América TV encara el 2026 con una necesidad urgente: definir qué quiere hacer con su tarde mientras sostiene DDM como uno de sus pocos pilares estables. Y la confirmación de que el ciclo sigue, incluso con Mariana Fabbiani afuera en enero, abre una pregunta más grande sobre qué está buscando realmente un canal que vive reacomodándose sobre la marcha.
CRISIS, COMPETENCIA Y ESTRATEGIA
La jugada de América TV para blindar su tarde en pleno reacomodo interno
América TV apuesta a mantener a Mariana Fabbiani en 2026 mientras reordena su tarde en plena interna caliente. ¿Qué cambia y qué se juega realmente en la señal?
DDM como ancla estratégica: Por qué América TV protege su tarde
Cuando Leo Arias, desde su cuenta en X, confirmó que "el ciclo continuará en América TV en 2026", en el canal lo tomaron casi como un alivio estratégico, porque en un año repleto de discusiones por los costos, presiones políticas y un mapa accionarial que todavía no está del todo claro, tener una franja estable es casi un lujo.
Y más cuando la competencia, sobre todo LN+, que no descansa un segundo en su expansión, juega a todo o nada con paneles llenos de operadores, opinadores y exfuncionarios reciclados.
DDM, el programa conducido por Mariana Fabbiani, funciona porque encontró un punto medio que a América le sirve: no es puro chimento, no es puro panel político, no es un circo de pelea para la cámara y tampoco se queda en la tibieza, algo que hoy es prácticamente imposible en la televisión abierta.
Por eso, la mudanza de la conducción de enero a manos de Marina Calabró, tal como adelantó Arias cuando escribió "Conduce Marina Calabró, por las vacaciones de Mariana Fabbiani", es una prueba de cómo podría moverse el programa si el canal se anima a empujar un tono más frontal, más analítico y menos edulcorado, algo que varios directivos vienen impulsando desde que el rating de la tarde dejó de ser un terreno amable.
DDM sigue en América y la conducción de Marina Calabró en enero refuerza un perfil más político en la tarde. El canal apuesta a estabilidad en medio de tensiones internas y competencia feroz.
Además, Arias también confirmó en X que A la Tarde, el programa de Karina Mazzocco, seguirá en 2026, lo que muestra que América decidió no patear el tablero en la franja que todavía sostiene la estructura del día, incluso en un año donde se habló de todo: deudas, auditores nuevos, productores que migran, figuras que se ofrecen de un canal a otro y el eterno fantasma del "reordenamiento editorial".
Incluso en conversaciones off the record, productores del canal admiten que "la tarde no se toca porque sin tarde no hay noche", una frase que resume exactamente lo que están discutiendo hoy los dueños y los programadores.
Programas en pausa y una competencia que no espera
Mientras tanto, el programa de Mauro Szeta sigue en stand-by. Arias lo dijo así: "el programa de Mauro Szeta aún sigue en espera", y esa espera es política y económica más que técnica. La señal viene probando cómo reorganizar la tarde sin romper lo que funciona, y un ciclo policial no termina de encajar en el clima que América quiere reforzar: más análisis, más discusión y más política blanda, un terreno donde sienten que pueden competir mejor contra LN+, Crónica y hasta el renovado C5N.
En el canal explican que el proyecto no está caído, solo que no encuentran dónde meterlo sin fracturar la lógica de una franja que ahora quieren cada vez más orientada a la opinión y menos al caso policial.
Y, detrás de esa indecisión, late otra verdad: América TV sigue definiendo qué tipo de canal quiere ser, un proceso que incluye conversaciones con nuevos socios, negociaciones tensas por la línea editorial y, por supuesto, la pelea por sumar nombres fuertes, como ocurrió con la posible llegada de Beto Casella, adelantada por Ángel de Brito en LAM y replicada por casi todos los portales (incluyendo Urgente24).
El programa de Szeta permanece en pausa porque América busca coherencia editorial en plena reconfiguración interna. La señal intenta sostener identidad y no ceder terreno frente al avance de LN+.
Todo este reacomodo tiene una razón que nadie dice en voz alta pero que pesa como una losa: América no puede perder un centímetro frente a LN+, una señal que convirtió las tardes en un espacio de batalla cultural donde los panelistas se cruzan con políticos como si estuvieran en campaña permanente.
La continuidad de DDM, entonces, no es un gesto únicamente hacia la historia del programa, es una jugada para conservar identidad en un ecosistema cada vez más agresivo, más partidizado y más competitivo.
Si América logra ordenar su propia interna, 2026 puede ser un año de reconstrucción; si no, la tarde será el único faro en medio de una tormenta que el canal ya conoce demasiado bien. Pero por ahora, y al menos en este punto, eligieron algo poco común en el mundo televisivo: no romper lo que funciona.
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