención de la presencia humana en las funciones importantes en el Estado presente.
Equidad significa también, y sobre todo, un Estado que funciona. Hasta ahora no ha funcionado ni con el panperonismo ni con los neolibertarios.
Pointier se atreve a deslizar propuestas para ese nuevo DOGE:
- Auditar la acción pública para redistribuir los fondos en lugar de recortarlos (identificar los gastos poco útiles, simplificar drásticamente las estructuras administrativas para liberar márgenes, suprimir los programas «vidriosos» con escaso impacto social).
- Reinvertir masivamente en funciones vitales (salud de proximidad, educación, vivienda y movilidad verde).
- Medir el impacto social real (indicadores de satisfacción, acceso a los derechos, igualdad territorial y presupuestos orientados por objetivos cualitativos en lugar de por renovación mecánica).
- Utilizar la tecnología (incluyendo la Inteligencia Artificial) para simplificar (ventanillas únicas digitales, IA para tareas repetitivas, datos abiertos para la transparencia y la evaluación), sin depender de tecnologías extranjeras y con el objetivo sincero de aumentar el acceso a los derechos.
Cuando se debate acerca de cómo promover la demanda -acción indispensable no sólo para mantener la adhesión a un gobierno sino para recaudar impuestos en una sociedad cuyo esquema tributaria depende de gravámenes al consumo-, hay que exhibir respuestas creativas y lógicas al desafío conservador que expresó Javier Milei por TV: "¿Ud. quiera que emita moneda sin freno?".
Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández cayeron en la trampa de estimular el consumo a partir de la emisión, y se equivocaron. El muy limitado Milei ha sido expresión de aquellos errores, pero debe existir una alternativa compatible con una gestión eficiente de los recursos disponibles en la sociedad. ¿Alguien está trabajando en modelos econométricos o se espera a llegar al poder para comenzar a elucubrar posibilidades? Esto provoca un debilitamiento anticipado de cualquier Administración.
Desafíos
A menudo las fuerzas partidarias son consumidas por los mitos y los estereotipos sobre sí mismas como sobre sus aliados y sus adversarios. Los preconceptos bloquean el debate y canibalizan las ideas.
Resulta imprescindible una apertura intelectual, que provoca el triunfo inicial en toda batalla cultural.
Si esto fuese conseguido, hay reflexiones para sumar al análisis. Por ejemplo, Pointier:
"El modelo de «high tax, high trust» (altos impuestos, alta confianza) de los países nórdicos funciona porque los ciudadanos ven un rendimiento directo, visible y equitativo: escuelas eficaces, atención sanitaria de calidad, administración sencilla. Los estudios académicos demuestran que la percepción de un Estado imparcial y eficaz explica la alta aceptación fiscal."
Considerando la estructura sociocultural de la Argentina y su realidad demográfica, no hay movilidad social ascendente sin un «high tax, high trust». El desafío para conseguirlo es enorme y sin duda requiere de reformas muy importantes en el funcionamiento
- de organismos de control,
- de auditorías y
- de estatutos laborales.
Pero resulta indispensable para lograr ciclos positivos de cierta duración.
Otro:
"Durante 2 décadas, la izquierda europea se ha centrado en un discurso que combina la imposición adicional de los altos ingresos y las grandes empresas con el aumento de las prestaciones sociales. Este enfoque es intelectualmente legítimo, ya que la injusticia fiscal y el aumento de las desigualdades son evidentes. Sin embargo, deja un ángulo muerto: la experiencia concreta de los servicios públicos. Al hacerlo, la izquierda debilita la legitimidad de los Estados de bienestar, que depende tanto de la generosidad como de la calidad percibida de los servicios públicos. Si para la mayoría de los europeos el problema no es solo la redistribución, sino el deterioro percibido de los servicios esenciales, los debates sobre la fiscalidad o la tributación (…) no bastarán para responder a las frustraciones cotidianas."
Es evidente que la destrucción del Estado que propone Federico Sturzenegger sólo fue / es posible por el desencanto que provoca el Estado populista. El panperonismo deberá asumir su responsabilidad en esta cuestión, promover una autocrítica y definir rectificaciones, si pretende que su fracaso no sea aún más veloz que el de La Libertad Avanza.
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