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MINERÍA Y MEDIO AMBIENTE

La Guerra del Agua (2): Ley de Glaciares

La modificación de la Ley de Glaciares es, para gobernadores, la apertura hacia la minería a gran escala; para otros es la guerra del agua que viene.

Greenpeace inició la recaudación de firmas que presionen sobre el Congreso, que representa a los gobernadores, que en su mayoría promueven la modificación de la Ley de Glaciares (N°26.639)que les permitan impulsar diversos proyectos de minería. El reclamo de Greenpeace es "¡No sacrifiquen la Ley de Glaciares! El agua no se negocia ni se entrega".

Precisamente es lo que planteó Matías Avramow en La Nación:

"De los 325 proyectos mineros que hay en carpeta, 3 —los más cercanos a estar en operaciones— se verían beneficiados de forma inmediata con la modificación de la ley que protege los glaciares argentinos. Si se consideran también los que están en la etapa de exploración —ponderando su viabilidad— , el número asciende a 7, aunque varias fuentes consultadas señalaron que podrían sumarse más a corto plazo. Este proyecto obtuvo dictamen de mayoría la semana pasada en el Senado y será votado en recinto en las sesiones extraordinarias de febrero de 2026. (...)

El sistema de glaciares abastece de agua de manera directa a más de 7 millones de personas, que representan al 18% de la población argentina, una cifra que equivale a más del doble de la población de la Ciudad Autónoma de Buenos

Aunque los conflictos por escasez de agua no suelen ser un problema cotidiano para la sociedad porteña; en cambio sí lo son para las provincias más

Y casi todos los proyectos mineros que coinciden o se encuentran próximos a algún tipo de glaciar están ubicados en San Juan, aunque también hay un desarrollo en Salta y otros más en Mendoza. Esas son de las provincias más áridas del país. (...)".

Provincias reclaman precisiones

A RealPolitik, Favio Casarín- geólogo vinculado a la Universidad Austral- le explicó: Esta ley de Glaciares es del año 2010. Es una ley que nunca se reglamentó, o sea, que operativamente es como que no estuvo vigente. Según detalló, el objetivo central de la norma fue la protección de los glaciares y del ambiente periglaciar, tarea que se encomendó al Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (IANIGLA), del Conicet, a través de un inventario nacional.

En contextos de sequía, hay provincias que dependen de los glaciares y de los manchones de nieve, que en los últimos años se redujeron tanto por el aumento de las temperaturas globales como por una sequía prolongada, según lo planteó durante una sesión informativa en el Senado, Pedro Eugenio Villagra, director del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla).

Sin embargo, faltan precisiones al respecto. Las provincias interesadas en el desarrollo minero reclaman esos detalles.

Esto regresa a Casarín: “No es la derogación de la ley de Glaciares ni una modificación profunda”. Y aclaró: “. Es ley aclaratoria, pero la ley sigue siendo la misma, ahí está, pero con algunas modificaciones de artículos. (...) mantiene la protección de los glaciares y del ambiente periglaciar. Eso está claro porque el artículo primero de la ley, la anterior y el actual, queda exactamente como está. (...) En el ambiente periglacial tenés una zona que es cercana al glaciar, que tiene congelamiento permanente, que esa zona sí merece una protección similar al glaciar y hay otra zona que no, que a veces se congela y a veces se descongela (...) eso es un límite muy difuso para establecer entonces que no se puedan hacer actividades productivas en esa zona (...)".

El problema global

Esto sucede en un contexto global muy complicado para los glaciares.

En la revista científica Nature el investigador Lander Van Tricht analizó el futuro de más de 200.000 glaciares y explicó que el calentamiento global decidirá cuántos se pierden y cuántos aún pueden salvarse.

Según los resultados, ese pico se producirá a mitad del siglo 21. Se diría que en esta generación. Si el calentamiento global se limita a 1,5ºC respecto a la era preindustrial, el máximo llegaría alrededor de 2041, con unas 2.000 desapariciones anuales.

En escenarios más cálidos, el proceso se agrava. Con un aumento cercano a los 4°C, podrían desaparecer hasta 4.000 glaciares cada año durante la década de 2050.

El estudio también muestra que las pérdidas no serán homogéneas. Las regiones con glaciares pequeños y medianos, como los Alpes europeos o los Andes subtropicales, sufrirán las desapariciones más tempranas. En algunas zonas, hasta la mitad de los glaciares podría perderse en apenas dos décadas. En cambio, las grandes masas de hielo de Groenlandia o los márgenes de la Antártida alcanzarán su pico más adelante, aunque no están a salvo.

La pérdida acelerada de glaciares tendrá consecuencias directas en muchos ámbitos. Una de las más inmediatas será la reducción de las reservas de agua dulce en regiones que dependen del deshielo estacional para el consumo humano, la agricultura y la producción de energía hidroeléctrica.

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