CÓRDOBA. La Provincia de Córdoba es un suelo mediterráneo. Alejado de todos los accesos al mar, el clima que entrecruza esa jurisdicción es bastante diverso.
Desde la pampa húmeda que se extiende el sureste, hasta los áridos suelos del noroeste, varios paisajes pueden ser avistados. Sin embargo, hay uno que no abunda demasiado: los espejos de agua.
Por su posición geográfica, la provincia tiene sumido a gran parte de su territorio en zonas donde no abundan las precipitaciones. Y, justamente, esas zonas son las más habitadas.
La Ciudad de Córdoba, por ejemplo, se encuentra en un punto complejo desde el punto de vista de la aridez. Oculta al pie las Sierras de Córdoba, las precipitaciones no alcanzan a llegar con gran intensidad a la zona.
Eso, sumado a la parada que tienen las tormentas a la próxima Cordillera de los Andes, hace que Córdoba no alcance a acumular grandes cantidades de líquido a lo largo del año. Claro, las tormentas formadas en el pacifico no alcanzan a llegar ya que se descargan, o bien en los Andes, o bien en las Sierras.
Por eso, la vida cordobesa depende exclusivamente de los diques artificiales y sus ríos afluentes para sobrevivir. Sin embargo, todo se complica en época donde, incluso en la punta de la montaña, no hay precipitaciones.
Precisamente eso es lo que ocurre actualmente. Y todo ello impulsado por un fenómeno meteorológico llamado “La Niña”.
Ese evento, que puede durar años, se caracteriza por fuertes sequías y circulación de fuertes vientos que afectan considerablemente los afluentes de agua. Actualmente, Córdoba está en un periodo de varios años de Niña acumulados que ponen en riesgo la sustentabilidad de toda la cuenca.
Para verificar eso, basta consultar el nivel de todos los diques cordobeses. El Dique San Roque, aquel rodeado por las costas de Villa Carlos Paz y el que más provee agua a la Capital provincial se encuentra debajo de 6 metros de su vertiente.
Otro importante dique afectado es el de Los Molinos, cuyo descenso es de más de 7 metros. El más afectado es el Dique La Viña, en Traslasierra, donde el agua está a más de 16 metros por debajo de lo que debería.
Así, los 8 diques cordobeses se encuentran en déficit, demostrando una situación alarmante. A punto tal que ciertas localidades ya comenzaron con restricciones de consumo.
Ese es el caso de Sierras Chicas, y el Valle de Punilla, dos de las zonas que más urbanización vienen sufriendo en las últimas décadas. Allí, con el aumento insólito de las temperaturas, los consumos se dispararon y obligaron a las cooperativas a racionar el agua.
Al respecto, el pronóstico no ayuda. Se espera que el verano 2023 sea inusualmente seco, teniendo en cuenta que es la época en la que mayor nivel de precipitaciones se acumula.
De esa manera, Córdoba va camino a un problema muy grande. Poca agua, y de muy mala calidad raíz de los incendios, con una población de consumo creciente.
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