En un artículo donde destacó "la baja del riesgo país y la estabilidad macroeconómica", Javier Milei simuló una tábula rasa con redactores del diario La Nación a quienes había tildado como integrantes del “pasquín de los Mitre”.
CONTRADICCIONES
Javier Milei escribe en La Nación a cuyos periodistas llamó "ensobrados", "esbirros" y "soretes"
Rarísimo: Javier Milei en el "pasquín de los Mitre" (La Nación), a cuyos referentes había llamado "esbirros que se la dan de periodistas".
El presidente los había acusado, asimismo, de “mentir, ensuciar y calumniar con informaciones falsas”.
Posiblemente, en el presente aprendizaje exprés de la política que está llevando adelante, el Jefe de Estado vaya descubriendo que en el periodismo “los amigos van y vienen pero los enemigos se acumulan”.
A diferencia de la política, donde por ejemplo Cristina Kirchner señala que “las ofensas caducan a los 6 meses”, en la comunicación todo es distinto porque un periodista trabaja gracias a su credibilidad. Se trata de un preciado bien que “se gana monedita tras monedita durante años pero se puede perder de un plumazo y a raudales”.
“Pobre Don Bartolomé” l legó a publicar en X tras mofarse del diario de la familia Mitre.
¿Alguien piensa que profesionales de semejante ego van a dejar pasar que los haya tratado como “pozo séptico"?
¿El Gordo Dan es su “séptimo de caballería”?
Milei habló decenas de veces sobre el reinado de las redes sociales y el fin de los medios tradicionales pero su enfoque comunicacional es, como el mismo diría, precámbrico.
Su postura vertical en cuanto a difusión de contenidos es lo que el pensador italiano Umberto Eco llamaba la “paleo televisión”: el poder simplemente le comunica al pueblo desde su pedestal y las masas están destinadas a absorber de manera pasiva esos saberes.
A fines de agosto de 2024, al defender su decisión de postular al juez federal Ariel Lijo como integrante de la Corte, Milei dijo en Radio Mitre:
En su cuenta de X, volvió a cargar contra los comunicadores que investigan casos de falta de transparencia en su gestión.
“La gente los odia por ser mentirosos y corruptos y por operar. Van a tener que entender que la gente les picó el boleto y los odia... y está bien, ya que son cómplices de la política más inmunda que hundió al país. Uds son sus socios y cómplices necesarios de la decadencia... Sólo soy el mensajero y no más que un simple vehículo... Afortunadamente, la llegada de las redes sociales (las que Uds quieren regular y así censurar disidentes) los están dejando en evidencia frente a todos”.
Existe una asimetría del poder de un gobierno sobre la prensa pero es también una realidad que no todos los micrófonos “pesan” lo mismo.
En sus misas, el Gordo Dan mueve de 10.000 a 15.000 seguidores. En su edición online, La Nación ha llegado a sumar más de 20 millones de seguidores, ocupando el podio nacional.
En medio de su deriva autoritaria llegó a comparar a uno de los periodistas más creíbles del país, Carlos Pagni, con el Tío Lucas de la serie cómica “Los locos Adams”.
“¿Será que odia y envidia mi cabellera el señor en cuestión? Asì lo identifican al mentiroso, farsante, operador” señaló el ocupante de la Casa Rosada.
Luego, fue por más y redobló sus insultos contra el conductor de Odisea Argentina (LN+).
Para rematar su andanada de insultos, le diagnosticó a Pagni algún tipo de problema de entendimiento.
“Si no es un operador ¿tendrá déficit de IQ severo? CIAO!”, cerró en X.
Otro de los comunicadores de La Nación vilipendiados por Milei fue Alconada Mon, uno de los escritores de libros de ficción y no ficción que más vende en las librerías vernáculas.
“Milei me llamó sorete ensobrado y me bloqueó” explicó Hugo en un reportaje con con Ernesto Tenembaum y Reynaldo Sietecase.
¿Por qué le dolieron tanto las investigaciones de La Nación?
El descubrimiento por parte del mencionado diario de inconsistencias en las declaraciones patrimoniales del titular del ARCA, Juan Pazo, y el responsable de la DGI, Andrés Vázquez, debió haber motivado sus inmediatas separaciones de los cargos hasta que se aclararan las duras acusaciones de evasión impositiva que pesan sobre ellos.
Tener al jefe de la lucha contra la evasión fiscal acusado de ser justamente un evasor se asemeja a poner a un pirómano como jefe de los bomberos.
Otra de las movidas periodísticas del “pasquín de los Mitre ” que lo incomodó fue la acusación, también de Alconada Mon, sobre las fortunas que cobró Milei a políticos y empresarios por sus “asesoramientos” ya que era antes de llegar a la política un mero monotributista.