CÓRDOBA. Los días post electorales no han sido fáciles para Martín Llaryora, gobernador de Córdoba que apostó fuerte por el armado de Provincias Unidas y sufrió un duro revés electoral. La contundente victoria violeta no solo dejó frustración por los resultados, sino también por el crecimiento de una “colectora” inesperada: Natalia de la Sota.
10 DE DICIEMBRE
Martín Llaryora quiere ser el árbitro de Milei, pero Natalia de la Sota lo discute
Cerca de Martín Llaryora insisten con que Provincias Unidas es la tercera fuerza. Mientras tanto, la interna arde con Natalia de la Sota partiendo el bloque.
En ese sentido, el discurso del Gobierno provincial giró horas después del cierre de los comicios. Con los resultados extraoficiales en mano, los principales funcionarios del Centro Cívico “abrieron el paraguas” con anticipación bajando la expectativa de una victoria hacia la sumatoria de bancas, en un intento por amortiguar el golpe que finalmente se concretó con la derrota del ex gobernador y ahora diputado electo Juan Schiaretti en manos de un ignoto candidato libertario como Gonzalo Roca (42 a 28).
Si bien las cuentas legislativas cerraron para Llaryora, el análisis interno fue mucho más duro que el exhibido para el exterior. La sumatoria de una banca no conformó a nadie ya que el despliegue de campaña se había realizado con el esfuerzo de quien pretende ganar y dar el golpe.
Esto último no sólo no se concretó, sino que resultó en una fractura que estaba latente pero que hasta ahora no se había expuesto con la partida del bloque oficialista de la renovada diputada De la Sota.
Martín Llaryora y arbitrar a Milei
Con el resultado puesto, el discurso del Gobierno provincial se centró ahora en generar un arbitraje para las reformas que la Casa Rosada pretende acelerar luego del 10 de diciembre. Con el bloque de Provincias Unidas conformado a partir de la magra cosecha de los gobernadores, Llaryora pretendería revestir de solidez al espacio y evitar que las negociaciones se realicen provincia a provincia, como ocurrió en el 2024.
En ese sentido, el diputado Carlos Gutiérrez anticipó que la voluntad de los legisladores cordobeses sería mantener aglutinado el espacio que quedó muy golpeado de cara al 2027, apenas meses después de haber visto la luz.
Para Llaryora, la solidez del espacio legislativo será clave a la hora de destrabar nuevos recursos. Esos mismos que no le fueron extendidos desde Nación y que “congelaron” los proyectos centrales de su administración, incluyendo el plan maestro de obras públicas, lo que dejó a la propuesta provincial sin material grueso para la campaña, que debió volcarse al incómodo escenario nacional.
Natalia de la Sota, la fractura expuesta
De regreso a la interna, y con efectos en la Cámara baja, se conoció la separación definitiva de Natalia de la Sota respecto al Gobierno provincial. La diputada confirmó la conformación del bloque propio bajo el nombre de Defendamos Córdoba, sello que la llevó a integrar el podio en la elección del domingo y ser la “sorpresa peronista”.
Si bien el resultado de De la Sota estaba previsto por las proyecciones (8%), la concreción del proyecto político separado del espacio que alguna vez tuvo a su padre (José Manuel de la Sota) como conductor cambió el escenario local. Las diferencias con Schiaretti y Llaryora quedaron en evidencia y, ahora, quedó encaminada para rediscutir la dirección del peronismo cordobés, hace años alejado de la interna a nivel nacional por la gravitación del kirchnerismo.
Con Llaryora aspirando a una reelección en 2027, el rol de Natalia de la Sota podría ser decisivo ya que demostró un importante nivel de representación interna y proyección hacia el liderazgo del movimiento que inició bajo el nombre de Unión por Córdoba.
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