Según un nuevo estudio, las personas genéticamente en mayor riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) pueden reducirlo hasta en un 43% adoptando hábitos saludables tales como: dejar de fumar, comer mejor, hacer actividad, perder peso, controlar la presión arterial, controlar el colesterol y reducir el azúcar en sangre.
"Confirmamos que la modificación de los factores de riesgo del estilo de vida, como el control de la presión arterial, puede compensar un riesgo genético de ACV”, dijo Myriam Fornage, autora principal y profesora en el Instituto de Medicina Molecular de UTHealth Houston, Estados Unidos.
El ACV es una de las principales causas de discapacidad grave a largo plazo y reduce la movilidad en más de la mitad de los sobrevivientes de 65 años o más, aunque también ocurre en jóvenes. De hecho, el 38% de los estadounidenses hospitalizados por esta causa en 2014 tenían menos de 65 años.
Entre los participantes del estudio, aquellos con una baja adherencia a los siete hábitos saludables sufrieron la mayoría de los ACV (56,8%), mientras que las personas con alta adherencia fueron la minoría (6,2%).
Independientemente del nivel de riesgo genético, aquellos que tenían una salud cardiovascular óptima redujeron ese riesgo entre un 30% y un 45%, lo que sumó casi seis años más de vida libre de ACV.
El equipo de investigadores utilizó la la reconocida métrica denominada “Life's Simple 7” elaborada por la American Heart Association con el fin identificar los comportamientos y factores de salud específicos que impulsan un estado óptimo del corazón y el cerebro.
Al momento de realizar el análisis, los hábitos aún eran siete. Sin embargo, a fines de junio, la Asociación decidió incluir al sueño como un octavo ítem, pasándose a llamar “Life's Essential 8”.
“La nueva métrica de la duración del sueño refleja los últimos hallazgos de investigación: el sueño afecta la salud en general, y las personas que tienen patrones de sueño más saludables manejan factores como el peso, la presión arterial o el riesgo de diabetes tipo 2 de manera más efectiva”, dijo Donald Lloyd-Jones, presidente de la asociación al comunicar el cambio.
Según Fornage, los nuevos hallazgos se pueden usar “para determinar quién tiene un mayor riesgo y alentarlos a adoptar un estilo de vida cardiovascular saludable, para reducir ese riesgo y vivir una vida más larga y saludable".
El estudio se publicó hoy (20 de julio) en el Journal of the American Heart Association.
Hábitos saludables para el corazón
La American Heart Association define que un estado óptimo del corazón está dado por ocho hábitos del estilo de vida:
- Dieta: alto consumo de frutas, verduras, nueces y legumbres, granos integrales, productos lácteos bajos en grasa y bajo consumo de sodio, carnes rojas y procesadas y bebidas azucaradas.
- Actividad física: 150 minutos de actividad física moderada o más por semana, o 75 minutos por semana de actividad física de intensidad vigorosa para adultos.
- Exposición a la nicotina: incluye cigarrillos electrónicos, dispositivos de vapeo y la exposición al humo de segunda mano.
- Sueño: el tiempo ideal es de 7 a 9 horas diarias para adultos.
- Índice de masa corporal: aunque es una métrica imperfecta, el IMC de 18,5 a 24,9 se asocia con los niveles más altos de salud cardiovascular.
- Colesterol: se comenzó a usar el colesterol no HDL como el número preferido para monitorear, en lugar del colesterol total.
- Azúcar en sangre: esta métrica se amplía para incluir la opción de hemoglobina A1c o niveles de glucosa en sangre para personas con o sin diabetes tipo 1 o tipo 2 o prediabetes.
- Presión arterial: los niveles inferiores a 120/80 mm Hg son óptimos, y la hipertensión es definida como presión sistólica de 130-139 mm Hg y diastólica de 80-89 mm Hg.
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