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COVID-19

Las vacunas a base de proteínas podrían ser el punto final de la pandemia

Se avecinan nuevas vacunas a base de proteínas, como la de Novavax y Clover. Aunque el desarrollo es más lento, no generan efectos adversos.

Se debe a que, a diferencia de las tecnologías relativamente nuevas en las que se basan las inyecciones de Pfizer, AstraZeneca, Sputnik, Sinopharm y Moderna (entre otras), las vacunas a base de proteínas se han utilizado durante décadas para proteger a las personas de la hepatitis, el herpes zóster y otras infecciones virales.

Estas inyecciones administran proteínas, junto con adyuvantes que estimulan la inmunidad, directamente a las células de una persona, en lugar de un fragmento de código genético que las células deben leer para sintetizar las proteínas mismas.

Aunque las vacunas de proteínas aún no se utilizan ampliamente para COVID-19, los datos de ensayos clínicos hasta ahora parecen prometedores, ya que demuestran una protección sólida con menos efectos adversos.

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Ninguna de las 50 vacunas COVID-19 basadas en proteínas que se encuentran actualmente en pruebas clínicas en todo el mundo han provocado efectos adversos importantes.

Ninguna de las 50 vacunas COVID-19 basadas en proteínas que se encuentran actualmente en pruebas clínicas en todo el mundo han provocado efectos adversos importantes.

Vacunas a base de proteínas en carrera

Después de meses de contratiempos en el control de calidad y retrasos en la fabricación, los ejecutivos de la firma de biotecnología Novavax en Gaithersburg, Maryland (USA), dicen que están listos para presentar la solicitud de su vacuna a base de proteínas a la FDA antes de fin de año.

Los ensayos de Novavax demostraron que ofrece más del 90% de protección contra el COVID-19 sintomático en un estudio de 30.000 personas completado a principios de año, antes de que llegara la variante Delta.

El 1º de noviembre Indonesia otorgó a la vacuna de Novavax su primera autorización de emergencia, y ya se han realizado presentaciones regulatorias ante agencias gubernamentales en Australia, Canadá, Reino Unido, la Unión Europea y otros lugares.

Clover, otro fabricante chino en carrera, informó resultados de eficacia del 67% para COVID-19 sintomático de cualquier gravedad, pero ese número probablemente se desinfló, porque la vacuna se probó en poblaciones que luchan con cepas más virulentas de SARS-CoV-2, incluidas las variantes Delta y Mu.

Tanto Novavax como Clover provocaron niveles de anticuerpos similares a los inducidos por inyecciones de ARNm y de vectores virales.

Si se les da el visto bueno, estas vacunas podrían terminar con el rechazo hacia la inmunización de parte de personas que temen los efectos adversos y son escépticos a la rapidez con la que se fabricaron el resto de vacunas.

Además, podrían aumentar el suministro a países con bajo acceso. Hasta ahora, menos del 6% de las personas en países de bajos ingresos se han vacunado contra la COVID-19.

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Los ensayos de Novavax demostraron que ofrece más del 90% de protección contra el COVID-19 sintomático en un estudio de 30.000 personas.

Los ensayos de Novavax demostraron que ofrece más del 90% de protección contra el COVID-19 sintomático en un estudio de 30.000 personas.

Beneficios y desventajas de las vacunas a base de proteínas

Ninguna de las 50 vacunas COVID-19 basadas en proteínas que se encuentran actualmente en pruebas clínicas en todo el mundo han provocado efectos adversos importantes, ni siquiera dolores de cabeza, fiebre, náuseas ni escalofríos.

Además de no provocar efectos adversos, las vacunas a base de proteínas tienen protocolos de producción económicos y numerosas ventajas logísticas, como su estabilidad en un amplio rango de temperaturas.

No obstante, los científicos sabían que su desarrollo iba a ser más lento en comparación al resto de tecnologías.

Las empresas saben cómo fabricar trozos de proteína purificada a escala, utilizando células modificadas genéticamente de mamíferos, insectos o microbios, pero el proceso implica muchos pasos, cada uno de los cuales debe optimizarse para producir una proteína específica.

La mayoría de las vacunas a base de proteínas que se están probando actualmente se han elaborado en torno a alguna versión de la proteína de pico del coronavirus SARS-CoV-2, que ayuda al virus a entrar en las células.

Aparte de los retrasos esperados, los fabricantes de vacunas cometieron algunos errores evitables. Cuando los gigantes farmacéuticos Sanofi y GlaxoSmithKline (GSK) se unieron en un proyecto de vacuna de proteínas, por ejemplo, se esperaba que el desarrollo clínico avanzara con gran rapidez.

Pero las empresas inicialmente se basaron en reactivos defectuosos para caracterizar su producto, lo que resultó en un error de cálculo de dosificación y alrededor de cinco meses.

Su inyección a base de proteínas se encuentra ahora en un ensayo de fase III que comenzó a fines de mayo y que involucra a miles de participantes en África, Asia y América Latina.

La tecnología de vacunas a base de proteínas ya está probada y es confiable. Los estudios han demostrado que una estrategia de combinación, en la que se administra una vacuna diferente después de la primera, potencia la protección contra la enfermedad.

Por esto, una vez autorizadas, se espera que las inyecciones de proteínas se conviertan en las dosis de refuerzo de varios países y que aborden rápidamente la escasez de suministro en países de bajos ingresos.

Novavax y Clover se han comprometido a donar cientos de millones de dosis de sus inyecciones el próximo año a COVAX, una iniciativa diseñada para distribuir vacunas en todo el mundo.

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Al igual que Novavax, la vacuna china de Clover no informó efectos adversos significativos. Los resultados de eficacia dieron con un 67% para COVID-19 sintomático y frente a las variantes más trasmisibles.

Al igual que Novavax, la vacuna china de Clover no informó efectos adversos significativos. Los resultados de eficacia dieron con un 67% para COVID-19 sintomático y frente a las variantes más trasmisibles.

Fuente: Nature

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