La segunda parte de Wicked llega con un ruido enorme y una presión que cualquier musical soñaría tener, sobre todo ahora que Ariana Grande vuelve a escena y ya se empiezan a ver las primeras grietas entre críticos y el público. Y mientras la conversación se recalienta antes del estreno, queda por ver si esta secuela cumple lo que promete.
¿FRACASO O FIESTA?
'Wicked: Por Siempre' no convence a la crítica, pero el público ya se volvió loco
Hay lío con "Wicked 2": la crítica duda pero para el público la rompe, sobre todo Ariana Grande y Cynthia Erivo. ¿Qué pasó que la secuela los dividió a todos?
El divorcio entre críticos y público: dos películas, dos lecturas
Lo más curioso del debate alrededor de Wicked: Por Siempre, la continuación de Wicked (estrenada en 2024), es que la crítica parece haberse puesto de acuerdo en algo que ya se venía rumoreando desde que Universal confirmó que la historia iba en dos partes: "No justificaba dos películas".
Esa frase, que se repite en AwardsWatch, Awards Radar y Blu-ray.com, parece sintetizar el malestar de quienes sienten que Jon M. Chu estiró un relato que en realidad pedía un solo envión. Y sí, es cierto que el segundo acto del musical nunca fue el más fuerte y que el cine no siempre se banca el estiramiento que el teatro tolera sin problemas.
Pero tampoco hay que hacerse los distraídos: el estándar que dejó la primera película fue tan alto que, a esta altura, cualquier comparación roza lo injusto. Wicked fue la gran anomalía del Hollywood reciente, un tanque sin franquicia que dejó chiquitos a varios universos cinematográficos cansados, con un 92% de aprobación crítica y un 99% en el público según Rotten Tomatoes. Entonces, cuando la secuela cae a un 74% en el mismo sitio, algunos ya lo leen como tropiezo, incluso si el resultado sigue entrando en lo "fresco".
La crítica cuestiona que Wicked: Por Siempre exista como segunda parte, señalando que el relato se estira más de lo necesario. Aun así, el público la celebra con entusiasmo y multiplica su expectativa.
Lo que pasa es que, del otro lado, el público está viviendo otra película emocional. Los seguidores que entraron a las funciones anticipadas terminaron conmovidos y diciendo que es una "obra maestra", según reseñas del Popcornmeter (donde escriben usuarios comunes y corrientes). Varios incluso subrayan que si te gusta el musical original, lo de Chu es una experiencia casi catártica.
A eso se suma que Fandango, el sitio web de venta de entradas más importante del mundo, anunció vía Deadline que Wicked: Por Siempre es el mayor éxito de preventa para una película ATP en su historia, superando a Frozen 2 y La bella y la bestia, con una proyección que ronda los 110 millones de dólares en su debut.
Y acá aparece la diferencia que Hollywood nunca termina de entender: los espectadores no entran a esta secuela buscando perfección, sino universo, continuidad, personajes, ese vínculo que no se mide desde lo técnico. Y el director, con todos sus excesos y decisiones discutibles, les entrega exactamente eso.
Glinda, Elphaba y el corazón que sostiene la historia
Si hay un punto donde críticos y público coinciden, es en que las actuaciones de Ariana Grande y Cynthia Erivo se cargan la película al hombro, incluso cuando el guion titubea o cuando la puesta se vuelve más grandilocuente de lo necesario.
The Hollywood Reporter lo resume con precisión al decir que Ariana Grande "la inunda con tanta emoción que humaniza y enriquece al personaje y, por extensión, a toda la película". Y tiene razón: Glinda, tan asociada a la caricatura de la rubia perfecta, acá se muestra dudosa, vulnerable y con una sensibilidad que no siempre se ve en las adaptaciones más clásicas del personaje.
Erivo, por su parte, vuelve a demostrar por qué su presencia escénica tiene un peso propio. Elphaba sostiene el costado dramático con una intensidad que solo ella podría construir, y eso se nota tanto en los momentos más íntimos como en aquellos que buscan la épica emocional.
Ariana Grande y Cynthia Erivo sostienen la película con actuaciones que elevan incluso sus momentos más flojos. Mientras la crítica discute la estructura y el ritmo, muchos espectadores valoran el cierre emocional del fenómeno.
Sin embargo, también hay voces críticas: CBR señala que falta química entre Erivo y Jonathan Bailey (Fiyero Tigelaar), y que algunos números musicales no tienen el mismo impacto que en la primera entrega. Otros, como The Wrap, directamente comparan la secuela con otras mitades fallidas del cine reciente y apuntan que la película queda corta respecto de las expectativas.
Aun así, la discusión de fondo no pasa tanto por las actuaciones, sino por la estructura. Muchos críticos, AwardsWatch insisten en que el film "no puede justificar su existencia como una pieza separada", mientras que desde Slant Magazine hablan de una película "estirada, sin aire y emocionalmente floja". El tema es que esa mirada contrasta fuerte con otra lectura igualmente válida: la que ve en Wicked: Por Siempre una conclusión emocionalmente satisfactoria, como plantea Awards Buzz, o una historia que "funciona en su propio registro", según Vulture.
Y, más allá de los matices, hay una verdad que incomoda a la crítica pero entusiasma al público: esta secuela lo que busca es cerrar un ciclo que se convirtió en fenómeno cultural. Chu nunca prometió otra revolución; prometió un final. Y eso entrega. No perfecto, no inapelable, pero sí sentido.
¿Alcanza? Claramente, para el público sí. ¿Molesta a la crítica? También. ¿Importa? Cuando Oz llama, la palabra de los críticos pasa a segundo plano.
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