La pelea contra la inflación volvió a mostrar signos de resistencia en noviembre. Tras el 2,3% que el INdEC registró en octubre, las consultoras ya advertían que el mes siguiente no traería alivio y que la dinámica de precios seguiría anclada en un piso duro de quebrar. El informe de Libertad y Progreso terminó de confirmarlo, noviembre cerró otra vez con 2,3% mensual, un nivel que consolida la interrupción del sendero descendente iniciado a comienzos de año y que deja a la inflación anual en 31,2%, mientras el acumulado llega a 27,7%.
La protagonista del mes volvió a ser la carne. El rubro se movió con una fuerza que superó incluso los patrones estacionales habituales y reconfiguró la dinámica de alimentos, que escalaron 2,6% según estimaciones privadas. Esa suba, combinada con la ponderación del rubro dentro del IPC, impidió que el índice general retomara el proceso de enfriamiento que había marcado la segunda parte del año.
La baja del 12% en verduras ayudó a contener el impacto, igual que las promociones extendidas del Cyber Monday y el Black Friday, que funcionaron como un freno parcial en sectores comerciales golpeados por un consumo que aún no repunta.
Las proyecciones de las consultoras convergieron en el mismo diagnóstico. C&T trabajó con un escenario de 2,4%, mientras Analytica ubicó el mes en 2,3%, con frutas y carnes liderando los aumentos.
EcoGo se movió cerca del extremo superior del rango previo con 2,5%, aunque también destacó que las verduras y algunas categorías de alimentos suavizaron la presión inicial.
Tarifas y un cierre más firme
Libertad y Progreso detalla una dinámica interna marcada por un comienzo de mes más intenso de lo deseado. La primera semana mostró una variación del 1%, explicada por ajustes en servicios regulados: prepagas con incrementos superiores al 2% y transporte con una corrección superior al 4%.
El frente cambiario, por primera vez en varios meses, aportó estabilidad. El promedio del tipo de cambio financiero retrocedió 1,5% frente a octubre, un movimiento que en condiciones normales debería haber facilitado un menor traslado a precios.
Sin embargo, los rezagos del salto previo a las elecciones continuaron filtrándose sobre bienes regulados e importados, amortiguando el beneficio de un dólar más calmo.
La lectura de los economistas de LyP
Iván Cachanosky considera que noviembre se movió en línea con lo esperado y que todavía persisten los ecos de la incertidumbre electoral.
Clara Alesina identifica anclas importantes en la estabilidad de la base monetaria y en la corrección de los precios mayoristas, en especial los importados, que retrocedieron 1,4% en octubre. Esa dinámica reduce el pass-through del salto cambiario anterior. Aun así, reconoce que diciembre es un mes atravesado por tensiones propias de la temporada: más consumo, utilización del aguinaldo, demanda de pesos y demanda de dólares conviven en un equilibrio delicado.
Julián Orué subraya que la inflación parece haberse estabilizado cerca del 2% mensual. Los alimentos, con subas que oscilaron entre el 3% y casi el 5% en algunos casos, continúan siendo el principal impulsor. Si la política monetaria mantiene su orientación, estima que el IPC debería retomar el descenso en los próximos meses.
Tomás Amerio coincide en que los rubros que más empujaron en noviembre fueron alimentos, transporte y comunicaciones. A su vez, observa que la influencia del pass-through cambiario viene perdiendo intensidad, una señal que podría favorecer a la inflación de diciembre y enero si las condiciones macro acompañan.
¿Cuándo podría romperse el piso del 2%?
Las estimaciones del mercado apuntan a que ese quiebre llegará recién después del verano. El Relevamiento de Expectativas de Mercado del Banco Central proyecta registros en torno al 2% tanto para noviembre como para diciembre y anticipa una desaceleración más firme desde comienzos de 2026, con un posible piso cercano a 1,6% en abril.
Los analistas destacan que diciembre y enero suelen presentar una estacionalidad compleja: aumentan los alimentos frescos, se reacomodan consumos propios de las vacaciones, aparecen ajustes en servicios y se mueve con más fuerza el mercado cambiario. En ese marco, la inflación núcleo funcionará como un termómetro decisivo del arranque del nuevo año.
Libertad y Progreso remarca que la estabilidad cambiaria, la corrección del mayorista y la mayor calma post electoral podrían ayudar a retomar el proceso desinflacionario. La carne, sin embargo, volvió a demostrar que puede alterar el tablero entero.
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