Pocos saben que el creador de la Mujer Maravilla terminó en la mira del FBI por un experimento publicitario que incluía un experimento para Gillette y un detector de mentiras. Lo más loco: su vínculo con DC y la promoción de su heroína quedó mezclado con la paranoia de la agencia, dejando archivos que todavía sorprenden.
¿UN LOCO O UN GENIO?
El FBI contra el creador de la Mujer Maravilla: Publicidad, mentiras y escándalo
Historia poco conocida del creador de la Mujer Maravilla: terminó investigado por el FBI por un experimento con un detector de mentiras para una publicidad.
El académico que quería medir emociones en la pantalla
William Moulton Marston no era un tipo común. Psicólogo, inventor y académico, pasó gran parte de su vida intentando que sus credenciales lo catapultaran a proyectos más grandes, después de fracasar en conseguir una cátedra fija en alguna universidad.
Entre sus experimentos más llamativos está su participación en la creación de uno de los cuatro tests que terminarían componiendo el detector de mentiras moderno, aunque él no haya inventado el polígrafo completo.
Su ingenio lo llevó a trabajar con estudios de cine en los años 20, usando su aparato para medir cómo reaccionaba la gente ante distintas escenas. A fines de los 30, en 1938, ideó un plan para la marca Gillette: demostrar que sus hojas de afeitar eran superiores usando su detector de mentiras.
La propuesta era sencilla (y rara): que los voluntarios se afeitaran con cuchillas Gillette y con otras genéricas, y que luego fueran interrogados mientras el detector medía la veracidad de sus respuestas.
El proyecto, según documentos del FBI, terminó siendo un fiasco: los resultados fueron parejos, y Marston propuso que un cómplice falsificara los datos para que todo diera a favor de Gillette. La oferta fue rechazada y el experimento quedó trunco, pero dejó un archivo oficial en manos del FBI, que lo marcaría como sospechoso, al menos en sus papeles..
El creador de la Mujer Maravilla en la mira del FBI
Lo que hace esta historia tan fascinante no es solo el experimento fallido, sino cómo reaccionó el FBI. Un informe de 1938 describe a Marston como un "fraude" y detalla su propuesta de manipular resultados para ganar 30.000 dólares, una suma importante para la época. John Edgar Hoover, o algún agente cercano, escribió a mano sobre el informe: "Siempre pensé que este tipo Marston era un fraude y esto lo confirma".
Pero la historia no terminó ahí: al comienzo de la Segunda Guerra Mundial (poco antes de que la Mujer Maravilla debutara en los cómics), Marston le escribió al Presidente entonces, Franklin D. Roosevelt, ofreciendo abrir un "buró de la verdad" usando su polígrafo. Otra anotación manuscrita del FBI lo calificó como "un chiflado".
Todo esto muestra que Marston era más un showman psicólogo que un espía, obsesionado con el detector de mentiras y con hacerse notar, y que la paranoia de Hoover y compañía era directamente proporcional a su creatividad.
La moraleja acá parece ser que, mientras Marston intentaba innovar y promocionarse, el FBI acumulaba archivos de manera casi absurda. Y en medio de todo esto, nació la Mujer Maravilla, una heroína que, aunque sin saberlo, cargó con la marca de un inventor que el gobierno veía como sospechoso y extravagante.
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