Un nuevo estudio de investigadores de la Universidad de Stanford, Estados Unidos, analizó dos tipos de fibra comunes en los alimentos y reveló marcadas diferencias en el efecto que generan en las personas, y no siempre ha sido bueno.
SEGÚN ESTUDIO
La fibra es buena para el intestino, pero no en cualquier dosis
Es sabido que las dietas ricas en fibra son beneficiosas para el intestino y la salud en general, pero sus efectos pueden ser muy variados en las personas.
Asimismo, los hallazgos mostraron cómo un tipo de fibra es capaz de reducir el colesterol, un misterio que los científicos han estado persiguiendo durante años.
"Todos sabemos que las dietas ricas en fibra son buenas para nosotros, pero los informes publicados sobre sus efectos pueden ser muy contradictorios", dijo Michael Snyder, genetista y autor principal del estudio publicado ayer (28 de abril).
Las fibras son carbohidratos que son metabolizados selectivamente por los microbios del intestino (microbiota) pero que no son digeribles para los humanos. Están presentes en frutas, verduras, nueces y granos.
La ciencia ya ha demostrado que las dietas ricas en este nutriente representan un menor riesgo de ataque cardíaco, ACV y enfermedad cardíaca.
Colesterol o inflamación: los efectos en el intestino
Químicamente, las fibras son diversas en longitud, ramificación, solubilidad, carga y otras propiedades, explicó Snyder. Sin embargo, “por lo general se estudian como mezclas complejas de origen vegetal”, sin más precisión.
Por eso, los investigadores se centraron en los efectos fisiológicos de dos fibras solubles comunes, pero distintas: arabinoxilano (AX), que es común en los cereales integrales e inulina de cadena larga (LCI), que se encuentra en la cebolla, la raíz de achicoria y el alcaucil.
Los participantes consumieron 10 gramos de fibra por día durante la primera semana, 20 gramos durante la segunda y 30 gramos a la tercera. Los resultados revelaron que el impacto depende de la dosis y que los efectos en cada persona difieren sustancialmente.
Por un lado, el consumo de AX se asoció con una reducción de colesterol LDL (colesterol malo) y un aumento de los ácidos biliares. Sin embargo, algunos participantes observaron poco o ningún cambio en los niveles de colesterol.
En contraste, la LCI se asoció con una disminución modesta en los marcadores de inflamación y un aumento en la abundancia de Bifidobacterium, un tipo de microbio del intestino generalmente beneficioso conocido por producir ácidos grasos de cadena corta saludables.
Pero con la dosis más alta notaron un aumento en la inflamación, lo que sugiere que demasiada de esta fibra puede ser dañina.
"En general, nuestros hallazgos muestran que los beneficios de la fibra dependen del tipo, la dosis y el participante, un panorama de factores que resultan de las interacciones entre el alimento, el microbioma intestinal y el huésped", concluyó Snyder.
EL trabajo se publicó en la revista Cell Host & Microbe.
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