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ALEJANDRO WERNER

Diego Maradona, Luis Caputo, Lionel Messi y Javier Milei

Luis Caputo recibe un tratamiento durísimo de parte de Alejandro Werner, ex director del FMI, quien no lo consideraba capacitado para jefe del BCRA.

Luis Caputo, apodado ' Toto', es el potencial ministro de Economía de Javier Milei. De inmediato fue subido un video a redes sociales donde el actual Presidente electo, el 31/10/2018, cuando era panelista del programa televisivo 'Intratables', realizó una durísima crítica a Caputo, por entonces titular saliente del Banco Central: “Caputo se fumó US$ 15.000 millones de las reservas irresponsablemente y nos dejó este desastre de las Leliqs. Uno de los grandes desastres del Banco Central lo hizo Caputo en 2 o 3 meses”. O Milei dijo una mentira en aquella intervención o Milei se encuentra desesperado por colocar deuda pública que el ex/futuro funcionario le promete realizar. De lo contrario no se entiende.

Sin embargo, lo más interesante es una recopilación de fragmentos del libro 'La Argentina en el Fondo - La intimidad de la lucha con el FMI - 2012 a 2023', autoría de Alejandro Werner y Martín Kanenguiser.

Werner fue director para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), negociador directo con la Argentina -o sea con Caputo cuando fue presidente del Banco Central- en ocasión del enorme préstamo que le concedió el organismo multilateral en díar de Donald Trump y Mauricio Macri.

Kanenguiser es un periodista especializado en temas de economía.

Aquí van algunos recortes acerca de Caputo, aparente elegido de Milei, según Werner:

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'Toto' Caputo by Werner / Kanenguiser.

'Toto' Caputo by Werner / Kanenguiser.

¿Messi de las Finanzas?

"La designación de Caputo fue otro gran error de Macri. Dujovne tendría que haberlo evitado como ministro de Hacienda y responsable del nuevo programa, para hacerle entender al Presidente la necesidad de contar con un banquero central experto en política monetaria, macroeconomía y finanzas, virtudes que difícilmente un operador de mercados pudiera tener. Caputo no tenía ninguna de las cualidades que se requerían para el cargo y hasta resultaba ilógico e injusto para él convocarlo a implementar un plan negociado por su antecesor, en el que no creía.

Lagarde llamó a Dujovne para transmitirle el mismo mensaje, pero el ministro le aclaró que ya era una decisión tomada, así que esa noche, resignado, llamé a Caputo para felicitarlo.

A la mañana siguiente, hablé con él otra vez mientras miraba el debut del seleccionado de Uruguay contra Egipto en el Mundial de Fútbol de Rusia, que terminó 1 a 0 para el equipo sudamericano, y lo comentamos porque recordaba que a él le gustaba mucho el fútbol. En esa conversación me explicó que necesitaba cierto espacio para interactuar con los mercados en términos de intervención cambiaria y que su apodo era el "Messi de las finanzas", aunque sin duda ese año no fue bueno ni siquiera para el verdadero astro del fútbol argentino. Aun si aceptamos que fuera como este brillante futbolista (aunque en toda mi trayectoria de más de dos décadas ni siquiera había oído de él ni había escuchado que fuese como Gabriel Batistuta, menos Messi), es muy diferente ser jugador que referí.

El gol de Maradona

De hecho, ambos temas confluyeron, el fútbol y la política cambiaria, a raíz de la teoría divulgada por el exbanquero central británico, Mervyn King, cuando dio una conferencia y comparó el antológico segundo gol de Diego Maradona contra su país en el Mundial 86, que por suerte pude disfrutar en personas en el Estadio Azteca, con las expectativas inflacionarias y el uso de la intervención: "Su segundo gol fue un ejemplo del poder de las expectativas en la teoría moderna de tasas de interés. Maradona corrió cincuenta y cinco metros desde su propio campo chocando con cinco jugadores antes de colocar el balón en el arco inglés. Lo notable es que Maradona corrió prácticamente en línea recta. ¿Cómo puedes vencer a cinco jugadores corriendo en línea recta? La respuesta es que los defensores ingleses reaccionaron a lo que esperaban que hiciera Maradona, que era moverse hacia la izquierda o hacia la derecha. Pero Maradona pudo seguir en línea recta", indicó King, al dar a entender que la política monetaria funciona de manera similar y que los mercados reaccionan a partir de lo que se espera que haga un banco central.

