La noche del jueves 1 de septiembre, el país entero se paralizó ante el intento de homicidio contra CFK. El hecho generó, salvo contadas excepciones, el repudio de toda la clase política y de los medios de comunicación y motivó, además, la convocatoria para una manifestación en la Plaza de Mayo, en la que el FdT se concentró junto a otros espacios.
Esta marcha significó no sólo el apoyo y acompañamiento para CFK tras el lamentable suceso, sino también marcó una refundación para el FdT, ya pensando en las elecciones para el 2023. En este nuevo comienzo, la militancia retornó a las bases y, entre otras consignas, condenó los "discursos de odio" y responsabilizó al Grupo Clarín y al canal LN+ por propagarlos.
Lo que ocurrió en la noche del jueves fue un punto de inflexión. Y es que más allá de su indudable relevancia como actor, CFK retomó la absoluta centralidad del escenario político nacional para volver a ser la dirigente más influyente.
Uno podría intuir que Sergio Massa, en sus nuevas funciones como Ministro de Economía, podría haber tomado cierto protagonismo y competir dentro del FdT con una mayor ventaja para lo que será la definición de listas para el 2023. Sin embargo, el intento de magnicidio que sufrió CFK vuelve a dejarla como la voz principal de coalición oficialista.
Y es en este marco que la militancia ha vuelto a sus bases. La Justicia (dado el último pedido de condena por parte de la fiscalía por la Causa Vialidad para la Vicepresidenta) y los medios de comunicación son los principales enemigos de la democracia.
Tras las noches de vigilia frente a la casa de Cristina Kirchner en Recoleta, donde el objetivo era el Poder Judicial, la marcha en Plaza de Mayo del viernes, sumado a lo dicho en redes sociales, apunta directamente a las voces opositoras en los medios. Eduardo Feinmann, Jonatan Viale, Alfredo Leuco, Jorge Lanata, entre otros, fueron los más mencionados.
Lo que resulta verdaderamente curioso es que desde el FdT parecen olvidar que tales "discursos de odio" no poseen un único color político, sino que son parte de un sistema desde hace décadas podrido en que la famosa grieta pasa a adoptar un carácter más propio de una guerra civil que un choque entre formas de pensar y hacer por el bien del país.
Y no es necesario remontarse a hechos lejanos: tan pronto como la semana pasada, la amenaza, tanto de militantes como funcionarios de la colación opositora clamaban a viva voz "si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar", debido a que su líder estaba siendo juzgada por sus presunta corrupción. Pero sin embargo, la desafortunada frase no parece catalogar como expresiones de odio.
Pase lo que pase con este hecho, el FdT ya eligió a sus culpables. Y el castigo que quieren aplicar sobre ellos es la censura. Teniendo en cuenta que la premisa que motivó la marcha en Plaza de Maya fue la defensa de la democracia, cabe preguntarse si sus mecanismos para hacerlo son los adecuados.
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