Moria Casán y Graciela Alfano liquidaron a Marcelo Tinelli: Tiene que dar la cara

Moria Casán y Graciela Alfano se reencontraron en TV y hablaron sin filtro de Marcelo Tinelli: cheques cruzados, errores y un beso que hizo temblar el aire.

Por GERMÁN MOLKUC

El debut de Moria Casán en El Trece fue un sacudón en vivo con nombre propio. En su estreno, Graciela Alfano se sentó a su lado y entre risas, recuerdos y palazos, ambas hablaron sin filtro de Marcelo Tinelli, recordando viejas heridas que todavía duelen más de lo que muchos quieren admitir.

Marcelo Tinelli en deuda: Lo que Graciela Alfano se animó a contar

Moria volvió a la televisión abierta como si nunca se hubiera ido. A las 9 en punto, con un trajecito rosa y la seguridad que la caracteriza, se plantó frente a cámara y le dio la bienvenida a su amiga y cómplice, Graciela Alfano, que apareció envuelta en piel sintética y con el mismo brillo de siempre. Desde el arranque, quedó claro que no iban a hacer televisión liviana.

La charla tomó temperatura cuando Alfano recordó sus épocas en los programas de Marcelo Tinelli, y tiró sin anestesia: "A mí me costaba mucho cobrar. Un día me dijeron que no estaba el cheque, me dieron uno cruzado."

Graciela Alfano recordó los problemas para cobrar en la era Tinelli y Moria Casán la respaldó con su ironía habitual. Entre risas, dejaron expuesto el desorden detrás del show más famoso del país. — Graciela Alfano recordó los problemas para cobrar en la era Tinelli y Moria Casán la respaldó con su ironía habitual. Entre risas, dejaron expuesto el desorden detrás del show más famoso del país.

El estudio se quedó en silencio por un segundo, hasta que Moria le clavó la mirada como quien sabe que lo que viene vale oro. Alfano siguió: "Tuve que ir a microcentro a cobrarlo, me dieron un fangote y me volví en moto. Yo siempre cobré porque era una hincha pelotas".

La anécdota, que podría sonar graciosa, dejó entrever lo que muchas figuras contaron en off durante años: que detrás del show, Tinelli manejaba un sistema caótico donde algunos cobraban tarde o directamente no cobraban. Y que hablar de eso, en ese momento, no era gratis.

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Mientras tanto, Moria aprovechó para clavar su análisis, sin necesidad de subir el tono: "Tuvo muchas equivocaciones, cuando empezás a meterte en muchas cosas...". No lo dijo con bronca, sino con esa mezcla de lucidez y experiencia que solo ella puede tener. Desde el piso de El Trece, La One volvió a demostrar que no necesita gritar para incomodar.

El nuevo poder en la tele tiene voz de mujer

El tema inevitable era el presente de Tinelli, que hoy atraviesa uno de sus momentos más complicados: problemas con su productora, conflictos familiares y una audiencia que parece haberse cansado del formato eterno del Bailando. Ahí, Moria fue directa, sin miedo ni diplomacia: "Tiene una actitud tibia y perdió público. Todo el mundo puede tener su mejor época o no. Pero yo creo que él tiene que redoblar, dar la cara y hablar."

No fue un golpe gratuito. Fue un diagnóstico hecho por alguien que conoce los códigos del medio desde adentro. Alfano, lejos de esquivar el tema, acompañó la línea: "Había cobros que no se hacían, hay cosas que hay que pagarlas. Por mucho tiempo él lo sostuvo y ahora salió a la luz. Tiene que resolverlo de alguna manera."

Con un beso final y frases filosas, demostraron que las divas siguen marcando el pulso televisivo.

Entre las dos, construyeron una escena que fue mitad confesión y mitad espejo de la televisión argentina: una industria que se reinventa a los gritos, donde la lealtad dura lo que el rating y donde las mujeres que antes eran decorado ahora son las únicas que se animan a decir lo que los demás callan.

Para cerrar el programa, fieles a su historia, se dieron un beso en cámara. "Fuimos las primeras que nos besamos. Antes que Britney y Madonna", recordó Alfano, mientras Moria remató con una frase que ya es tendencia en redes: "Está perfecto, mi amor. A la mañana la gente también tiene clítoris."

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Con eso, el arranque de La mañana con Moria fue un show de verdad: espontáneo, sin miedo al qué dirán y con un mensaje entre líneas. Porque más allá de los chistes y los recuerdos, lo que pasó en ese estudio fue una toma de posición. Moria y Alfano marcaron el pulso: los tiempos cambiaron, los jefes ya no mandan tanto, y las divas, como siempre, llegaron antes que todos.

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