En otras palabras, Caputo me explicó que si nosotros le dábamos algún margen de discrecionalidad a la estrategia del Central tal vez la historia podría cambiar. Esto se debía a que si el mercado sabía que su capacidad de acción era mayor para quitarle volatilidad al tipo de cambio, los operadores no generarían fuertes oscilaciones porque entenderían que el Central los podía neutralizar. Así, como Maradona, el Central no tenía que intervenir y podía continuar en una línea recta, mientras los inversores se tranquilizaban ante la importante capacidad de acción de la autoridad monetaria. Por supuesto que la efectividad de este juego dependía de la cantidad de las reservas internacionales y de no agregarle defensores -o sea, pesos al mercado- cada vez que Maradona eludía a un inglés. Si se contaba con una gran cantidad de reservas y no se emitían pesos en forma exagerada, la estrategia funcionaría. Pero si los dólares eran escasos y los pesos se multiplicaban, el jugador no podría llegar al área rival. Es decir, el Central se quedaría sin aire a mitad de camino y eso le facilitaría el trabajo a quienes especularon con una mayor devaluación.

Por ese motivo insistí en que el ancla debía ser una política monetaria previsible porque, si ocurría lo contrario, podría provocar preocupación en el público, que se traduciría en una salida de depósitos.

De modo tal que podía ser correcto que el Central interviniera en forma sorpresiva una o dos veces, según lo observábamos en la experiencia internacional, pero no que la sorpresa se transformara en una regla permanente. En ese caso el mercado presionaría al Banco Central ahasta llevarlo más allá de sus límites.

Pero el mensaje de Caputo era otro. De algún modo nos decía: “Yo hago lo que ustedes me digan en política monetaria porque no me importa y ustedes me dan los dólares así puedo intervenir”.

Argentina en el Fondo 1.pdf

Operador de mercado

Los argumentos que nos daba para explicar que aquellas medidas que habían funcionado en otros países no podían aplicarse con éxito en la Argentina porque el país es diferente al resto no eran convincentes. Con énfasis, expliqué que operamos con programas en países muy distintos entre sí y que no había un ”traje a medida” de cada gobierno. Por supuesto que hubo otros países en los que, con programas importantes, registraron una alta volatilidad cambiaria y crisis políticas con rumores de renuncias de ministros o de presidentes, pero cuando estaban convencidos de lo que estaban haciendo, superaron con éxito esos percances. Por ejemplo, México, después del Efecto Tequila, sufrió una depreciación del 100% del peso, y cuando Trump mencionó que abandonaría el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, una superior al 50%. La convicción de su Banco Central de mantener la flotación y endurecer la política monetaria, con cierta intervención cambiaria, sirvió para restablecer el funcionamiento del mercado de divisas.

Y luego quise ser más claro con él: “Acá vendemos helado de chocolate, vainilla y frutilla; si vos querés de sambayón, probablemente tengas que ir a otro lado”.

Además de la efectividad o no de esta intervención discrecional en el mercado cambiario, había otra cuestión clave: no podíamos tolerar prácticas poco transparentes que pudieran dar lugar a actos de corrupción si un funcionario decidía él solo, muchas veces después de comunicaciones privadas con participantes del mercado, sin un comité o una regla, cuándo intervenir y cuándo no. Por este motivo era importante que las intervenciones se realizaran por medio de subastas abiertas en el mercado y no con un único participante del mercado. Sin embargo, Caputo creía que podía participar en estas operaciones como un banco más, con los recursos del Central. Sentía que con su experiencia de operador de mercado podía jugar con ese conocimiento que tenían los inversores, pero nunca nos brindó una explicación convincente sobre cómo aplicarlo desde el Banco Central.

El helicóptero de Macri

Además, creo que el presidente de un Banco Central debe ser una persona tranquila, que le transmita seguridad técnica al Presidente de su país de que puede transitar momentos de dificultades sin tantos sobresaltos y que hay mecanismos de corrección para superar las crisis.

Es clave, entonces, que el banquero central comunique bien para apaciguar también a la sociedad, a los agentes del mercado, que brinde certidumbre y crea en los instrumentos de política monetaria. Pero con él ocurría lo contrario; nunca se comunicó en forma eficiente con la sociiedad para explicar su misión y, en su interacción con Macri, se ponía nervioso y le transmitía esa sensación. Es clave, entonces, que el banquero central comunique bien para apaciguar también a la sociedad, a los agentes del mercado, que brinde certidumbre y crea en los instrumentos de política monetaria. Pero con él ocurría lo contrario; nunca se comunicó en forma eficiente con la sociiedad para explicar su misión y, en su interacción con Macri, se ponía nervioso y le transmitía esa sensación.

Ese día yo había pedido vacaciones porque tenía que llevar a mi hijo de quince años a jugar un torneo de fútbol a West Virginia, que está a seis horas en auto de Washington D.C. Así que una vez que finalizó el partido de Uruguay nos subimos al coche y durante todo el trayecto hablamos por teléfono, con el sistema de manos libres, con Caputo, Cañonero, Sigal, Lipton y Cardarelli, mientras mi hijo hacía de asistente mandando mails y mensajes que yo le dictaba y me leía los que recibía.

Aun para un “chavo” de quince años era muy nítida la diferencia entre los argumentos que formulaba Lipton –planteados con rigor analítico, perfecta sintaxis y en algunos momentos, buen humor– frente al análisis simple y voluntarista de Caputo. Fue una lección de política económica que, sin entender mucho, mi hijo disfrutó.

Luego hicimos una parada para almorzar y ver el partido Portugal-España, que terminó empatado 3 a 3 con tres goles de Cristiano Ronaldo. Ese viernes a la noche Caputo nos dijo que viajaría a Washington para negociar con nosotros, así que empecé a hacer planes para volverme a primera hora del día siguiente a la ciudad. Pero, tal como ocurriría en otras ocasiones, nunca vino, porque siempre prefirió las llamadas y las solicitudes de “vida o muerte” , que en más de una ocasión terminaban con una velada amenaza: “Si no aceptan esto el viernes Macri se va en el helicóptero” , en alusión al anticipado final del mandato del presidente de la Rúa en 2001.

Ese fin de semana pude ver un poco de los partidos de mi hijo, sufrir con el empate de Argentina con Islandia y alegrarnos con el 1 a 0 de México a Alemania.

Lagarde se plantó

El 18 de junio el Tesoro colocó dos bonos por USD 4.700 millones para comenzar el rescate de Lebac, a través de bonos duales, que a su vencimiento se pagan de la manera más conveniente para el inversor, en pesos ajustables o en dólares.

Una y otra vez volvíamos al mismo punto de discusión cuando nos decían que faltaban dólares. Nuestra respuesta era que sobraban pesos y estabilizar la demanda por pesos, tanto en el presente como en el futuro.

De todos modos, acordamos que hubiera cierto margen de intervención durante los primeros meses, con un tope claro. Dentro de ese margen, el Central podría intervenir en forma discrecional a través de subastas.

Claro que esa discusión no se saldó rápido, Macri y Caputo conversaron con Lagarde para avanzar, pero ella no cedió ningún espacio en esta llamada. Caputo ya sabía lo que le diría Lagarde: no iba a contradecir al staff, pero él trató, en esta ocasión, de usar el poder del Presidente para forzar una decisión. Además de no tener éxito en esta gestión, mandó una muy mala señal porque en pocos días era la reunión del Directorio y había países que se preguntaban por qué el país, aún antes de la aprobación del programa, quería modificar las metas que había acordado hace tan poco tiempo."

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